CAPÍTULO XI

233 18 36
                                    

Después de un par de días Jimin había vuelto a pegarse a Yoongi lo suficiente para volver a tocarlo aún con desconfianza, Yoongi seguía sin poder tocarlo a no ser que él así lo quisiera o, al menos, lo avisara antes. Los ataques de pánico eran cada vez más constantes en cualquier momento del día, pero ahora recurría a los brazos de Yoongi para refugiarse mientras se calmaba lentamente, después volvía a poco a poco separarse de él.

Sus labios se movían sobre los contrarios con parsimonia, abrazando el cuerpo contrario y, a la vez, siendo abrazado. Se separó lentamente, aún con los ojos cerrados, se apoyó en el pecho del hombre, acurrucándose, buscando su comodidad. Yoongi lo recibió con gusto, acariciando su espalda y su mejilla.

— Cariño, ¿Estás mejor?

— Sí.

— Si necesitas algo solo dímelo, ¿Vale? — besó su cabeza mientras el chico asentía — está bien, mi amor, vas a estar bien.

— Lo sé.

— Te quiero.

— Yo también te quiero.

Permanecieron en silencio por un tiempo, Jimin aún aferrado a Yoongi cual lapa.

— ¿Quieres algo de comer? — Yoongi rompió el silencio.

— Sí, por favor.

— ¿Qué te hago?

— Me da igual.

— Está bien, ya vuelvo.

Intentó separarse del chico, pero esto le fue imposible, pues el chico se aferró a él con fuerza.

— No me dejes, por favor.

— ¿Vamos juntos a la cocina?

— No, quédate.

— ¿Cómo te hago de comer entonces?

— Ya no tengo hambre, quédate conmigo, por favor.

Las lágrimas volvieron a surcar sus mejillas. Tocó su mejilla secándolas y tranquilizándolo de nuevo. Soltó un suspiro cansado, dirigiendo su mirada a la del chico.

— Durmamos entonces, ¿vale?

— No quiero dormir, me vas a dejar cuando duerma.

— No haré eso, amor, estoy cansado.

— No te creo, te vas a ir con otro.

— Tú eres el único para mi.

Las lágrimas del chico volvieron a surcar sus mejillas con desesperación, aferrándose al cuerpo contrario con tanto ímpetu que sus uñas se clavaban como cuchillas en la piel del hombre.

— Tranquilo, nadie te va a dejar, estoy contigo, si no quisiera estar contigo no te habría traído conmigo en primer lugar.

— Solo dormirás si sé que estás cansado.

— Cariño, mírame — la vista de la sombra morada bajo sus ojos seguía sin convencer al chico — vamos, cariño, quiero dormir, estoy agotado.

— Solo hay un modo en el que sé que te cansas, si no sé que estás cansado no pienso dejarte dormir.

— ¿Qué quieres decir?, Sólo quiero dormir, por favor.

Echó su cabeza hacia atrás mientras suspiraba y tapaba su visión con uno de sus brazos, realmente sus párpados pesaban.

— Tengamos sexo — soltó el chico.

— ¿Cómo dices?

El hombre volvió a mirarlo, siendo incapaz de entender por qué se le había ocurrido decir algo así.

PAYASO 《YOONMIN》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora