Narra Alan:
Estoy incómodo. No veo nada, aún estoy bajo los efectos de alguna droga. Siento el dolor de las mordazas al rededor de mis muñecas, la boca la noto seca y, de lo único que me puedo fiar ahora, es de mis cuatro sentidos restantes.Poco a poco voy recuperando la vista, y el espacio en el en que me hallo va tomando forma. Estoy sentado en una silla de madera dura, con las manos atadas a la espalda como hice notar anteriormente al igual que los pies. Intentó moverme, pero parece ser que las órdenes del cerebro se pierden por el camino, a saber lo que me habrán metido en la sangre...
La estancia es pequeña, sin ventanas y con una desnuda bombilla colgando del techo. Observo cada rincón, esperando encontrar algo que me ayude a escapar, aunque para desilusión mía, la única manera de huir es una puerta de hierro la cual supongo que estará a prueba de personas como yo.
Cierro los ojos y pienso en mis amigos, qué estarán haciendo, no sé ni que hora es, quizás no le hayan dado importancia, no sería raro pues ya sabéis que, actualmente, suelo ausentarme bastante. Y Nathan... ¿Cómo es que ha conseguido que le diga todo en lo que estoy metido y, encambio, no sea capaz de contárselo a los demás?- ... cómo que no has conseguido lo que te dije?...
Esa voz me saca de mis pensamientos y el corazón comienza a bombear a mayor velocidad, me hago el dormido, quizás consiga averiguar algo. Las voces se hacen cada vez más intensas, oigo como alguien abre la puerta y...
Narra Mily:
- Pero ¿cómo tienes mi móvil? Y no me vengas con que tu orquídea te lo ha dado...No podía creerme que el número desconocido que me había llamado a las tres de la mañana fuera el del chico del skate. Y desde luego sí me hablaba de su orquídea le colgaba directamente, no estaba para bromas. Ya había presenciado una hacía muy poco.
- ¿Y bien...? ¿Eres tu chico skate?
- Sí el mismo. Me gustaría saber...
- ¡A mi me gustaría saber que horas son estas de llamar!
- Emily quiero hablar, esto es serio.Cierro la boca en seguida cohibida por el tono usado por parte de Nathan.
- ¿Estáis todos en casa? Me refiero, ¿ha vuelto Alan?
Me pongo a pensar e, inevitablemente, me siento culpable de no haberme percatado de aquello, pero teniendo en cuenta que desaparecía a su antojo y volvía de la misma manera, no podía estar todo este tiempo preocupándome por él, sino hace mucho que habría perdido los nervios.
- Por favor Emily responde. Es importante para mi saberlo.
- No, no ha vuelto. Pero ¿de qué os conoceis?
- Emily no te asustes, pero, me gustaría saber sí has notado algo raro.Me quedo en silencio, pensando sí confesarle lo de esta noche... Sí, se lo cuento.
- Emily, atenta a lo que te voy a contar. Por favor no me interrumpas o puede que me arrepiente de ello.
Asiento imperceptiblemente, pues la conversación está tomando un rumbo del que no se sí me gustaría pisar.
- Principalmente quiero aclararte las desapariciones de Alan. Él... - su voz se apaga, pero en seguida vuelve a retomarla - está metido en peleas callejeras.
Esa confesión me sienta como una sacudida y me hace tener que encender la luz de la habitación. Pero entonces, un grito brota de mis cuerdas vocales. Oigo la voz de Nathan, apenas le presto atención. Mi mirada se ha quedado fija en la esquina de mi habitación en la cual milésimas de segundos antes se hallaba una persona.
- ¡Emily, Emily! ¡Escúchame bien, sal de ahí corriendo, busca a James y a tu amiga! ¡ No te quedes parada, corre!
Por fin consigo apartar la mirada y desbloquear el estado de shock. Con el pánico alojado en mi corazón bajo de la cama apresuradamente y, abriendo la puerta, corro a avisar a mis dos amigos. Mientras, oigo la voz de Nathan al otro lado, que es lo único que me hace pensar que realmente me estoy moviendo y que no es una pesadilla.
- ¡Huye Emily! ¡Esta tarde a las 7 en la playa, donde nos chocamos! ¡Que no se te olvide y por lo que más quieras no vuelvas a esa casa!
Narra Alan:
Siento arder las heridas abiertas en los brazos, tengo el labio inferior partido y media cara inflada. Levanto la mirada y los veo, el odio comienza otra vez a emanar, pero intento reprimirlo pues no tengo las de ganar.- Deja ya de esforzarte. Pronto ella conocerá tu mundo, ese que tan celosamente has estado ocultándoles y tampoco se salvará ese amigo tuyo, ¿cómo se llamaba...? Ah sí, Nathan.
Los puños de mis manos se cerraban y tensaban por cada palabra. Tenía que lograr salir de aquí y encontrarlos. Esto no era nada más que el comienzo.
Y por fin se ha descubierto parte del misterio. Espero que les haya gustado este capítulo y comenten. Besos !! Lo acabo de escribir a las 1:37 am , porque sino con los exámenes no podría, me he sentido inspirada.
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Una Vida Llena de Palabras
Teen Fiction- No estoy dispuesta a dejarte ir... - Deberías, no te convengo. - Ese argumento no se sostiene y no me vale por lo tanto. - Bueno... - me dice con una sonrisa de medio lado - Ya veremos quién de los dos tiene razón. Hola me llamo Emily y esta es...