Recuerdos (II parte)

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A los 14 años...

Estaba cogida del brazo de James mientras que con la otra mano sujetaba mis sandalias. Nos dirigíamos hacia nuestras respectivas casas, dando un paseo por la playa.

- Emily mira allí. - me dice James.

A medida que nos vamos acercando veo que es una chica de mi misma edad la que ha llamado la atención de James. Una chica de cabellos dorados, piel blanca y con unos preciosos y grandes ojos verdes, que ahora no paraban de expulsar lágrimas.

James se deshizo de mi amarre suavemente y se acercó a la chica de ojos llorosos, que ahora nos miraba un poco avergonzada.

- Hola me llamo James Hases y tengo 14 años. - dijo James a modo de saludo.

La chica se sorbió los mocos y le brindó una cálida sonrisa.

- Hola me llamo Samantha Rokicki y tengo también 14 años.

- ¿Por qué llorabas?

- Porque mi novio Mathew me ha dejado y lo peor no es eso, sino que además me lo ha dicho delante de todo el instituto. Más tarde nos mudamos aquí a Miami y ahora soy nueva. He tenido que dejar a mis amigos por el trabajo de mis padres y temo quedarme sola. - Samantha se calla y suspira. - Lo siento, os he soltado un rollo que no deberíais porque aguantar.

- Bueno Samantha yo me llamo Emily Cream y ya va siendo hora de que cambies el chip y te pongas las pilas porque tu y yo vamos a ser grandes amigas, es más, vamos a ser, MEJORES AMIGAS. - lo había dicho, al fin y al cabo soy buena persona y el triste momento por el que está pasando me recuerda a mí cuando me mudé aquí hace ya tres años.

- ¡Hey Emily! ¿No te olvidas de lo más importante? - dice alguien.

- ¡Ah sí! Gracias James por recordarme que no se me olvide presentarle a Joe. - me giro hacia Samantha que está muy atenta - Es el chico más guapo del instituto y está buenísimo.

Samantha empieza a reírse y James y yo sonreímos.

- Bueno pues os dejaré con vuestros planes para ligar ya que sí no, sabré vuestro futuro secreto. - James se calla y yo enarco las cejas - YO seré el objetivo de las gatitas salvajes.

- Estás de broma sí crees que Samantha y yo vamos a hablar de ti ¿no?

- Estoy totalmente de acuerdo - se adelanta esta. - Y por cierto no se te ocurra llamarnos gatitas salvajes.

Entonces como sí nos conociéramos de toda la vida Samantha y yo nos cogemos del brazo y empezamos a andar, alejándonos de James, que se ha quedado con una gran O en la boca.

Desde ese momento supe que Samantha, James y yo seríamos los mejores amigos y que nos apoyaríamos entre nosotros para salir siempre adelante.

Una Vida Llena de PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora