Epílogo

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Tomé una temblorosa bocanada de aire.

-Diecisiete, la primera vez que estuvo embarazada fue a los diecisiete, el segundo fue como –traté de sacar cuentas –fue unos cuatros meses antes de que yo saliera embarazada, si no mal recuerdo.

Vi como Sofía ponía una mano en el hombro de su esposo por la noticia, también vi la manera en la que papá se alborotaba el pelo, mamá contenía las lágrimas mientras mi hermano trataba de consolarla, y es que ninguno de ellos supo sobre el primer embarazo.

-¿Y qué sucedió con los bebés?

Miré a los culpables de todos, la mamá de Lía tenía una mano sobre su pecho y el hombre a su lado se inclinaba hacia adelante con sumo interés en lo que yo pueda contestar, así que mirándolo a los ojos lo hice.

-No terminó ningún embarazo.

-¿Podría explicarme un poco más sobre eso?

-Del primer embarazo nos enteramos porque yo la llevé al hospital por llegar a mi casa golpeada, tenía seis semanas, la mayoría de los golpes fue en el área del abdomen así que...sufrió un aborto.

-¿Cómo lo tomó Lía?

-Ella estaba triste, nunca la vi tan triste como ese día, ni siquiera cuando su papá se fue de casa lloró tanto como es día –negué –tengo una perspectiva diferente porque leí su diario, pero desde mi perspectiva ese día, ella nunca estuvo tan devastada y no paraba de decirme que eso había sido lo mejor, pero no creo que ella pensara de esa manera, creo que en ese momento trataba de convencerse a sí misma.

-¿Y el segundo embarazo?

-De ese embarazo yo no supe hasta que ella misma me lo dijo, ese fue un poco más complicado que el otro.

-¿De qué manera?

-Cuando ella se enteró tenía casi cinco meses, no me lo contó de inmediato, de hecho cuando yo me enteré ella estaba en el hospital, ella no quería interrumpir el embarazo, me pidió que lo cuidara o que le buscara unos buenos padres adoptivos, pero no se pudo hacer nada de esa, ella había ido a una cita para verlo, pero...el corazón del bebé no latía, tampoco tenía ningún signo vital –solé un pequeño suspiro –era un niño –sonreí un poco –hubiera sido un niño muy hermoso a pesar de todo, y Lía lo hubiera amado más que a nada, el médico le dio la opción de continuar el embarazo para tener un parto natural o realizarían una cesaría para sacarlo, ella eligió la cirugía.

-¿Cómo reaccionó esta vez?

-Esa vez no lloró, se negó a derramar una sola lágrima, ella solo fingía que no pasó, esa era su manera de tratar de superarlo y parecía que le funcionaba hasta que nos enteramos de mi embarazo, eso fue lo que provocó que todos los sentimientos que tenía reprimidos salieron, ella estaba feliz por mí, eso lo sé, pero no quitaba el hecho de que ella había perdido a dos bebes y le doliera, aun así ella estuvo conmigo desde el primer minuto, en la primera cita con mi ginecólogo ella estuvo presente –sonreí sin poder evitarlo –y calmó mi nervios cuando nos enteramos que eran tres, incluso revisó si Sergio solo se había desmayado o se había muerto de la impresión. Le dije que si tenía un niño ella le pondría el nombre y...ella también es la madre de los trillizos –miré a Sergio –fuimos tres desde el primer momento, no solo dos. Cuando éramos niñas hicimos la promesa de que si teníamos hijos serían de ambas no de solo una, así que ambas perdimos a dos bebés y también tuvimos otros tres.

-¿Cuánto tiempo convivió Lía con los trillizos?

-Desde el minutos cero –negué –ella me cuidó luego del parto, también me ayudó a cuidarlos, tenía un fuerte lazo con ellos, y ese lazo no dudo que crecería mucho más si ella aún estuviera aquí.

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