—— Buenos días, señorita Gakuganji —reverenció una de las tantas mucamas de aquella casa—. Venga conmigo, por favor, el señor Naoya le espera en el ala oeste.Saludo de igual forma respetuosa inclinándose en una reverencia formal. La siguió estando a un lado de ella pero a una distancia prudente dónde se notara en su campo de visión. Los pasillos eran extrañamente largos y solitarios, a pesar de que era un clan bastante extenso y numeroso —Como un nido de serpientes—.
Había salido de Tokio hacia Kioto desde muy temprano, su abuelo la había pasado a recoger personalmente y de forma repentina. La ocasión no era de motivo de reunión o algo parecido, simplemente algunas veces los Zen'in, cuando se les daba la gana, ordenaban la presencia de la chica ante Naoya, ya fuera para nada o no. Le agotaba que el rubio no tuviera paciencia para esperar a uno de sus días libres para verse, o que estuviera en misiones. Pero era un contrato, y nada se podía hacer.
Finalmente llegando a su destino, la mucama le señalo el camino que conducía al jardín donde se encontraba el rubio que la había citado días atrás, retirándose para dejarlos a solas. T/n siguió andando, percibiendo unos ruidos de golpes y forcejeos adelante. Apresuró el paso nerviosa, ya que los ruidos y chillidos eran alarmantes y cada vez se sentían más desesperados.
La voz de Naoya se escuchaba a unos pocos metros. A estas horas el solía practicar bajo el sol cuando venía a su casa, era aplicado con sus rutinas de entrenamiento, queriendo ser fuerte por una razón ajena a su conocimiento previo del chico.
Siguió avanzando hasta dar con el jardín a las afueras a un lado del pasillo exterior y fue cuando vió la más terrible escena ante sus ojos: Naoya, sometiendo a una de las niñas más pequeñas del Clan. Pisaba con afán su pequeña espalda provocando que su cuerpo se aplastará al sucio suelo de tierra y grama.
—— Así es como debe de ser siempre, Maki —burló el rubio, aplicando más fuerza sobre su pie—. Con la cabeza en el suelo cuando esté frente a ti.
Le desagradaba el trato del Clan Zen'in a los que creían débiles, indignos de estar allí. Pues, todos tenían el ideal de sobresalir ante cualquiera, que desde la cuna tenías que brillar con luz propia para poder sobrevivir. Algo retrogado, que fue transmitido a través de las épocas y los años, haciendo un renombre bajo la enferma convicción de ser fuertes.
—— ¡¡Naoya, suéltala!! —exclamó horrorizada ante tal acto despiadado, corriendo a un lado de la niña de cabellos cortos.
Se arrodilló frente a ella, tratando de levantarla, más el pie de Naoya no abandonaba su lugar, aplicando un poco más de fuerza provocando un gemido de dolor de la niña a su merced.
—— Le estoy ayudando a entrenar —dijo como si nada él—. ¿Qué tiene de malo eso?
—— ¡La estás lastimando, eso es lo malo! —reclamó, ansiosa por cómo se veía la pequeña—. ¿Cómo puedes pisotearla? E-es una niña...
—— Debe aprender su lugar, como la basura que es —sonrió.
T/n tomó el tobillo de Naoya, tratando de apartarlo lo más que podía para que ella pudiera respirar aunque sea, ya que empezaba a toser por la falta de aire y presión en sus pulmones. Sus manos temblaban al impedir que Naoya siguiera ejerciendo fuerza, era la primera vez que se entrometía e iba en contra de él, al igual que era la primera ocasión en la que presenciaba a él mismo maltratando a una pobre pequeña, sin embargo su corazón pedía a gritos intervenir, pues no le parecía justo, más bien macabro.
—— ¡Naoya, ya!
—— ¿Por qué tanto interés en esta pequeña mierdilla? —rió, ladeando su cabeza.
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𝐌𝐈𝐑𝐀𝐌𝐄║𝗦𝗮𝘁𝗼𝗿𝘂 𝗚𝗼𝗷𝗼
Fanfiction❝ 𝑀𝑒 𝑚𝑎𝑛𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠 𝑎 𝑡𝑖 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑢𝑛 𝑖𝑚𝑎𝑛. 𝑁𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑜 𝑝𝑎𝑟𝑎𝑟 𝑚𝑖𝑠 𝑎𝑐𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑦 𝑚𝑖 𝑐𝑢𝑒𝑟𝑝𝑜 𝑎𝑐𝑡𝑢𝑎 𝑝𝑜𝑟 𝑠𝑖 𝑠𝑜𝑙𝑜 𝑒𝑛 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑡𝑜 𝑡𝑒 𝑣𝑒... ¿𝐶𝑜𝑚𝑜 𝑒𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑚𝑎𝑠 𝑠𝑖 𝑙𝑜...