CAPITULO IV

328 24 8
                                    

Su cuerpo transpiraba, dejando una suave capa de sudor cubriendo su piel, su respiración, normalmente calmada, se encontraba errática y anormalmente acelerada. Las sábanas que lo envolvían en algún momento se encontraban tiradas en el suelo teñidas de rojo. Las lágrimas caían como cascadas por sus regordetas mejillas que le ardían al contacto con el salino líquido por la piel abierta. Su boca tapada por aquellas manos salivaba y sangraba a partes iguales. Sus piernas temblaban, estaban agotadas y adoloridas por los prolongados minutos en la misma posición. Su pequeña entrada se encontraba siendo brutalmente abusada desde hacía minutos tras y esto la hacía sangrar y doler hasta un punto insufrible mientras que cerca de su oído, enterrado en su cuello el hombre que lo mantenía captivo gemía su nombre incansablemente.

Se sentía sucio, horrible, adolorido y abusado. Este venía siendo un sentimiento recurrente durante el par de semanas que llevaba allí encerrado, sin ningún contacto más que el del señor Min, el que ahora lo embestía antes de, siquiera, que el sol saliera completamente. El pequeño niño se sentía desfallecer tras cada estocada. Pese a que era recurrente jamás se acostumbraría a esos tratos animales que recibía a diario. Su pequeñas tiemblas temblaban en un penoso intento de mantenerlas apoyadas sobre las rodillas, pero esto resultó inútil, acabo cayendo sin fuerzas sobre el colchón. Min se tumbó sobre la curva sobre sus glúteos, esperando a que su respiración se calmara. Subió dando suaves besos por la espalda dañada del niño hasta llegar a tumbarse junto a su cabeza.

— ¿No puedes más, mi vida?, Mejor paramos por hoy — tomó su pequeño cuerpo y lo arrulló entre sus brazos — ¿quieres desayunar o dormir?

— Tengo hambre.

— Muy bien, mi princesa tiene hambre así que vamos a comer, primero voy a ducharte, ¿vale?

El niño asintió, fue alzado y sentado sobre la bañera, en poco tiempo sintió su cuerpo empapado con agua templada. Su piel fue dulcemente limpiada por las manos del hombre, cuido no hacerle daño y moverlo con cuidado. Pasado un rato fue sacado con cuidado, sus heridas fueron tratadas con cuidado y fue vestido. Al llegar a la cocina Min dejó al niño sentado mientras preparaba el desayuno, Jimin permanecía callado, no quería hablar con el hombre hoy, hoy no era un buen día para hablar con él, Min volvió a él unos minutos después y lo sentó sobre su regazo.

— Precioso ¿Sabes algo? Solo quedan dos semanas para tu cumpleaños, mi bebé está creciendo, ya mismo tienes diez añitos, pero para mí nunca vas a crecer, vas a seguir siendo mi princesa para siempre, me aseguraré de ello.

Las lágrimas de pequeño cayeron irremediablemente, sus heridas volvieron a doler, pero ahora no le importaba eso, solo quería desahogarse.

— ¿Qué pasa, amor?

— Quiero irme de aquí, no quiero estar más aquí, es oscuro y huele feo y no quiero estar más contigo, quiero a mi mamá y a mi papá, quiero irme — Min soltó una risa escalofriante que hizo que el llanto del niño incrementará por un momento.

— Que estúpido eres a veces, te ves tan adorable cuando eres estúpido — lo abrazó con fuerza — por eso te mereces todo lo que te hago, no quiero que seas estúpido, te mereces todas las heridas que llevas en tu carita preciosa, en tu espalda, en tus piernas gorditas, porque sigues pensando que te vas a separar de mi, te aviso desde ya que si algún día sales de aquí será con los pies por delante, porque no te voy a dejar ir, ¿Sabes lo que me haría por tu culpa en la cárcel? Me matarían por tu culpa, todo por tu culpa ¿Quieres que me maten por tu culpa?, ¿Quieres matarme?

El pecho del niño se encogió y comenzó a temblar mientras que su llanto aumentaba por segundos.

— Yo no quieroharcer daño a nadie, hacerte daño, señor Min.

— Lo sé, mi amor, eres muy bueno y adorable como para querer hacerme daño, tus papás te enseñaron muy bien — el pequeño soltó un agudo quijido mientras tapó su cara — ¿Qué pasa, amor?, ¿Extrañas a tus padres? — el pequeño asintió aún con su cara escondida — cariño, no los vas a volver a ver en la vida, puedes considerarme tu papá, yo te cuido ahora

— Papá no me haría daño, tú sí, no quiero que seas papá, yo quiero a mi papá no tú.

— Tienes que aprender a aceptar que ahora tu familia soy yo — empujó el cuerpo del niño al suelo, haciendo que la camiseta que lo cubría se resguarda por completo y lo volviera a dejar prácticamente desnudo — aprende a aceptar que yo pongo las reglas ahora y yo mando, yo te digo lo que somos y lo que no somos — apartó las piernas del niño con cierto asco, pasó de largo hasta la puerta, donde se paró y volvió a mirar al niño — desayuna y limpia la casa, yo me voy a trabajar , espero que cuando vuelva esté todo impecable, las cosas están en el armario de ahí — apuntó a un lugar tras de él — y vístete, no quiero ver tu cuerpo asqueroso y obeso si no te estoy follando.

Salió de la cocina y se encerró en la habitación, el niño se hizo una bolita por un segundo envuelto en llanto, pensando en sus padres y en qué a ellos les gustaba su cuerpo gordito y adorable.

Gateo hasta el mueble aún llorando, miró cada bote con productos de limpieza, tomo uno de color rosa y lo miro recordando las palabras de su madre “no tomes esto, te hará daño, mi niño, esto es para limpiar, no para tomar”. Abrió la botella y, sin pensarlo ni un segundo la empinó y comenzó a beber pese al mal sabor y al ardor de su garganta.

Unos minutos después ya la había tomado completa y estaba en el suelo, hecho una bolita medio inconsciente.

— Amor, ¿comó vas?, espero que ya tengas la cocina limpia — entró a la cocina, encontrando al niño junto al bote vacío — ¡mierda, ¿estás loco?!, ¡Eso no se toma, niño estúpido! — se tiró al suelo junto al niño y lo tomo entre sus brazos — Joder, joder, vale, escúchame, ¿Vale, mi amor?, No cierres los ojos, voy a llamar a alguien, solo tienes que esperar media hora, solo media hora — marco un número en su teléfono y lo coloco en su oreja mientras acunaba al niño — ¿Por qué mierda lo has hecho?, ¡Joder, contesta! — el momento en que miro de nuevo hacia el niño que tenía los ojos cerrados el mundo se le cayó al suelo — no, no, no, no, amor no.

— ¿Yoongi?

— Ven ahora mismo.

PAYASO 《YOONMIN》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora