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Aún no está seguro de lo que hace ahí. No entiende cómo es que la seguridad del edificio lo dejó entrar sin mucho problema. Se supone que es un lugar seguro, pero de esa manera cualquiera podría entrar.

Tal vez es su cara amigable, de alguna manera todas las personas lo ven como alguien incapaz de matar una mosca. Ni siquiera es alguien muy sonriente o hablador, mucho menos carismático. Las personas no pueden leerlo correctamente a la primera, aún no decide si eso es algo bueno o malo.

Pero lleva un jodido cubrebocas que sólo deja ver sus ojos, ¿cómo ha logrado entrar?

Suelta un suspiro al llegar a la puerta color caoba con el número dorado en ella. Apartamento 503, si no ha anotado mal. Había sido un poco difícil encontrar la dirección entre los mensajes, pero lo había hecho y finalmente estaba ahí sin saber muy bien el motivo, a pesar de haber conducido por al menos tres horas para llegar ahí.

Yoongi no lo piensa mucho antes presionar el pequeño timbre al lado de la puerta, notando que este trata de imitar Für Elise de Beethoven. En esa desagradable manera se le recuerda que es un complejo de apartamentos familiares.

Está tan concentrado en el sonido que no escucha los pasos que se acercan a la puerta. Sin embargo, escucha la exclamación seguida del sonido de al menos tres seguros abriéndose sucesivamente, para finalmente ver la puerta abrirse frente a él. Al otro lado de la puerta hay un chico que lo mira incrédulo.

—¿Estoy alucinando? Dime que no me golpee tan fuerte por favor...

—Deja de decir tonterías —chista antes de rodar los ojos.

—¡En verdad eres tú, Hyung!

Yoongi recibe el abrazo con aparente incomodidad, pero Jimin tiene ese olor a gengibre y vainilla que exclama 'hogareño' por todos lados, sobre todo cuando este lo envuelve en sus brazos mientras ríe en su oreja con un tono que no ha cambiado en años. El cabello negro de Jimin pica sobre su mejilla mientras lo escucha murmurar lo mucho que ha bajado de peso desde la última vez que se vieron. Yoongi lo ignora, tratando de concentrarse en el calor del abrazo de una de sus personas favoritas en el mundo.

—Joder, eres realmente tú. Tengo tantas ganas de golpearte justo ahora.

El abrazo termina entonces. Yoongi evita verlo a los ojos mientras entra al hogar de sus amigos, el cual es tan hogareño que incluso duele un poco. El olor a vainilla está por todo el lugar, por lo que pronto se da cuenta que Jimin está preparando algo en la cocina. Una canción japonesa de algún autor independiente se reproduce en el equipo de sonido, sobre el cual un gato naranja parece vigilarlo seriamente. Yoongi tiene el impulso de acariciarlo, pero el grito de Jimin los sorprende a ambos.

—¡Taehyung, Min! —Jimin tiene un tono que le recuerda al de su propia madre cuando Yoongi se escapaba a hacer de las suyas y no se hallaba por ningún lado.

—¿necesitas algo, cari...?, ¡¿Yoongi-hyung?! —Taehyung esta a mitad del pasillo, sosteniendo un pequeño pomeranian que comienza a ladrar desesperado en cuando es dejado en brazos de Jimin. Yoongi recibe el abrazo asfixiante del menor, quien incluso lo levanta unos centímetros del suelo a pesar de sus quejas. La risa de Jimin resuena en todo el lugar, y Yoongi recuerda lo mucho que los ha extrañado.

—¿Ya comiste?

Yoongi está extasiado. No recuerda la última vez que se ha carcajeado de esa manera, genuinamente y sin ningún ápice de sarcasmo. Había olvidado lo feliz que Minki lo hacía; ese pequeño ser que había crecido al menos un tercio de su tamaño desde la última vez que lo había visto.

Apenas han terminado de comer el almuerzo y no ha dejado de mostrarle sus pinturas y manualidades, además hablar de los juegos que recientemente ha descargado en su iPad; Yoongi lo escucha atentamente, sorprendiéndose de lo educado que es el pequeño a pesar de que aún es un niño. Taehyung termina por pedirle que guarde el aparato y vaya a cepillarse los dientes. Yoongi piensa que era sólo algo rutinario para el pequeño, hasta que Taehyung toma asiento junto a él y suelta uno de esos suspiros incómodos, a los cuales ya debería estar acostumbrado.

My little quarantineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora