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Naruto se encontraba a la cima de una colina, viendo a los soldados entrenar en las faldas, haciendo movimientos básicos con la espada y fortaleciendo su cuerpo ante ataques directos. Todos ellos estaban sudorosos y jadeantes, buscando ser más fuerte y poderoso para proteger a su clan... o quizás eliminarlo.

Miró atentamente a la distancia y pudo identificar a un pequeño grupo escondido en los arbustos y detrás de los árboles lejanos al entrenamiento, dos mujeres y tres donceles miraban con recelo como los hombres sí podían entrenar, podía distinguir una expresión de enojo y decepción en todas ellas por reprimirse a evitar luchar.

Bien. Ya tenía nuevos sospechosos.

Desvió la mirada al cielo, le gustaba el colorido cielo azul arriba suyo, le recordaba a sus ojos, las pocas veces que podía disponer de un espejo. Vió una ave volando y suspiró feliz, también le gustaba su libertad. En ocasiones se preguntaba que hubiera pasado si jamás hubieran tomado el castillo en su niñez y su padre no hubiera muerto. Probablemente estaría en kimonos sostificados y pesados todo el día, teniendo que aprender buenos modales y quizás se hubiera enamorado de un samurai o un varón de la nobleza, aunque lo dudaba un poco. Nunca se había enamorado de nadie hasta que conoció a Sasuke.

La primera vez que lo vió, no le causó más que impacto, era un hombre bastante alto y apuesto, pero él no era de los donceles que se dejaban llevar por la apariencia. Luego de conocer que era el tío del niño que habían rescatado, se tranquilizó de que no fuera un enemigo, debía admitir que luchar contra gigantes era un sueño perdido para él. Habían visitado gigantes alrededor de todo el mundo y él cometió la estupidez de intentar luchar contra uno, más tuvo que ser salvado por Kelly, justo a tiempo.

Al paso de los días, le iba llamando demasiada la atención y pensó si la descripción que le había dado Shion concordaba con la apariencia. Se sintió feliz de que ese hombre tan imponente fuera su extremo del hilo rojo, eso solo aumentaba su atracción hacia él. Le conoció y definitivamente quedó prendado de él, se había dueñado de su corazón sin proponérselo y todos sus pensamientos iban dirigidos a él, aunque también se mantenía sólido en pensar en los peligros que le rodeaban ahora por estar en una guerra.

No era la primera vez que estaba en una guerra. Habían viajado a diferentes países y en la mayoría de ellas se necesitaba una batalla de los rebeldes contra el líder corrupto que se aprovechaba del pueblo. Muchos le agradecían por su valentía y coraje al animar a los rebeldes de proteger su hogar y sus familias. Estar indirectamente relacionado a la guerra le daba un poco de adrenalina, aunque deseaba que no le ocurriera nada. Kelly se haría cargo al respecto.

-Disculpe, me permitiría disponer un poco de su tiempo?- preguntó Juugo a su lado, a dos metros de distancia

-Claro! Puedes sentarte si quieres- se ofreció

-No, no, no. Sería una ofensa muy grande para usted y no pienso arrebatarle mucho tiempo-

-Por qué?-

-Porque el tema no es tan extendido- antes de que Naruto pudiera aclarar su pregunta, el pelinaranja siguió hablando -Es acerca de Kelly-

-Qué pasa con ella?- preguntó algo preocupado de que le haya pasado algo

-No es nada malo, solo deseo conocerla más, pero es más silenciosa que el caminar de una hormiga-

-Ja! Sí- sonrió por la actitud de su tía -Ella siempre ha sido así. Le cuesta fingir la voz de hombre todo el tiempo y la mayoría de las veces suele mantenerse callada-

-Tú la conoces desde siempre no?-

-Sí, he pasado casi toda mi vida junto a ella y puede decirse que la conozco mejor que nadie-

El amor de un doncelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora