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Cuando termine mi celo, todo estaba muy raro en la casa, algunos de los omegas me miraban con recelo y los alfas como si me quisieran comer. Además de que San no volvió a casa hasta 3 días después de mi celo, no me dirigió la palabra en ningún momento, lo que me pareció extraño. Así que, harto de esta situación, fui a hablar con Yeosang para resolver mis dudas. Lo encontré en la planta baja poniendo bien unos cojines de los tantísimos sofás que hay en esta casa.

— Yeosang—. Lo llamé.

—Dime Woo—. Se acercó a mí con una sonrisa brillante.

—¿Podrías venir conmigo un momento? Me gustaría hablar contigo—. Él contestó que si y subimos a mi habitación. Cerré la puerta detrás de mí e hice que se sentara en el colchón para empezar con mis preguntas.

—Bien, ¿Me podrías explicar que cojones paso en mi celo? Todos los alfas me miran como si fuera una golosina, los omegas con asco y San no me quiere ni ver, dime por favor que no hice nada raro—. Su mirada se dirigió a la pared.

—Bien, te explicaré lo que yo sé. Te pasaste toda la mañana llamando a "Alfa" o sea al Señor Choi, algunos omegas encerraron a San en su despacho por precaución, al final tuvimos que abandonar la casa porque tu fuerte olor nos estaba mareando. Rato después fue Emily a llevarte supresores, pero al abrir la puerta encontró a San en tu habitación mientras llorabas y estabas sin camisa mientras que San estaba muy estresado—. Mi cara se desfiguró de mil maneras y sentí una vergüenza inexplicable.

—¿Qué paso con San?

—¿Acaso crees que lo sé? Yo solo sé lo que dijo Emily que vio, supongo que para saber el resto tendrás que hablar con el Señor Choi—. Habló serio.

—Pero si de normal no me mira imaginate ahora, ¡Dios, la Diosa Luna sin duda me odia!—. Dije lloriqueando.

—Wooyoung, lo que de veras te tendrías que preguntar es porque tu omega llamaba a Choi, podría simplemente llamar a un alfa cualquiera, pero ninguno de los que hay aquí reacciono, solo llamabas al Señor Choi y eso estaba muy claro—. Me quedé estático en mi lugar, pensativo, sin entender absolutamente nada.

— Será mejor que vaya a hablar con San—. Me levanté y busqué a San por toda la casa.

Al final, lo encontré en la cocina mientras comía un poco de lo que parecía ser Bulgogi, estaba de espaldas a mí, pero cuando puse un pie en la cocina se giró, mirándome con esos ojos profundos y afilados. Trago la comida que tenía en la boca, para dirigirse a mí.

—¿Qué quieres?—. Dijo cortante

—Quiero que me expliques qué paso durante mi celo, por favor—. Hizo una mueca de desagrado.

Me ignoró completamente y siguió comiendo, bufé en desespero. Choi San es el humano más desesperante, frío, cabezota e imbécil que he conocido. No entiendo la razón por la cual este ser humano ha decidido odiar a todo el mundo, pero realmente me saca de mis casillas.

—¡Escucha Choi Estúpido San, hazme el favor de dejar de ser tan imbécil y contestarme a la maldita pregunta!—. Mis colmillos se empezaban a asomar, no soy alfa, así que, por lo tanto, no lo voy a intimidar ni un poquitín, pero eso no evita que no me enfade con él.

—Cuida tu vocabulario, omega zoquete—. Dijo mientras se acercaba a mí con aura amenazante.

—Alfa estúpido, suerte que saliste Silveri porque si no, no serias nada. Alfa de mierda, normal que no tengas a ningún omega cerca con lo impertinente que eres—. Sus ojos oscurecieron en ira y los dos empezamos a gruñir fuertemente.

—Vaya, vaya, cuanta tensión. Apesta a Alfa furioso—. De repente, lo que parecía ser un omega embarazado apareció por la puerta de la cocina con Mingi detrás.

—¿Qué hacéis aquí?— Preguntó San mientras se alejaba de mí.

—Venimos a visitarte hombre, estás muy solito... Además, Mingi dice que conseguiste un omega y quería comprobarlo ya que, es impensable que tú realmente—. San cortó su frase rápidamente.

—No es mi omega.

—Pero vive aquí.

—Sí.

—Contigo.

—Sí.

—En esta misma casa.

—Sí

—Y te gusta

—Sí—. San pareció recalcular la pregunta. —Espera, ¿¡Qué?! Dios no, en mi vida me gustaría alguien como él—. Dijo casi con asco.

—¡Hey! Un respeto Alfa mugroso—. Hablé con enfado.

—Calmaos, por favor, no estresen a Yunho—. Dijo Mingi acariciando la pancita de su marido.

Misuk nos llevó a todos al salón, yo me senté al lado de Yunho y hablamos sobre su embarazo, como eran enlazarse y ese tipo de cosas. Yo estaba realmente interesado ya que, nunca pude vivir nada así, ni siquiera estuve cerca de tener una relación con nadie. Todos los alfas simplemente me miraban con deseo y no se interesaban de forma romántica en mí, algo que me decepcionaba de gran forma. Siempre me han dicho que los Dysania son especiales, y son conocidos por ser unas putas fantásticas, pero hace ya mucho que no se ven demasiados por el mundo. Más o menos como los Alfas Silveri, solo que de estos hay más, la mayoría de ellos son millonarios o nacieron en una cuna de oro. Lo que hace el poder de la naturaleza, ¿Verdad?

—YunYun, San y yo iremos a su biblioteca, necesitamos buscar algo. ¿Crees que podrás quedarte aquí con Woo solito?—. Un puchero formándose en sus labios.

—Claro que si, entre omegas nos ayudamos ¿Verdad Wooyoung?

—Obviamente, ves tranquilo Mingi... Espera ¿¡TIENES UNA BIBLIOTECA Y NO ME LO HAS DICHO?!— Miré a San acusatoriamente.

—No es mi culpa que seas un mentecato y no hayas explorado la casa o incluso preguntado.

—Dios eres realmente odioso, seguro que sigues siendo virgen.

—¿Quieres comprobar?— Una risa burlesca saliendo de sus labios.

Después de eso, San y Mingi se fueron por el pasillo. Estuvieron toda la noche metidos en esa habitación, yo me quedé con Yunho todo el tiempo, incluso dormimos juntos. A la mañana siguiente, Mingi salió de la biblioteca con una expresión indescriptible.

—¿Estás bien?—. Dije cuando lo vi salir.

—Sí, si, tranquilo Wooyoung. Nosotros nos vamos, muchas gracias por cuidar de Yunho—. Nos despedimos y un rato después San apareció por el salón. Se quedó mirándome fijamente con una expresión que no pude describir bien lo que era y se fue.


𝗠𝗘𝗟𝗧𝗜𝗡𝗚 𝗢𝗙 𝗦𝗡𝗢𝗪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora