15: Epílogo

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—Ah, ellos están perdidos uno en el otro...

—Shh, guarden silencio...

—Es la verdad. Tan sólo mira a Jungkook ahora, casado con su roomie al que conoció en paños menores. Namjoon seguro tiene una gran personalidad como para haberlo sorprendido tanto.

—¡Jimin!

Un par de invitados se giran hacia el pequeño grupo reunido en la mesa de honor. Jimin enrojece, apenado de haber sido escuchado. El chico esconde su rostro en el cuello de su esposo mientras chilla por lo bajo. Taehyung lo abraza y comienza a mecerse al ritmo de la música con la que la pareja baila en la pista improvisada, un poco fuera de ritmo, pero con enormes sonrisas en sus rostros.

La música termina y Namjoon se inclina para besar a Jungkook, sosteniendo su cintura para no dejarlo caer. Los aplausos se escuchan por todo el salón. Yoongi no puede borrar la sonrisa de su rostro al ver a sus amigos tan enamorados, con lágrimas de felicidad escurriéndose por sus rostros.

—Este es su final feliz. —Yoongi se gira para ver al dueño del comentario. Seokjin se ve precioso en su traje, su cabello negro recién cortado luce espectacular a la luz de las velas de la mesa.

—Lo es.

—Estoy muy feliz por ellos.

—Yo también.

Yoongi busca su mano por debajo de la mesa y el mantel. Seokjin entrelaza sus dedos y ambos miran a los novios invitar a los demás a bailar también, aunque no sean muchos invitados. Taehyung no tarda en arrastrar a Jimin a la pista, el último ríe escandalosamente mientras tropieza con sus propios pies. Hoseok le da un codazo a Yoongi cuando este no hace nada. Yoongi se gira molesto, recibiendo risas burlonas de parte de Hoseok y su acompañante. Sin pensarlo mucho, Yoongi se pone de pie y toca el hombro de Seokjin.

—¿Quisieras...?

Seokjin se pone de pie de inmediato, entendiendo la propuesta al momento. Yoongi sonríe y ambos caminan hasta encontrar un espacio vacío. Hay muy pocos invitados, por lo que no es un problema. Yoongi se recuesta en el hombro de Seokjin y este abraza su cintura con sus manos mientras la música suena por todo el salón, envolviéndolos en un ambiente muy dulce, casi tanto como su pareja de baile.

—Te ves increíble esta noche —su cuerpo tiembla cuando Seokjin susurra esas palabras a su oído—. Precioso, realmente hermoso.

—Gracias —Yoongi ríe un poco, alejándose para mirar a Seokjin a los ojos. La mirada que le devuelve es tan intensa que Yoongi no puede mantener el contacto visual por mucho tiempo, por lo que acomoda el moño del traje de Seokjin como excusa—. Pero no puedo compararme contigo. Pareces un príncipe en este traje.

—¿Puedo ser tu príncipe?

—Primero tendrás que luchar con un dragón o algo así. Si estás dispuesto, supongo que tendrías una oportunidad.

Seokjin rueda los ojos y se inclina para dejar un beso en la frente de Yoongi, lo que provoca que el menor cierre sus ojos encantado, con su respiración tranquila mientras Seokjin guía sus pasos. Yoongi nunca ha sido bueno bailando, pero no había una cosa que no hiciera por Seokjin.

Varias semanas habían pasado, cinco exactamente. Su relación mejoró desde aquella noche, aunque no fue muy fácil. Habían hecho una promesa silenciosa para avanzar juntos paso a paso, y por supuesto que lo habían hablado poco después. Aceptarían lo que el destino tuviese preparado para ellos, sin olvidar que el presente es lo más importante en este momento. Pequeños pasos, eso era lo importante.

Su terapeuta había jugado un papel muy importante en su relación, ayudándoles a comprenderse el uno al otro de una mejor manera, así como a aceptar el pasado como algo que no se repetiría en su futuro. Seokjin había comenzado a asimilar que su historia no sería como la de sus padres, aunque aún tuviese ese tipo de pensamientos de vez en cuando. Para ello también decidieron acudir a terapia de manera individual para poder empezar a superar los traumas que su propia familia había marcado en sus corazones. Aunque se trate de un proceso largo y difícil, y hayan acordado que no iban a generar ningún tipo de dependencia, ver a Yoongi arreglaba su día. Saber que Yoongi estaba ahí para él y viceversa era demasiado reconfortante. Al fina del día, de eso se trataban las relaciones, ¿no? Tener a alguien como un compañero, ser un equipo.

My little quarantineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora