EXTRA 6

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Enid estaba muy alegre, más de lo que recordaba haber estado alguna vez. ¿Cómo no? Hace unos dos días, la noche del baile de invierno, fue el momento más emocionante y hermoso de su vida. Pasaron muchas cosas, ella terminó bebiendo, comiendo alegremente y felicitando a Yoko y a Divina por ganar como reinas del baile. Aunque el acontecimiento principal de aquella noche, fue la declaración más tierna y hermosa que le había dado Wednesday Addams, su Wednesday. Bailaron juntas muchas veces, mirándose a los ojos con dulzura e ignorando las miradas curiosas de los otros compañeros. Sobra decir que también se dieron varios besos, amaba los suaves labios de la pelinegra.

Y no, no fue un sueño. Esa noche, después de que Wednesday la despidiera tímidamente frente a su casa, ella se lanzó un balde de agua fría para asegurarse de no estar dormida. Enrealidad, fueron dos baldes, para rectificar. Una nunca sabe. Al día siguiente no lograron verse, para la desgracia de las dos chicas. Enid tuvo que asistir a una reunión familiar y estuvo todo el día de muy mal humor. Maddie alzaba una ceja, riéndose un poco. Enid evitaba mirarle a los ojos, como su hermana llegara a enterarse de lo sucedido con Wednesday, en cuestión de segundos toda la familia lo sabría.

Y lo menos que necesitaba era que sus padres se enteraran sorpresivamente, su madre seguro estaría montando una fiesta de celebración pero el señor Sinclair no la agradaría la idea. Prefería decirles por su propia boca, cuando se sintiera preparada, o cuando Wednesday se dignará tener ovarios y fuera a la casa a hablar con sus padres. El domingo fue lo mismo, Wednesday no podía dejar sola a sus padres, ya que querían almorzar juntos . Lo único positivo fueron los mensajes de texto que intercambiaron. Enid sonrió al recibir el primero, preguntándose donde había encontrado su número la chica. Sospechaba de asiática.

Y aquí estaban, un lunes, en el instituto. Ya a estas alturas, todos debían saber que entre Enid Sinclair y Wednesday Addams había algo.

No eran amigas, aún no, eran mucho más. Enid estaba sentada en una de las mesas del patio, mirando hacia el aparcamiento, esperando a cierta chica de ojos marrones y sonrisa angelical.

-Estoy frustrada - fue el comentario inútil que hizo la chica rubia.

-¿Por qué? - Yoko estiró los brazos, ella también esperaba a Divina.

-Hace dos días que me he besado con Wednesday y le dije que la amaba, no la he visto desde entonces -su tono fue sarcástico, se cruzó de brazos, mientras movía la pierna —¿Qué se supone que somos ahora?

-¿Rivales con ciertas actitudes cariñosas? - su amiga tentaba a la suerte con su chiste, vio los ojos chocolate asesinarla y alzó las manos —No me mates, era broma. ¿No querrás dejar a Vinnie soltera, verdad?

-La haría un favor - rodó los ojos.

-Pff, claro -chistó con gracia, echándose el cabello hacia atrás-. Ya quisiera ella encontrarse otra novia como yo.

-No le deseo tanto mal, Yoko. Espero que no existan dos como tú, con una me basta -Enid movió las manos, esperando que la chica se picara.

-¡Oye! Que tú no eres Miss simpatía -le dio un golpe en el brazo, la rubia sonrió —Soy increíble y estoy segura que Divina piensa igual.

Una voz tras ellas respondió, divertida.

-Tienes razón, Yoko - Divina sonreía con dulzura a su novia, la sonrisa resplandeciente de la asiática se mostró en sus labios
— Eres maravillosa - se sonrojó.

-Aww, gracias, Div - la pelinegra le hizo ojitos.

Yoko se lanzó a abrazarla, dándole besos en las mejillas y finalizando con un beso en los labios, Divina reía como idiota, aún ruborizada. Enid rodó los ojos, tanto amor por las mañanas le hacían sentir diabetes nivel III. Si es que existía. De todas formas, eran empalagosas.

Wenclair - RivalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora