one shots de algunos de los integrantes de la scaloneta (selección argentina)
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jugadores:
davo xeneize (especial)
neymar jr (especial)
enzo fernández
leandro paredes
dibu martinez
julián álvarez
lionel messi
paulo dybala
gonzalo montiel
rodrigo...
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❪ 🌚 ❫
Paulo encima de mí, agarrándome las muñecas sobre mi cabeza y cogiendome con una lentitud fascinante.
Abrí los ojos con lentitud, media confundida por el sueño que tuve con mi mejor amigo; pero la confusión se convirtió en miedo cuando sentí que mi presencia no era la única en mi cama.
Despacio, giré la cabeza para el lado izquierdo de la cama y abrí los ojos de par en par.
Que cagada me había mandado ahora.
Me levanté de un salto de la cama; y al ver que Paulo ni se inmutó, agarré una almohada y se la revoleé con fuerza.
Se despertó asustado y se levantó enseguida de mi cama. Estaba todo despeinado y con la carita media hinchada; pero mi atención se fue a su pija, que estaba al aire.
No tenía bóxer. Nada.
—¿Qué te pasa, loquita trastornada? —me preguntó mi amigo y yo señalé su chota con mi dedo índice.
—¡¿Qué haces en bolas?! —grité, con el ceño fruncido.
Paulo, al percatarse de eso, agarró rápido la almohada con la que lo desperté y se tapó. Pero también me señaló de forma acusadora.
—¡Mira quién habla! —me reclamó y yo caí en cuenta de que estaba con las tetas al aire.
Agarré rápido una almohada también y me cubrí.
Nos quedamos en silencio un par de segundos, mirándonos con el ceño fruncido y la boca entre-abierta.
Parecíamos esos boluditos del viejo oeste cuando se paraban uno en cada punta para cagarse a tiros.
Suspiré, y con calma pregunté:
—¿Qué concha pasó anoche?
No me acordaba de nada.
Pero me llegó la ficha en seguida.
El "sueño" que había tenido no había sido un sueño.
Ay chucha.
Paulo no dijo nada, se quedó mirando un punto especifico de la cama y después desvió la vista al piso, donde estaba tirado su bóxer.
—¿Y qué pensas vos que pasó, Lara? —me miró a los ojos y se me bajó la presión.
Había garchado con mi mejor amigo. Con Paulito.
Me quise encajar ocho tiros en la concha.
—Haceme el favor de vestirte, por fa —le pedí y agarré la sabana para envolverme e ir al baño.
Primero agarré una remera mía que estaba en el piso y salí. Cuando pasé por el lado de Paulo no pude evitar desviar la mirada a su orto.
