El Vuelo Del Fénix - Trilogía Fénix (#1) [+18]

CAPITULO 11

Capitulo 11

Siena

Toda la noche la pasé en vela pensando en lo bien que besa Tobie y lo sensual que sentían sus labios sobre los míos. Gracias que hoy es sábado y no hay plan para verlo.

Así que pasaré todo el fin de semana encerrada.

¿Qué es lo peor que puede pasar?

Que venga y vuelva a devorarte. Porque aunque digas que no, quieres que lo haga.

Oh, cállate, imbécil.

Tomo la almohada y me tapo la cara para dejar escapar un gran suspiro. Giro la cabeza para ver la cama vacia de Isa. Ahora mismo necesito a alguien para decírselo. Cuando llegué anoche me extrañe demasiado cuando entre y no la ví en la cama, pero me extrañe aún más cuando desperté esta mañana y aún estaba vacía.

Me levanto perezosamente para cepillarme, pero cuando voy a entrar a el baño comienzan a tocar la puerta. El corazón comienza a latirme con mucha fuerza y ya siento un nudo en la garganta.

– ¿Quién?.– grito desde mi lugar.

Si llegas a ser tú no te pienso abrir.

– ¿Cómo qué quién? Soy yo, Bestia.

Abro la puerta de golpe e Isa esta apoyada de la pared con un estilo poco Isa. El cabello lo tiene atado en una alta coleta, los zapatos en la mano, el lápiz de ojos todo corrido, sin labial, esta hecha un desastre por así decirlo.

– ¿Qué sucedió con la hermosa chica que salió de esta habitación anoche?.– bromeó y ella me enseña el dedo del corazón mientras cae en la cama. Cierro la puerta.

– Me quiero morir.– se queja y yo me echo a reír.

– ¿Qué pasó? ¿Por qué no viniste anoche?

– Tome demás con Rory y Nicolás... Ah y Brian.

– Estas pasando una mala ¿Verdad?

– Siiiiii.

– Bueno te dejo dormir.

– Si, después hablaremos sobre esa pelea.

– Esta bien.

– Anda a comprarme un café super recargado, Bestia.

– Okey, Bella.

Cuando te planteas algo casi nunca te sale como lo pensabas y mucho menos a mi que me planteé esta mañana no salir de la residencia por nada del mundo, pero por complacer a Isa y complacerme a mi estoy dirigiéndome a la cafetería de la esquina por dos cafés super recargados.

Empujo la puerta con fuerza porque pesa demás y cuando levanto la cabeza para ver el lugar todos allí tienen su mirada puesta en mi. Evitando sus miradas llego al mostrador no sin antes escuchar algunos comentarios sobre mi pelea de anoche. Llego a este para pedir mi orden.