#6 Day off

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— ¿Qué quieres, Omega zoquete?

—¡Deja de decirme así maldito alfa mugroso!— Gruñí a la defensiva. —Encima que me preocupo por ti...—. Me crucé de brazos y me senté como un indio en la alfombra, justo delante del señor témpano de hielo (el apodo secreto).

—Estoy bien Wooyoung—. Las bolsas negras bajo sus ojos diciendo lo contrario.

—Deberías descansar, estuviste despierto toda la noche, ¿verdad?

—Eso no importa, debería trabajar. Soy el CEO y, por lo tanto, tengo mucho que hacer—. Un bostezo saliendo de sus finos labios.

—¡Ya sé! Mingi es tu subdirector, ¿No?—. El alfa asintió ante mi pregunta.

— Dale tu trabajo a él por hoy y descansa, luego podemos salir un rato juntos para despejarnos—. La verdad es que vi que Mingi también tenía cara de cansado esta mañana, pero me daba completamente igual. San puso una mueca de lo que parecía ser disgusto y se giró para seguir trabajando.

— Va San, Choi, Choi San, Alfa mugroso, tonto, témpano de hielo... por favor, Sannie—. Los hombros de San tensándose en ese instante y levantándose de la silla para ir hacia mi dirección, agarró mi mentón con fuerza e hizo que lo mirara a los ojos.

"¡Yah! ¡Deja de ser tan molesto omega de mierda, ojalá hubieras muerto tú y no tu madre, a ella por lo menos la podía joder a gusto! Pero a la muy puta le gustaba gritar, así que tuve que callar para siempre" Un escalofrío recorriéndome la espina dorsal al recordar las palabras de su padre, también los golpes que vinieron después de eso. ¿Acaso San me iba a tratar igual que él? Mis feromonas llenas de miedo empezaron a llenar la estancia. El pelinegro soltó mi mentón con rapidez y me miro, soltó un suspiro pesado y esta vez, puso su mano en mi esponjoso pelo.

— Perdón... ¿Si hago lo que dices te callaras?—. Lo pensé durante un momento para después asentir

— Pero no sé por cuanto tiempo puedo mantenerme en silencio—. Una sonrisa triunfante asomándose por mi rostro.

San fue a descansar por unas horas mientras yo preparaba un poco de Jajangmyeon, un plato sencillo pero muy rico. Pique las verduras y empecé a cortar la carne en cuadraditos uniformes, marine la carne y la puse sobre la plancha para empezar a hacerla. Puse los fideos a hervir para luego seguir mi trabajo con las verduras. Seguí mi receta al paso de la letra, aunque San tuviera a su propio chef, me gustaba hacerme mi propia comida, además de disfrutar mi gusto por la comida. Al rato, el olor a menta se fue haciendo más fuerte hasta llega a la estancia, San oliendo el rico aroma de la comida.

— ¿Te gusta el Jajangmyeon, San?—. El alfa asintió.

—¿Acaso lo hiciste tú?

—¡Especialmente para nosotros dos!—. Sonreí ampliamente. San se quedó estático en la puerta de la habitación, me acerqué a él para comprobar su estado, pero rápidamente se apartó.

Comimos tranquilamente mientras yo hablaba un poco y San se mantenía completamente en silencio, soltaba alguna frase o pregunta a la cual el alfa asentía o contestaba brevemente. Estaba feliz, por fin estaba consiguiendo avances, un poco de conversación y una comida conjunta siendo solo el principio de todo lo que nos deparaba.

— ¿Dónde quieres que vayamos después de comer?

— Realmente no importa, desde que estoy aquí no salí... ¿Estaría bien salir a dar un paseo? Necesito comprar ropa...—. Pregunté, San asintió en respuesta.

Cuando acabamos de comer recogimos todo el desorden y fuimos a prepararnos, yo simplemente me puse una sudadera que me iba grande, me la dio Misuk cuando llegue aquí y aún huele fuertemente a menta, así que deduzco que era de San. Unos pantalones de chándal que también me dio la mujer y mis zapatillas. Cuando salí vi a San todo vestido de negro, zapatos negros lustrados, pantalones formales y un gran abrigo negro que le llegaba por encima de las rodillas. Mis mejillas sintiéndose un poco calientes de repente.

— San, ¿Te gusta la chocomenta?—. El alfa se giró para verme.

—Es mi sabor de helado favorito, ¿Por qué?

— Como mi olor es chocolate con leche y el tuyo es menta, ¡Ahora tu sudadera huele a chocomenta!—. Sonreí tiernamente.

San mantuvo una expresión neutra en su rostro y fuimos hacia el coche, el trayecto fue tranquilo, cantaba algunas canciones de la radio mientras el otro se mantenía callado y concentrado en la carretera. Pronto llegamos a la zona comercial de la ciudad, San estaciono el coche y salimos de él.

— A que tienda quieres ir, Aquí tienen Gucci, Balenciaga, Versace...—. Lo corté rápidamente.

— No quiero ropa de marca San, algo sencillo como eso estará completamente bien—. Señale una pequeña tienda en la esquina de la calle que lucia muy simple, arrastre a San hacia allí.

Estuvimos un rato allí, yo con perchas de aquí para allá, probándome ropa y descartando otra. San solo se sentó en un pequeño taburete que la anciana que trabajaba allí le ofreció, siguiéndome con la mirada y a veces haciendo comentarios sobre como me quedaba la ropa, "Te queda bien", "Una talla más grande sería mejor", "Ese otro color combinaría mejor con tu tono de piel, pruébalo". Después de pagar por la ropa un comentario de la señora hizo que nos sorprendiéramos.

— Hacen una linda pareja, espero que sean felices por mucho—. San se tensó un poco, pero luego agradeció a la anciana y le sonrió amablemente, salimos de la tienda y caminamos un poco.

—No te hagas ilusiones, no quería ser maleducado frente a esa señora.

—¿Ilusiones? ¡Ja! Ya quisieras que me fijara mínimamente en ti—. San soltó una risa, lo cual me desconcertó.

Después de un rato de caminata, pasamos por enfrente de una tienda de animales y yo fui corriendo hacia el escaparate. Una gatita siamesa muy linda que jugaba con una pelota de ovillo rosa, los demás gatos tratando de quitárselo. La miré con detenimiento y traía un collarcito puesto, igual que los otros. Donde se podía leer "Byeol".

— San, ¿Nos la podemos llevar?—. Puse ojos de cachorito. —Siempre estás en tu oficina y esto solo, además si distraigo a Yeosang de su trabajo, me regañas, nos haría compañía—. El alfa me miro y luego miro a la gata, soltó un largo suspiro para luego entrar a la tienda mientras yo daba saltitos en señal de victoria.


𝗠𝗘𝗟𝗧𝗜𝗡𝗚 𝗢𝗙 𝗦𝗡𝗢𝗪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora