Llevamos una semana sin hacer prácticamente nada, a pesar de haber dado algún que otro paseo con Alan, que por cierto son muy agradables. Sonrío inevitablemente al recordar un paseo en el que Alan se chocó con una farola y soltó un exabrupto algo inadecuado, justo cuando pasaba una señora mayor que se fue replicando por todas partes qué donde se encontraba la educación en los jóvenes de hoy en día. Al final Alan se quedó con un ojo morado durante un día entero. Un leve empujón me saca de mis pensamientos, me giro y me encuentro con unos ojos gris claro.
- ¿Por qué sonríes? - me pregunta Alan en voz baja.
Me encojo de hombros e intento aparentar estar prestando atención a la película que hemos decidido poner.
- Sé que estabas pensando en mí, pero te cuesta admitirlo. - vuelve a hablarme Alan, esta vez con un tono burlón.
- No me cuesta admitirlo, pero creo que no es bueno hacerte creer que eres el centro del universo, no para mí.
- Ouch, eso ha dolido. - responde Alan llevándose la palma de la mano abierta hacia el corazón. - No pensaba que tuvieras una mente tan mala.
Pongo los ojos en blanco con una pequeña sonrisa, sin embargo esta desaparece en seguida y es cambiada por una expresión de confusión. Han parado la película, miro a James que está sentado al otro lado del sofá. Se levanta y, silenciosamente, apaga la televisión.
- Supongo que no es necesario seguir gastando electricidad cuando la gente no le presta atención. - dice James con indiferencia, se dispone a irse, pero yo ya me he lenvantado y agarrado el brazo.
- Pero, ¿por qué dices eso?
- Primero, Samantha está con el móvil que no para, creo que le va a producir un tick nervioso en los dedos cuando no lo tenga a mano. Y segundo, he observado que Alan y tú no parábais de cascar. Así que, si ya no tienes más dudas, ¿me puedo retirar ya?
No me da tiempo a responder ya que éste ha desaparecido del salón, todavía algo sorprendida por la reacción de James, me vuelvo al sofá y me fijo por primera vez en Samantha, creo que James tiene razón con lo del tick, con quién estará hablando... ya investigaré más tarde.
Me siento agotada y eso que no he hecho ningún esfuerzo, sin embargo caigo inmediatamente en un profundo sueño, aunque antes de dejarme llevar por Morfeo, llego a captar las palabras de Alan que susurra cerca de mí.
- Que mal que no sea el centro de tu atención, porque para mí... tú eres la persona más importante y por la que me preocupo cada segundo que no paso junto a ti...
Siento como se aleja y, una cálida sensación me invade por dentro.
Narra James:
Nada más entrar en la habitación y cerrar de un portazo, me siento en la cama y me tiro de los pelos. Sin poder aguantar más empiezo a gritar, frustrado.
- ¿Pero qué me pasa? ¿Por qué Mily parece odiarme tanto? No lo entiendo...
Siento a alguien sentarse al lado mía, su cabello rubio, me roza las manos, las retiro y miro a Samantha, que en ese instante está dándose golpecitos con los dedos en las rodillas, he ahí el tick nervioso.
- ¿Qué quieres? No estoy de humor.
- Ya lo he visto. Has estado de mal humor desde que llegó tu primo Alan. Y yo sí sé lo que te pasa.
- No me digas que me vas a soltar el rollo ese del amor, por favor no. Dime que no. - digo algo alarmado, no me gusta ese tema, nunca he experimentado eso, por muy extraño que parezca.
- Tranquilo, yo no soy quien debe decidir si eso que sientes es amor o no, eres tú. Solo te puedo decir que no es Mily quién te odia, aunque sí puede que te empiece a odiar por como la estás tratando, ella no te ha hecho nada malo. Y debes de controlar ese sentimiento que se llaman celos, porque solo consigues hacer daño a los demás y a ti mismo.
- Vale, vale. No necesito que me enseñes como vivir, tengo 16 años, no 3. Gracias por tu gran discurso, ya te puedes ir. - le digo algo molesto.
- Ya me voy, pero recuerda que debes cambiar de comportamiento, depende de eso que Mily siga en tu vida o no.
Samantha se aleja y cierra la puerta sigilosamente. Me tumbo en la cama y no paro de darle vueltas a un tema que, todavía, no le he contado a nadie, pero que me da mucho miedo pensar en ello. Aparto ese problema y me pongo a pensar en Mily, sonrío, es tan dulce, pero no sé que ha pasado entre nosotros, será que... No, no puede ser, además, sería más doloroso si no saliera bien y, en el caso afirmativo, el dolor vendría más tarde, no puedo permitirme hacerle daño.
Narra Emily:
El ruido de la lluvia al chocar contra el tejado, me despierta. Miro a mi alrededor y me encuentro en el salón, que está algo oscuro debido a que las nubes han tapado el sol para luego dejar caer la cortina de agua. No se oye ningún ruido, en ese momento me viene a la cabeza las palabras de Alan, es tan adorable. En seguida retiro ese pensamiento, no Mily, estás enamorada de James, siempre lo has estado, ¿por qué ibas a cambiar? Calla subconsciente. Lo que tu digas, luego tendrás que soportar el, "ya te lo dije..." Intentando pasar de esa vocecita que normalmente me deja dubitativa, abro una de las puertas de cristal corredizas y salgo al jardín, dejando que las pequeñas gotas de agua inunden mi cara y empapen cada parte de mi cuerpo. Oigo un crujido detrás de mí, es James, hago caso omiso de él. Una vez que ya no siento su presencia, me giro y, antes de entrar dentro de la casa, vislumbro, debajo del paraguas de un gnomo, una pequeña caja. Me agacho y, con curiosidad, me lo llevo a mi cuarto.
Tranquila y seca, me atrevo a abrir el regalo y me sorprendo al ver que dentro, se haya un colgante de cadena fina y de plata, del que cuelga media ala de ángel, en esta se ve escrita, con letra minúscula, Alwa... Wi... You. Sonrío ante la ocurrencia de James al dejar el pequeño obsequio debajo del gnomo, solo a él se le ocurren esas originalidades. Me vuelvo rápidamente al tocador y, en un intento de ponerme el colgante, se me resbala de las manos. Frustrada, lo recojo del suelo e intento de nuevo la maniobra. Nunca se me han dado bien abrocharme los colgantes, para eso siempre ha estado James. Y, como si de magia se tratara, el aludido aparece en mi habitación apartándome el cabello hacia un lado, para luego retirar de mis manos el colgante y abrochármelo.
- Gra-gracias...
Le digo aún algo atónita ante tan repentina aparición.
- Nunca se me ha...
- Nunca se te han dado muy bien abrocharte los colgantes, lo sé. Para eso he venido.
- Co- como lo sa...
Mi voz se ve entrecortada y sin poder finalizar la frase ya que James se agacha y, en un acto de reflejo, cierro los ojos. Sin embargo no siento nada suave y cálido en los labios, si no una risa mal disimulada desde lejos. Abro los ojos y allí se encuentra Alan, en este momento tengo una ganas inmensas de matarlo, aunque de nada serviría ya, porque James se ha levantado y se está alejando. Y, justo cuando va a cerrar la puerta, vislumbro un colgante en su cuello con forma de... Media ala de ángel...
Espero que les guste este nuevo cap. Besos y gracias por todos los votos, en serio sois mi inspiración.
ESTÁS LEYENDO
Una Vida Llena de Palabras
Dla nastolatków- No estoy dispuesta a dejarte ir... - Deberías, no te convengo. - Ese argumento no se sostiene y no me vale por lo tanto. - Bueno... - me dice con una sonrisa de medio lado - Ya veremos quién de los dos tiene razón. Hola me llamo Emily y esta es...