Cap.31

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Observé a Sofía en el estrado.

El hecho de que ella y su esposo se hayan animado a declarar y ayudar en lo que pudieran les agradó a nuestros abogados y yo no me iba a negar porque después de todos sus testimonios servirían.

-Según tengo entendido usted no conoció muy bien a la víctima –empezó el abogado contrarío.

-Era su madrastra –dijo esta.

-Pero solo se vieron dos veces ¿es correcto?

-Lo es –asintió.

-¿Y usted cree que esas dos veces en las que se relacionaron fue suficiente para crear un vínculo entre ambas?

-Lo fue.

-Y nunca vio que ella estuviera mal ¿Le parecía ella muy feliz?

-Era una chica muy risueña –empezó a hablar pero fue interrumpida.

-Quiero una respuesta clara y concisa. Desde su perspectiva, la víctima era una chica feliz ¿sí o no?

-Ella parecía estar feliz justo en ese momento, la primera vez que conviví con ella...

-Muy bien, esas son todas mis preguntas –la interrumpió nuevamente el abogado.

-¿La parte acusatoria tiene más preguntas para la testigo? –cuestionó el juez.

-La tenemos –una de nuestras abogadas se puso de pie y yo me acomodé mejor en mi asiento.

-Sofía, me gustaría que me hable sobre los encuentros que tuvo con la víctima –musitó esta con suavidad.

-Cuando nos conocimos ella fue a pasar un fin de semana con nosotros –empezó a hablar –ese fue el primer encuentro, yo aún estaba embarazada y llevaba un embarazo riesgoso, ella siempre fue muy amable y atenta conmigo, siempre ayudaba en lo que podía y sonreía mucho cuando estaba conmigo, aun así algunos de sus comportamientos me hicieron pensar que algo no iba bien.

-¿Qué clase de comportamientos? –cuestionó la abogada.

-Se disculpaba mucho –se sorbió la nariz con el pañuelo que tenía en la mano –se disculpaba casi por todo, me llegó a pedir disculpas mientras lloraba por romper una tasa por accidente, ese mismo día traté de hablar con ella, le dije que si le sucedía algo podía contarme y haría todo lo que estuviera en mis manos para ayudarla –asintió para ella –y ella solo me dijo que las cosas con sus madres no estaban bien y que habían tenido una discusión porque no quería que ella fuera con su padre.

-¿Alguna vez se mostró a la defensiva o fue agresiva con usted de alguna manera?

-No, todo lo contrario –negó segura –siempre fue muy atenta, durante ese fin de semana hacía todo para complacer los antojos de embarazo, vimos películas, jugamos juegos de mesas, conversábamos del embarazo y los bebés durante horas, no podíamos salir de casa porque yo estaba en reposo, pero solíamos conversar mucho.

-¿Algo en particular que ella dijera que se le hiciera extraño?

-Nunca habló sobre su madre y su nuevo esposo, tampoco sobre la escuela, pero atribuí eso a que habían tenido una discusión y ella seguía molesta.

-¿Y de que si hablaba ella?

-Ella hablaba mucho sobre su mejor amiga, hablaba sobre la familia de su Ami, de hecho hubo un pensamiento que tuve y nunca dije en voz alta y es que...Cuando Lía hablaba de Ami o cualquier integrante de su familia sus ojos brillaban, es como, ella los quería como su familia, su verdadera familia, tenía a Ami como una hermana y a sus padres como los suyos, ella solo hablaba maravillas de todos, aunque hablaba más sobre Ami, algo que me parece lógico porque era su mejor amiga después de todo.

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