El Vuelo Del Fénix - Trilogía Fénix (#1) [+18]

CAPITULO 20

Capitulo 20

Tobie

Después de un largo rato en el centro comercial buscando el regalo perfecto para Siena, ya que el domingo esta de cumpleaños lo he encontrado. Guardo la caja en mi mochila y me pongo en marcha a la casa de sus abuelos no sin antes pasar por una pequeña cafetería y pedir para llevar una bolsa de canolis. Llego a mi camioneta rápidamente para no mojarme con la lluvia que esta cayendo y la enciendo para irme.

Cuando llego la lluvia a sesado un poco así que no preocupo en caminar hasta la puerta. Me seco el cabello mojado y toco el timbre. Cuando se abre la puerta el señor Williams me recibe con una gran sonrisa y me hace pasar. Busco a Siena con la mirada por cada rincón, pero no la consigo y a la única que veo es a la señora Victoria salir de la cocina limpiandose las manos.

– ¡Tobie! Pensamos que no ibas a venir por la lluvia.

– La verdad me tomo ya en el camino... Oh esto es para ustedes.– digo tendiendole la bolsa de canolis.

– Oh, muchas gracias. No te fueras preocupado.

– Es un detalle.

– Bueno, pero dame esa mochila. Me imagino que te quedarás aquí hasta el domingo.– dice él tomando mi mochila y asiento.

– Si. Siena me ha dicho que ustedes me han invitado.

– La verdad es que ella nos pregunto si tu podías venir.– me revela Williams y yo abro los ojos como plato.

– ¡Williams! Ella dijo que no le dijéramos nada.– le reclama su mujer y él se echa a reír.

– ¿Pero que mal le hacemos diciéndole a este chico que Sisi quiso que el viniera y no nosotros?.– dice él poniendo la mano en mi espalda.

– Ya veras como se pondrá.- le advierte y él encoge los hombros.

– ¿Y...?

– Esta en el pórtico. Ha ido allí para llevar unas cajas.– me dice Victoria y yo asiento.

Salgo de la casa y hay si tengo que correr porque la lluvia esta fuerte. Cuando llego al pórtico la puerta esta entreabierta, me asomo por la abertura y Siena esta apoyada de una pared con los ojos cerrados y los brazos cruzados mientras escucha música. Entonces se acerca a una mesa para mirar unas pequeñas cajas de plástico y volver a retroceder poniendo las manos en la mesa y bajando la cabeza.

Entro a el pórtico y ella no escucha cuando me le estoy acercando poco a poco. Hussein levanta la cabeza y comienza a sacudir la cola. Le hago un gesto para que no haga ruido y sigo acercándome.

La abrazo por detrás y ella se tensa enseguida. Se vuelve y queda sorprendida para luego quitarse un audífono.

– ¿Desde cuando estas aquí?.– dice algo confundida.