Capítulo 10

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Las cosas estaban saliendo mejor de lo que Bell creía, al parecer Shakti junto a los demás aventureros habían sido enviados por Ouranos al Dungeon en busca de Loki y sus demás aventureros, preocupados por la desaparición de la diosa y por qué poco menos de la mitad de sus aventureros aun no aparecían de su expedición.

Después de unas cuantas explicaciones y que Loki junto a Hestia inventaran una excusa poco creíble, los aventureros de Ganesha se retiraron a informar a su dios.

Viendo que Loki y Hestia comenzaban a discutir por la pobre escusa que se les ocurrió, Bell se escabullo en dirección de la calle dédalo, tenía que verificar lo que le había dicho Alfia y ver si esa vieja elfa todavía estaba con vida.

Sin ser notado por Bell, Riveria vio esto y decidió seguirlo, inconscientemente y gracias a que ella no era un peligro para Bell, sus instintos no le advirtieron de su perseguidora.

Moviéndose entre las calles y laberintos que eran los callejones de la calle dédalo, Bell encontró la vieja choza que se encontraba en las memorias de Alfia, inconscientemente vio a dos niñas pequeñas de cabello blanco corretear cerca de ahí, ambas con ropas andrajosas y sucias.

Dicha ilusión se rompió cuando una vieja elfa abrió lentamente la puerta, sus ojos muertos obtuvieron rápidamente un nuevo brillo al ver al peliblanco, quien le daba una fría mirada.

¿?: Sabia que un día vendrías... (Hablo en un tono ronco, mientras se hacía a un lado, dejándole el paso libre a Bell para que entrase) Por favor, entra...

En total silencio, Bell entro a la vieja choza, siendo seguido por la anciana, la cual lentamente volvió a cerrar la puerta, bajo la vista de una curiosa Riveria, quien rápidamente rodeo la choza y se ocultó detrás de una de las ventanas, la cual, para su suerte estaba abierta.

¿?: Ella dijo que algún día vendrías por el... aunque pensé que sería en unos años más y que serias más joven... (Hablo en un tono bajo, mientras abría un armario, en el cual había un pasaje secreto)

En silencio, Bell siguió a la anciana por el pasadizo, recuerdos de Alfia recorrían la mente del peliblanco, tanto alegres como tristes y dolorosos.

Una vez llegaron al final del pasillo, se encontraron con lo que parecía ser un taller, en medio de este en lo que parecía ser una figura de greda, se encontraba un traje de cuero y escamas, completamente negro, con detalles en rojo y dorado.

¿?: Mi obra maestra, pensé que alguna de las niñas lo usara, pero ellas preferían vestidos de batalla antes que trajes... (Hablo en un tono melancólico, mientras se acercaba al traje, para seguidamente mirar a Bell) Te pareces mucho a Met...

Bell: No te atrevas a decir su nombre... (Hablo con enojo, mirando directamente a la anciana, quien solo bajo la mirada) Alfia me mostró todo, todo lo que les hiciste a ellas... (Hablo mirando con ira contenida a la anciana, la cual mantenía la mirada baja) Me tratas con familiaridad, pero se gracias a las memorias de Alfia que hay algo más detrás de esa actitud amable... (Hablo mientras miraba con asco a la elfa frente a él, la cual rápidamente levanto la mirada al borde de las lágrimas)

¿?: No tienes que recordarme lo que les hice, fui peor que los monstruos del Dungeon y ya recibí mi castigo al perderlas de esa manera... y te equivocas, no busco nada con esto, solo... quiero redimir lo que hice... (Hablo en un tono arrepentido, derramando unas cuantas lágrimas, aunque Bell no se tragó nada de lo que dijo)

Bell: ¿Qué tiene de especial este traje o lo que sea...? (Hablo en un tono serio, ignorando lo que antes había dicho la anciana)

Esta, viendo que no lograría convencer a Bell, solo desvió su mirada hacia el traje, el cual ya comenzaba a acumular polvo.

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