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Sasuke soltó una maldición, respirando profundo para relajar sus alterados sentidos. Fuera de él, se encontraba calmado pero en su interior, estaba agotado. Sabía y entendía que Naruto era un espíritu joven y libre pero... maldición, no podía pensar en él?

Hace una semana, después del cumpleaños de Saki, recibieron la alegre noticia de que Naruto esperaba a su primogénito. Desde entonces, el rubio esperaba ansioso y liberaba su energía más que nunca, aunque a veces estaba pensando en prohibirle subir a los árboles.

Naruto bajó del árbol donde había estado la última hora al percibir a su esposo al pie de este. Se limitó a saludarlo y a recibir de nuevo otro sermón de su esposo de que no debía subir a los árboles ya que podía hacerle daño al niño.

-Cuando mi embarazo esté avanzado, ya no podré subir- comentó de nuevo como cada sermón -Quiero aprovechar un poco antes de tener que cansarme cada dos por tres-

-Pero entiende que me preocupa que puedas tener náuseas- comentó Sasuke de vuelta -No dudo que puedas subir y bajar los árboles pero no quiero que por un error sufras un acidente o algo así-

-No pasa nada- dice haciendo un gesto con la mano, despreocupado -Estoy consciente y sé que no tendré ningún accidente. Puedes estar tranquilo-

Sasuke miró angustiado a su doncel, y luego suspiró, no sabía que hacer para que dejara de subirse a los árboles, le provocaba un sentimiento de muerte e incertidumbre. Confiaba en el doncel y sus habilidades, pero era su primer embarazo y no estaba seguro de que no pasaría nada malo. De una cosa estaba seguro, si llegaba a prohibirselo, el doncel se enojaría con él y se subiría de nuevo al árbol, solo para quedarse por tiempo indefinido. Estaba planeando seriamente hacer una escalera...

-Kelly!- el rubio fue a abrazar a la castaña que lo esperaba con los brazos abiertos -Todo bien? Pudiste despedirte de tu familia?- preguntó curioso, las últimas semanas la castaña había estado ausente ya que deseaba visitar la tumba de sus familiares para ya no volver nunca más, una última despedida a aquellas personas que solo conoció de niña

-Sí, me siento mucho mejor- respondió con una sonrisa. Había pasado el último mes disfrutando de su tan ansiada venganza y venía más feliz que nunca, lastima que el cuerpo de Lady Kaguya no soportara más tortura o se hubiera quedado más tiempo -Por cierto, felicidades! Ya me contaron- se separó para verle el vientre todavía plano

-Gracias!- dijo con una sonrisa para después pasar al asombro -Oye, y tu casco?!- preguntó al verla con ropa ordinaria, y sin nada de representara señales de la soldado que fue durante años, a excepción de la cicatriz que poseía en su rostro contento. Era extraño verla con algo que no sea una armadura, desde que tenía memoria la recordaba con ella puesta.

-La dejé- respondió sencillo

-Por qué?- no pudo evitar preguntar

-Ya no la necesito- dijo, sin dar más explicación.

-Finalmente ha accedido?- preguntó Sasuke cuando notó la presencia de su comandante

-Sí, pero a cambio de seguir entrenando conmigo-

-Nunca dejara su lado guerrera, no?-

-Se rehúsa a depender completamente de un varón- comentó Juugo -Pero al menos ha accedido a casarse conmigo-

-Así que tendremos una celebración por las dos bodas?- preguntó Sasuke, recordando que su hermano planeaba tomar de esposa a esa extraña pelirroja multitalentos, que ha demostrado mucho interés en su esposo, llegando a aprender a defenderse. Itachi tendrá mucho que hacer con una mujer así.

-No, acordamos casarnos cuando tu primogénito nazca, así quedará librada de su juramento de protegerlo en todo momento, aunque seguirá siendo su tía regañona-

-Por cierto, qué son esos rumores de que estás subiendo a árboles estando embarazado?- preguntó seria la castaña, fulminando al rubio con la mirada

Naruto supo que valió...

FIN

El amor de un doncelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora