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-Estás bien?-

Se limpió las gotas que amenazaban por nublar su vista, su manga quedó algo húmeda y su mirada se perdió en ningún punto. No deseaba mostrarse débil, pero aveces era imposible cuando el tema era delicado.

No pudo evitar aferrarse al cuerpo a su lado y sollozar un poco, dejándose llevar un poco por las emociones que presionaban su pecho con dureza. Sintió unas manos frotarle la espalda, transmitiendo un cariño que solo había sentido con ella y que desearía sentir más profundamente a manos de otra persona.

Kelly dejó que Naruto llorara sobre su hombro todo el tiempo que quisiera, comprendía el motivo de su llanto pero también comprendía el punto de vista de Sasuke. Ambos tenían razón y ninguno la tenía. Ambos eran los causantes y entendía que las parejas suelen tener problemas entre ellos. El matrimonio suele ser duro ya que aveces hay que sacrificar cosas de uno mismo para poder acoplarse al otro. Ella lo suele comparar con un arco. El arco compone de dos cosas, el cuerpo y la cuerda, ambos deben estirarse un poco para poder lanzar flechas. Si uno de los dos no cede, el arco no funcionará para su propósito.

Luego de incontables minutos del llanto del rubio y varios minutos más (o quizás horas) escuchando su versión de la historia, por fin Naruto había descargado todas sus emociones negativas y estaba más relajado. La castaña siguió con sus caricias en su espalda y cabello para que se tranquilizara y pensara mejor las cosas que tenía planeado hacer. El doncel pensó más detenidamente y comprendió que no había sido muy prudente de su parte mostrarse así de afectado por un tema que el otro no había logrado entender. Y lo entendía... O quiere entender...

-Y bien?- preguntó una vez que la castaña bajó del árbol donde había estado el rubio por las últimas tres horas

-Necesita un poco más de tiempo. Ten paciencia- dijo antes de querer retirarse, siendo detenido por el azabache

-Pero qué está pasando? Por qué se subió al árbol?- preguntó, no entendía porqué al siguiente día de su noche de bodas, el rubio se había mostrado molesto para luego instalarse de nuevo en lo alto de un árbol.

-Eso debe decírtelo él. Yo no tengo derecho a meterme en problemas matrimoniales- comentó con naturalidad antes de safarse de su agarre y alejarse.

Sasuke estaba confundido. Aún no entendía lo que estaba pasando o el porqué el rubio estaba tan alterado.

La noche anterior, fue el día más feliz de su vida...

El sol se había desvanecido detrás de las montañas y la oscuridad había caído sobre la tierra, permitiendo la vista de las estrellas lejanas en el firmamento. Una pequeña (o no tan pequeña) fiesta se celebraba bajo el claro cielo estrellado. El olor a fuego, leña, brisa nocturna, vino y sudores predominaban el clan donde se celebraba la unión del Laird Uchiha con su prometido. Rompiendo varios corazones por el matrimonio del más hermoso y sensual doncel, Naruto se encontraba en una de las mesas, platicando animadamente con Karin, una mujer pelirroja perteneciente al clan de los Okami, prácticamente una de las curanderas de ese clan.

-Qué tanto miran?- preguntó Obito cuando se acercó a ver a sus primos -Vaya... Par de enamorados-

-De eso estábamos hablando- comentó Itachi -Sasuke está impaciente de que sea más tarde para su noche-

-No estoy hablando de eso- dice Obito tomando otra copa -Parece que no es el único enamorado-

-No soy el único que está negando una debilidad- dice Sasuke entendiendo al instante

-Qué? De qué están hablando?- preguntó Itachi al darse cuenta de que ambos varones le miraban a él

-De tí, no es obvio?- dijo Obito

El amor de un doncelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora