El Vuelo Del Fénix - Trilogía Fénix (#1) [+18]

CAPITULO 36

Capitulo 36

Siena

Estoy muy nerviosa.

Los cuatro ya estamos camino a la casa de los hermanos y a decir verdad me muero de los nervios porque voy a conocer a sus padres, a mis suegros. Tengo que tragar en seco porque toda mi saliva a desaparecido. Han transcurrido como unas tres horas desde que salimos de Madison para adentrarnos en la autopista hasta nuestro destino que es Chicago.

Las manos me están sudando y me las estoy retorciendo en mi regazo cuando entramos en la ciudad. Tobie toma con una mano libre mis manos para apretarlas y hacer que lo vea que está mirandome con una sonrisa.

– Relajante, azucarilla. Le vas a encantar a mis padres y mi hermana menor de seguro te tomara para hacerte piojitos. Sino toma a Rory primero.– dice divertido mientras sigue mirando su camino. Me vuelvo a ese par que están más dormidos que nada.

– Cuéntame de ella, ya que nunca lo has hecho.– digo algo más relajada por el calor de la mano de Tobie sobre la mía.

– Bueno Taylor tiene seis años, es muy amable y cariñosa con todo el mundo. Se vive haciéndole piojitos a quien se deje y cuando estaba en la casa yo era su víctima. Siempre vivía o pintandome las uñas, o maquillandome o poniéndome broches en el cabello. Es una ternurita, pero no le des mucha vuelta porque después te terminaras estresando.

– Me fuera encantado estar allí para presenciar dichas cosas. De seguro te veías divino con pinta labios.– digo riéndome y él me mira con fastidio.

– Nunca más en mi vida repetiré eso.

– Never say never, Tobicito.

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Llegamos a la casa después de diez minutos y a decir verdad mis nervios aumentaron un treinta por cierto de los cincuenta que ya sentía, lo que significa que estoy muy nerviosa. Isa y Rory ya han despertado para bajar de la camioneta y yo no puedo hacerlo, me he quedado helada. Y no es por el frío. Tobie abre la puerta del copiloto para tenderme la mano y hacer que baje.

En eso la puerta delantera de la casa se abre de par en par para que una niña de cabello oscuro, mejillas ruborizadas y una gran sonrisa salga corriendo hacía donde esta Tobie.

– ¡Hermano!.– dice ella y él se vuelve con una gran sonrisa para tomarla entre sus brazos y abrazarla. Ambos a simple vista se ve que la pasan en grande.

– Ey, Ty ¿Cómo estás? ¿Cuidaste el fuerte mientras no estaba?

– Si, hermano. Lo he hecho... Más ahorita te llevo.– dice volviendo abrazar a Tobie.

– Vaya veo que por aquí nadie me ha extrañado.– dice Isa con tono molesto y la pequeña en vez de lanzarse a su hermana más bien le saca la lengua.– Uy, esos modales son increíbles.