YOONGI

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22/12

Miedo.
Miedo es lo único que puedo llegar a sentir en estos momentos.
Miedo de todo. De la vida, de la muerte, de perder o de no hacerlo, de amar, de ser amado, o de confundir ese amor con obsesión. Del pasado que me acecha constantemente y del futuro que parece repetirse.
Me siento en un bucle interminable. Pareciera como si estuviera destinado a vivir la misma historia una y otra vez pero con personas diferentes.
Estoy aterrorizado de esa figura que duerme en mi cama ahora mismo, ajena a todo lo que está ocurriendo, tan inocente y bello, es realmente un ángel. Es una lástima que algunos ángeles no tengan otro destino más que caer en un abismo de oscuridad que los corroerá hasta los huesos y los perseguirá hasta el momento en el den su último suspiro.
Ya vi un ángel así una vez. Evidentemente cayó, es inevitable una vez el daño ya comenzó.
Me perseguirá el resto de mi vida su sonrisa y su voz al igual que lo hará la soga que rodeaba su cuello la última vez que lo vi mientras lo descolgaban del salón de mi casa y yo sólo miraba.
Desde ese momento supe que no había marcha atrás para mi.
Hacía horas extra en el trabajo, aceptaba más de lo que podía hacer. Pasaba noche y día en vela, metiéndome lo que hiciera falta para permanecer despierto esperando que esto fuera una puta broma de mal gusto y que entrara de nuevo por esa puerta, que me sonriera tan lindo como sólo él sabía hacerlo, que me abrazara y me dijera que me amaba... jamás pasó tal cosa y fui un estúpudo por creer que lo haría.
Eventualmente acabé dejando el trabajo y tuve que vender nuestra casa (si me estás leyendo desde algún sitio, bonito, lo siento, sé lo mucho que te encantaba, pero no podía soportar estar ahí y tenerte constantemente cuando, realmente, no te tenía), pero, ¿sabes qué?, remonté aquella situación.
Conseguí otro trabajo en otra ciudad, en la que estoy hoy, Busán y me compré otra casa, hice las paces con Jin y me enamoré de una muchacha del trabajo, bueno, creí hacerlos, pero todo se fue a la mierda cuando vi a mi nuevo ángel, al que ahora duerme conmigo y es dueño de mi.
Mi pequeño ángel me hace sentir vivo, me hace sentir bien. Es una especie de anestesia, es mi morfina. En aquel momento aún no lo sabía, pero ese pequeñín sería el que me quitaría todo el dolor.
Lo amo, verdaderamente lo amo. Bueno, a este punto ya no sé diferenciar del todo qué es amor y qué es obsesión. Puede que esté obsesionado, a este punto no me importa, sólo necesito tenerlo, si lo tengo todo estará bien.
Jamás sentí lo que siento por él, ni siquiera por ti, Jungkook, si es que algo como los espíritus existen y puedes estar a mi lado en este momento leyendo esto. Nadie ha logrado nunca llenar el vacío que dejaste tú, mi primer ángel... hasta que llegó el segundo...
Estoy seguro de que si se va de mis manos el vacío que dejará será el triple de grande que el primero, porque lo que siento por él no lo he sentido nunca por nadie ni lo quiero hacer.
Jungkook era mío, lo poseía, era mi propiedad. Jimin, en cambio, es mi dueño, le pertenezco, me posee y soy su propiedad porque yo quise ser suyo pese a que sé que es cuestión de tiempo que vuele de la palma de mi mano y vaya tan lejos que no lo encuentre y ese será también un momento de inflexión para mi, y me volveré tan demente que me desollaré vivo si es necesario para volver a escuchar esa voz tan jodidamente hermosa que tiene y ver esa cara tallada por los mejores escultores clásicos.
Y por eso mismo tengo miedo, porque estoy yendo cuesta abajo y sin frenos, pero esta vez no quiero parar si él no me ordena que pare.
Temo porque sé el final de este libro que ya he leído una vez y que creí dejar olvidado en lo alto de la estantería, pero que, sorpresivamente, volvió a ocupar el centro de la balda que más visito.
Esto es para tí, mi ángel. Sé que has sufrido y sé que te queda mucho por sufrir y también sé que tú lo sabes, porque ni yo me voy a separar de ti ni tú quieres que yo haga eso. Sé que serás tú quien nos separe y también sé que serás el responsable de volvernos a encontrar porque así acaba esta historia.
Te amo, princesa. Eres mi perdición y mi salvación. Hazme sufrir, llorar, destrózame, hazme picadillo, hazme lo que quieras siempre que vengas después y lo arregles, como siempre lo has hecho y lo seguirás haciendo.
Sé que ahora no entenderás estas palabras, pero créeme, mi bello ángel, sé lo que digo y lo entenderás todo a su debido tiempo, eres inteligente y confío en ello.
Te amo, Jimin, y la cagué tantas veces que me odio con tanta intensidad como te amo. Estoy loco por ti y la locura mueve mundos... yo voy a mover todos los que haga falta para no salir de esa cabecita confundida.
Confundida porque sé de sobra que la presión en el pecho, el disfrutar el sexo, el querer estar pegado a la boca de alguien todo el día te resulta raro. Te entiendo, belleza, yo también estuve confundido la primera vez que sentí eso, pero tú sólo te darás cuenta de las cosas.
Te amo, Park Jimin. Lleva eso en tu cabeza hasta la tumba.
Te amo. Te adoro. Te deseo. Y te añoraré y lloraré cuando te vayas de mi lado.



- Y.


Jimin dejó de nuevo la libreta sobre el suelo junto a Yoongi, apartó una fina lágrima de su mejilla y se agachó frente al hombre.
— Eres un hijo de puta, viejo de mierda. Te odio, mierda, te detesto — no pudo evitar que una sonrisa surcara sus mejillas con gracia —. No eres aquí el único que está loco por alguien...
Besó su mejilla antes de zarandear un poco el cuerpo del contrario. Cuando abrió los ojos Jimin le dedicó la mejor de sus sonrisas.
— Vamos a la cama, cariño, dormir en el suelo no te hará bien.







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Hola, gente bella, ha pasado tiempo.
Bueno, se han juntado varias cosas y me ha sido imposible
escribir y seguirá así por un tiempo. Los estudios sumados a
una lesión reciente en la muñeca me están poniendo el
trabajo difícil así que pido paciencia, por favor.
Gracias.


PAYASO 《YOONMIN》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora