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A la lejanía, Kelly miraba la escena y suavemente negó con la cabeza, aveces Naruto solía ser tan impulsivo...

No es que no le deseara su felicidad, sus experiencias le habían enseñado toda su vida que el hombre debe hacerlo todo por la mujer, no como una forma de sometimiento, sino de deber. Las mujeres y donceles son vulnerables cuando no tienen un verdadero hombre a su lado. Es cierto que podían aprender, pero el orgullo de los hombres (mejor conocido como honor) no les permitía que la mujer aprendieran a pelear.

Era como una guerra interminable sobre los deseos sobre la moral, deseando hacer lo correcto no porque sea correcto, sino porque así lo quieren. Y muchas veces, aunque el deseo está ligado con lo que es correcto, los hombres solían aprovecharse de la situación y hacer lo que les plazca, "solamente por ser el hombre".

Ella aprendió a las malas que no puedes confiar en el sistema del mundo, debes adaptarse a ella, pero creando tu propio mundo en él. Sabe con certeza que las mujeres no deben aprender a pelear, pero su situación lo orilló a hacerlo. Y no se trataba sobre la protección de Naruto, sino algo que iba más allá de su niñez y que vivió en toda su vida.

Una mujer o doncel no es débil cuando tiene a un varón a su lado, pero el varón se convertirá en su propia debilidad. El amor es hermoso, pero obtenerlo puede ser amargo como la medicina, o dulce como la miel. Ambas cosas conllevan a un sacrificio, antes de usar la medicina, debes estar herido, y antes de poder obtener la miel, debes enfrentarte a las peligrosas abejas. Debes sufrir para ser feliz, pero ella no deseaba sufrir más, estaba cansada de estar oprimida por la sociedad, estaba cansada de estar viva, estaba cansada de no poder dormir por sus acciones y decisiones pasadas que la culpaban de su estado mental, estaba cansada de todo.

Su sentido le advirtió de una presencia, más la tranquilidad y el aroma de la presencia le relajaron al reconocer de quién se trataba, aún sin mirarlo.

-Piensas seguir vigilandome o vienes a algo más?-

Juugo salió de los árboles, ligeramente impresionado ante las habilidades de la castaña, aunque su impresión se veía aún reflejado en su expresión por las incontables ocasiones en que la mujer frente a sus ojos era diferente a cualquier otra mujer que había conocido en su vida.

Cuando se reveló su identidad, estaba ligeramente humillado por haber sido derrotado anteriormente por una mujer y al mismo tiempo había humillado a su líder, derrotandole en una noble manera limpia y sencilla. Básicamente su clan había perdido honor al ser derrotada por una mujer tres veces, con dos de sus hombres, consigo mismo y con su líder.

Pero más que estar avergonzado o enojado, estaba impresionado y curioso ante el poder de esa mujer, la única mujer que luchaba y podía defenderse por si sola. El pensamiento sobre la posibilidad de que tuviera pareja se desvaneció tan rápido como apareció en su mente. Si tuviera pareja, tuviera un hogar, hijos y no estaría protegiendo a un doncel viajero, aunque la curiosidad de saber el porqué una mujer inglesa no poseía nada más que su armadura, espada, y la promesa de proteger un doncel con su vida. Qué secretos se aguardaban más allá de una simple máscara?

-En dónde aprendiste a pelear?- preguntó una vez que llegó a su lado, mirando que ella solo negaba con la cabeza, poco dispuesta a soltar información -Está bien...- pensó en una manera de saber algo acerca del escaso información que sabía sobre la mujer escondida tras una máscara -Puedo verte bajo la máscara de nuevo?-

Kelly miraba la escena delante suya, pensando atentamente en su pregunta, sin llegar a mirarle. Luego de varios minutos de silencio y siendo testigos sobre el largo beso que se daban los dos pajaritos delante suyo, la castaña dió media vuelta, haciendo una inclinación de cabeza para que la siguiera.

El amor de un doncelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora