EZRA SMITH
Su voz me dejó perplejo en mi sitio, estaba echado en mi cama mientras escuchaba música cuando vi la silueta de una persona afuera de mi puerta, como la luz de afuera está encendida la sombra de sus pies se vio reflejada, me saqué un audífono esperando que mi padre o Nathaniel diga algo pero solo estaba ahí y por un momento sentí miedo pero después de escuchar su voz lo único que puedo sentir en este momento es sorpresa, en un intento de retroceder un poco para levantarme apoyé mi mano en el borde de mi cama haciendo que me caiga de esta.
— ¿¡Ezra estás bien!? — Escuché su voz preocupada —
— Si solo... — Suspiré un poco, debo aprender a comportarme — Nada, ¿Qué haces aquí?.
No quiero abrir la puerta, no sé que trae entre manos Leah y a decir verdad desde la ultima vez que hemos hablado no puedo confiar en ella. No escuché respuesta, me imagino que estará tratando de buscar las palabras adecuadas para hablar, pero ya ni sé si esa es la imagen correcta de lo que está haciendo ahora mismo y no quiero arriesgarme a ser dañado otra vez, solo me acerqué a mi puerta y me apegué a ella tratando de escuchar algo pero no oí nada.
— Quiero hablar contigo — Suspira pesadamente — Entiendo que no quieras verme, me equivoqué en grande contigo y no debí atacarte con algo personal, perdón, sé que las palabras no sanan nada pero espero que sientas lo que te digo, ¿Es loco?, si, trato de ser sincera contigo y espero que sientas mi arrepentimiento pero sé que no puedo esperar algo bueno para mi después de lo que me pasó hoy para darme cuenta de que estaba equivocada... — Se detuvo a sí misma, la escuché sollozar y se me rompió el alma — No lo tomes como chantaje, juro que lo menos que quiero ahora es mentirte, perdón y espero me perdones... Sé que no te merezco, soy un desastre en este momento y parezco una niña inmadura pero estás en tu derecho de no querer verme, me confiaste algo y te herí con eso, soy lo peor que le pudo pasar a tu vida.
No pude soportar más, dejando mis dudas de lado abrí la puerta y apenas la abrí ella se abalanzó contra mi para abrazarme en medio de lagrimas, la sorpresa de su acción me dejó paralizado por un momento pero cuando volví a la realidad le devolví el abrazo, no pude evitar mis propias lagrimas, esta escena parece irreal para mi, creí que nunca más volvería a estar con ella y que solo sería un recuerdo pero la realidad es que ahora mismo ella está aquí, abrazándome en medio de llanto, la estoy sintiendo, todo esto es real.
— Lo lamento... — Murmura despegándose de mi, su ausencia se siente tan fría — No tienes que sentir lastima de mi, si no quieres perdonarme yo lo entenderé.
— Leah, no te voy a mentir, me dolió mucho lo que me dijiste pero me dolió mucho más el que hayas sido tu la que lo dijo, eres importante para mí — Tomé una de sus manos y la uní con la mía, me da miedo que ella desaparezca de nuevo por lo que su tacto me asegura que ella es real — No eres lo peor que me ha pasado, eres lo mejor, quizá todo hubiese terminado como un simple recuerdo pero hubiese sido mi recuerdo más preciado, te perdono Leah, de todo corazón solo no vuelvas a romperme.
La jalé hasta mi y la volví a abrazar, sintiendo el momento, ella ya no se irá y no es otro sueño en el que me despertaré con una gran presión en el pecho, esa sensación de que nada es como hemos soñado duele demasiado pero me alegra saber que estoy despierto y que ella enserio está aquí.
— Lo intentaré Ezra, no puedo asegurarte eso pero haré mi mejor esfuerzo... Eso si te lo prometo.
— Eso me basta.
Ella se separa de mi y me dedica una radiante sonrisa, su verdadera sonrisa, una completamente sincera. Su propia sonrisa del alma, la más hermosa que he visto.
— Ahora que estamos bien, ¿Quieres pastelitos? — Sonreí de oreja a oreja, ella asiente — Ven, espero que te gusten porque los hice yo mismo.
— ¿Y son comestibles? — Dice riendo — Nos acabamos de reconciliar, no quiero morir por una intoxicación.
— ¿Ahora andas chistosa? —Me reí también — Tranquila, son comestibles, quizá no te gusten pero no te matará.
Juntos bajamos a devorar los pocos pastelitos que quedaban, mi papá para animarme en estos últimas semanas me ha hecho hacer muchas cosas, debo admitir que me distraía pero no me sanaban pero ahora que todo está bien los pastelitos del despecho tienen otro sabor más alegre.
Me da gusto volver a esto, cuanto lo había extrañado.
— Ezra... — Volteo a verla, su expresión había cambiado a una más triste — Yo tengo que contarte algo.
— ¿Eres un producto de mi imaginación? — Ella suelta una carcajada, me di un cachetazo mental, estoy nervioso — ¿Pasa algo?.
— Muchas cosas.
— Soy todo oídos.
— Tuve un mejor amigo llamado James — Recordé inmediatamente ese nombre. es aquel que Hannah había mencionado — Nos conocimos en jardín y desde ese momento nos volvimos muy unidos, luego se sumó Hannah y éramos inseparables — Ella desvío su mirada a la nada, sonrío, esos recuerdos parecen hermosos y eso que no los he visto —Un día James me comenta que no quería ir a la universidad, había investigado sobre un internado de música donde les enseñaban a ser compositores o músicos, dependía de lo que quisiera y él quería ser ambos, me sentí tan feliz por él.
— Ese sueño se oye hermoso — Comenté, ella asintió soltando algunas lágrimas, tomé una servilleta y se la di para que se limpie — Respira tranquila, desahógate con confianza y tomate el tiempo que necesites, de igual forma estaré aquí para escucharte.
Ella siguió llorando, algo que aprendí después de lo de mi madre fue que no todos buscamos palabras de consuelo sino que nos escuchen, nos den un respiro para hablar de lo que nos pasa, soltar eso que tenemos dentro que nos causa tanto dolor y destrucción.
Y yo le voy a dar ese respiro, no necesita palabras de aliento, lo que ella necesita es que la escuchen y casualmente yo tengo dos orejas que funcionan perfectamente.
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En busca de la felicidad [TERMINADA]
RomanceEs sencillo llamarle felicidad a la monotonía, eso ella lo sabe bien y tiene muchos argumentos a su favor... Pero ahora es el turno de él. A veces solo se necesita un pequeño sismo para derrumbar nuestra propia casa de mentiras, no importa cuán bien...