Seokjin abre sus ojos y de pronto ya es de día una vez más. No recuerda en qué momento cayó dormido la noche anterior, pero lo hizo luego de mantenerse dando vueltas en la gran cama, con sábanas que tenían un extraño olor a plástico, hasta cerca de las tres de la madrugada.
Sale de la habitación casi tropezando con sus propios pies. Sus calcetines no lo protegen mucho del frío suelo de madera, y odia no tener sus pantuflas mientras se dirige al baño. Al entrar lo primero que ve es su propio reflejo en el enorme espejo frente al tocador. La luz del exterior que se cuela por una pequeña ventana es suficiente para ver el desastre que es su rostro. Ojos hinchados y labios pálidos y resecos. Su cabello no está mucho mejor, unos mechones se han salido de lugar, y no quiere imaginar el desastre que será cuando tenga que soltarlo para desenredarlo.
Suspira y abre el grifo. El agua corre, y cuando supone que está regularmente tibia, se inclina para lavar su rostro y cualquier rastro de sueño que le quede.
—Buenos días.
Yoongi le echa un vistazo por el rabillo de su ojo al verlo asomarse por la cocina. Está cocinando nuevamente y Seokjin piensa que tal vez está casi tan hambriento como él. No estaba seguro de si Yoongi había salido de su estudio después de que le dijera que podía tomar la habitación y ropa de su armario la noche anterior.
—Buen día.
La voz de Yoongi es estable y unos tonos más bajos de lo normal. Es su voz de cortesía, Seokjin la conoce perfectamente. Se siente extraño tener que interactuar con él después de tanto tiempo, pero no tiene de otra. Después de todo, es él quien ha invadido su espacio, quien no pertenece ahí.
—¿Qué haces?
—Omelettes, ¿Quieres uno?
Seokjin quiere decir que sí, pero decide negar con la cabeza. Ah, su orgullo.
Va hacia el refrigerador, donde supone que habrá un poco de la cena de anoche. Se sorprende al ver que está igual que como la había dejado luego de dar un par de bocados y perder el apetito. Yoongi no había comido nada entonces.
—¿Dormiste bien?
Seokjin asiente mientras coloca los fideos en un tazón. Abre el microondas y marca el tiempo que cree necesario.
—¿Alguna vez has dormido en esa cama?
Yoongi se encoge de hombros. El mayor no pregunta más, así que ambos permanecen en silencio mientras hacen sus propias cosas. Un par de minutos después el microondas avisa que la comida está lista y Seokjin busca un par de palillos en los cajones. La noche anterior había comido con los de cocina por no querer rebuscar en la alacena.
—¿Hablaste con Jimin después?
—Uhm, sí. Por k-talk. Creo que estaba en una crisis por toda la situación, afortunadamente estaba con Taehyung.
Seokjin traga su comida, que no es tan buena como probablemente sabía el día anterior. Por un momento lo único que se escucha es el chillido de los alimentos en la estufa y el rumor del viento que se cuela por una ventana.
—Les envié unos mensajes a Nam y a Hobi —dice sin que Yoongi pregunte, pero el rubio igualmente presta atención desde su lugar en la mesa. Seokjin está en un taburete junto a la isla, a un par de metros de la mesa—. No respondieron. ¿Crees que Kookie esté bien?
Yoongi asiente.
—Jimin dijo que estaba con los padres de Nam en Ilsan desde hace unos días. Ya estaban esperando que esto ocurriera, al parecer. Namjoon tenía información no oficial desde antes.
Su conversación muere ahí.
Seokjin le avisa que va a ducharse, y Yoongi le dice que puede usar lo que necesite con confianza. Al final, Seokjin utiliza sólo lo estrictamente necesario. Decidió no lavar su cabello todavía, así que sólo lo peina hasta que no se ve demasiado desastroso.

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My little quarantine
FanfictionDespués de más de un año de cero contacto, Seokjin tiene que asegurarse de que Yoongi, su ex novio, se encuentre con vida. Ninguno de los dos esperaba tener que compartir el mismo techo por treinta días, tratando de convivir a pesar de los sentimien...