Prólogo

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𝚃𝚘𝚔𝚒𝚘, 𝚊ñ𝚘 2006

—— Me debes mil tenés.

—— ¿¡Mil!? ¿Qué no eran cuatrocientos...?

—— Cuatrocientos no son nada en estos tiempos. Págame o seguiré multiplicando la deuda.

—— ... Agregalo a mi cuenta.

   Caminaban por el sendero hacia su escuela. Un agotador trabajo de último momento los dejo molidos, por lo menos tenían fuerza en los pies para andar; de forma lenta, pero segura.

   Tres compañeros que hace unos meses se empezaron a tratar como algo más que amigos, un lazo de casi hermandad.

   De verdad que eran unidos.

—— Dejen de apostar por estupideces —regaño un rubio delante de ellos.

—— Apuesto quince mil a que le doy
—susurró la chica, tomando una piedra del suelo y apuntando al rubio a unos metros de ellos.

—— Dobló la apuesta si le das en la pompi —burló el peli-café.

   Apuntó a los glúteos de su compañero dando un tiro certero en la nalga izquierda, sobresaltandolo. Miró con molestia a ambos tapándose su parte trasera de ellos refunfuñando.

   Las carcajadas no se hicieron esperar, la chica se apoyaba del castaño tratando de recomponerse de sus carcajadas y viceversa.

   Entraron a la sala común entre risas — más bien solo dos de ellos—. La habitación se encontraba vacía, haciendo resonar sus escandalosas risas y burlas hacia su compañero.

—— Gakuganji, Haibara —llamó pasivamente, ocultando su rostro—. Podrían dejar de parlotear... ¿¡Por solo cinco minutos!?

—— Relájate, estamos aliviando el ambiente —sonrió T/n, comprensiva de la actitud de Nanami—. Vinimos de una ardua misión, ¿No crees que debemos darnos un respiro del aura de muerte que tuvimos?

   T/n, era una muchacha alegre, reservada, comprensible ante quien lo necesitara, divertida en algunos casos, pero sin dejar de ser estricta formalmente. A pesar de crecer en un ambiente hostil dónde su núcleo familiar se formaba nada más por su abuelo, tuvo ideales e ideas diferentes. Así creó su personalidad para poder resignarse a los estándares de su único familiar.

—— Vaya, vaya. ¡Pero si son nuestros kohais favoritos!

   La voz cantarina que provino de la puerta que daba al camino de las habitaciones llamó la atención de los tres. Voltearon y sus expresiones cambiaron en cuando visualizaron a sus sempais de segundo año; Suguru Geto y Satoru Gojo.

   El semblante de los tres dió vuelcos diferentes. Nanami a uno de fastidio e irritación —si es que se podía aún mas—; Haibara a uno curioso y alegre de ver a sus sempais; y T/n a uno neutral y sorprendido.

—— ¡Miren sus fachas! —se acercaron burlones, Gojo disfrutaba de las expresiones molestas de Nanami—. Se ven deplorables, ¿Los mandaron a limpiar las alcantarillas?

—— ¿Qué tal les fue? —Suguru era más tranquilo a comparación de su compañero.

—— Más o menos —respondió T/n con un pequeño brillo en sus ojos.

   Los tres estaban exhaustos por lo que se despidieron de sus sempais pasandoles por un lado a ambos.

   Sintió sus mejillas cosquillear al hacerlo, mirando solo hacia al frente para ocultar su sensación que le resultaba abrumadora.

   Como si se tratara de camara lenta, justo al terminar de pasarles por un lado, notó por el rabillo del ojo que unos ojos celestes se le quedaron viendo directamente con una mirada extraña que la hizó arquear una ceja al traspasar el marco de la puerta e ir rumbo a su habitación.

   Satoru Gojo se le quedó mirando, si. Y no fue hasta que se perdió por el lado del pasillo que desvío su vista a otro lado.

—— ¿Nos vamos o qué? —lo llamó Suguru, haciéndolo reaccionar.

—— Si, si, ya muévete. Pareces una vieja.
















































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𝐁𝐚𝐝 𝐁𝐮𝐧𝐧𝐲, 𝐟𝐭. 𝐁𝐨𝐦𝐛𝐚 𝐄𝐬𝐭𝐞𝐫𝐞𝐨
𝗢𝗷𝗶𝘁𝗼𝘀 𝗟𝗶𝗻𝗱𝗼𝘀

• • •

❝ Y solo mirame con esos ojitos lindos
Que con eso estoy bien
Hoy he vuelto a nacer... ❞

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 𝐌𝐈𝐑𝐀𝐌𝐄║𝗦𝗮𝘁𝗼𝗿𝘂 𝗚𝗼𝗷𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora