CAPÍTULO IX (PARTE II)

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Su cuerpo fue azotado contra la pared, la sangre corría desde su nariz hasta el suelo. Sus ojos comenzaban a cerrarse solos, pero al agarre constante en su camiseta lo mantenía consciente. Su cara fue azotada de nuevo contra la pared, que ya se tornaba rojiza por el flujo de sangre que corría de su nariz. Sus sollozos fueron reemplazados por el llanto del bebé en el fondo. Sus sentidos estaban nublados por los gritos que recibía muy cerca de su oído y el constante zarandeo de su cuerpo.

Llegó a su límite cuando uno de los golpes acabó tirándolo a la cama y golpeándose con el cabecero de la misma haciendo su cabeza sangrar. Cayó desplomado, la sangre empezó a correr por su nuca, empapando de líquido bermejo las sábanas blancas.

Volvió a ser tomado de la camiseta y azotado contra la pared junto a la cama, haciendo que su mareo empeorara. Sus ojitos apenas eran capaces de mantenerse abiertos, así que los cerró y se dejó caer al suelo. Un charco de espesa sangre rodeó su cabeza y poco a poco fue arrastrándose por el suelo amaderado.

El hombre miró con horror al niño, no creía posible que su pequeño se estuviera desangrando a sus pies, no creía haber sido tan duro. La desesperación se apoderaba poco a poco de él, la cara de su niño estaba tan pálida que podría fundirse con la nieve que reposaba en el alféizar de la ventana, el charco de sangre ahora llegaba a sus pies descalzos, torturándolo aún más.

Tomó al niño entre sus brazos, apretándolo contra su pecho con fuerza. El cuerpo de su niño se sentía muerto, su respiración era tan sutil que si no la estuviera sintiendo como una suave brisa en el cuello no sería capaz de distinguir si aún seguía vivo.

Una mano tocó su cara con divina sutileza, miró a su niño, que aún con los ojos cerrados susurraba cosas inentendibles.

— Tranquilo, mi vida, vas a estar bien.

— No.

— Tranquilo, estarás bien, solo debo curarte, tienes que tener paciencia y acabará pronto, ¿vale? — una lágrima rodó por su mejilla hasta acabar en los labios de niño — solo... solo intenta mantenerte despierto, no te duermas, estarás bien, te voy a cuidar, lo prometo, pero no cierres los ojos.

Los suaves labios del niño se posaron sobre los suyos por un instante mínimo, lo miró anonadado, quedó unos segundos mirando la diminuta sonrisa que había aparecido en la cara del niño, lo apretó fuerte contra su pecho mientras caminaba al baño, una vez allí metió al niño en la bañera y rebuscó entre artículos de primeros auxilios, encontró allí una aguja e hilo, no era lo más higiénico ni lo adecuado, pero le serviría por ahora. Agradecía infinitamente en día en que unas de su camisa decidió descoserse.

— Escucha, mi amor, va a doler un poco, pero vas a estar bien enseguida, solo tienes que aguantar un poco, ¿de acuerdo?, tú solo... aguanta y no cierres los ojos, por favor, no los cierres.

Jimin había aguantado el dolor todo aquel rato, no había pronunciado ni una sola queja desde que la aguja atravesó su piel la primera vez hasta que el nudo final fue completado, en seguida la herida fue tapada con un parche, según Yoongi, para prevenir que se rascara y descosieran los puntos.

Yoongi había llevado al niño al piso de arriba, cosa que no hacía frecuentemente, pero no quería que su pequeño tuviera el horrible olor de la lejía como despertador. Miró el desastre que invadía el salón. la niña que había llorado unas dos horas seguidas había quedado dormida, así que la apartó del sofá en el que estaba y la dejó en su habitación y comenzó a limpiar cuidadosamente cada detalle.

El sudor caía de su frente al dejarse caer en uno de los sillones del salón, se encontraba agotado, limpiar todo aquello no había sido nada fácil. Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos por un momento, su cuerpo se sentía entumecido, estaba agotado, necesitaba descansar. Unos finos brazos rodearon su cuello, en seguida los acarició y abrió los ojos, topándose de lleno con la sonrisa de su pequeño, la cual se contagió a él mismo. Tomó la mano del niño y lo guió hasta sentarse en sus piernas.

PAYASO 《YOONMIN》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora