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Seokjin cuelga la llamada para después soltar un suspiro, cerrando sus ojos luego de arrojar su celular a algún lado de la cama. No había tenido muchas intenciones de contestar al ver el número perteneciente a uno de los sujetos de las citas a ciegas que Hoseok había organizado para él después de decirle que ya se sentía listo para avanzar y tener citas. Necesitaba olvidarse de Min Yoongi.

Habían pasado cuatro meses desde entonces.

Ya era momento de aceptar que había fallado, pues en cada una de sus citas se la había pasado comparando a los hombres con... nadie en especial, pero sí tenía muchos comentarios que hacer. Eran guapos, educados y no parecían malas personas, pero siempre había un "pero". Muy alto, muy bronceado, muy perfecto, muy sonriente, muy educado, muy viejo, muy joven... Realmente nunca había buscado a alguien que cumpliera un estándar, pero al final se dedicó a rechazar llamadas y bloquear números para no recibir mensajes pidiendo una segunda cita.

Pero este chico en especial no parece ser tan perfecto como lo otros. Sólo por ello Seokjin le había dado una segunda oportunidad y habían acordado tener una segunda cita, pero Seokjin había estado muy atareado con sus asesorías, así que no había tenido oportunidad de fijar una fecha. Después terminó encerrado en la casa de su ex novio, por lo que sabe que no podrían salir hasta que fuese seguro, no tiene una idea de cuando sería eso.

Lo habría olvidado de no ser porque el tipo ha estado enviándole un mensaje de buenos días a Seokjin casi todos los días, por lo que Seokjin no tuvo el corazón de ignorar su llamada, incluso si en ese momento estaba en un debate mental; precisamente desde que había encontrado un sostén entre la ropa limpia de Yoongi, cosa que lo había distraído tanto como para no notar que estaba haciendo demasiada presión mientras sostenía un vaso que estaba lavando, así que terminó por quebrarse, hiriendo la palma de su mano.

Estaba un poco distraído, nada más.

Pero eso no era algo en lo que quería seguir pensando, pues Yoongi y él ya no eran nada. Lo suyo había quedado en el pasado y no tenía el derecho de traerlo al presente, ni siquiera para mencionarlo en lugar de hacer locas suposiciones que quemaban su cerebro.

—Mantente en tus propios asuntos, Seokjin. —se dice a sí mismo, soltando un suspiro mientras rueda fuera de la cama, dispuesto a encontrar algo que hacer con su tiempo libre. Algo que no incluya su mano lastimada. Afortunadamente había sido la mano izquierda, de otra manera hubiese tenido mucho más problemas para corregir los proyectos digitales.

Seokjin camina de manera perezosa hasta la sala de estar que se encuentra sola, Yoongi no estaba a la vista. Podría encender el televisor y buscar algún documental en Netflix, pero lo más seguro era que tendría mucho más tiempo de hacer suposiciones de esa manera. Ni siquiera le gustaban tanto los documentales.

En busca de relajarse un momento y distraerse con la vista de las montañas, Seokjin se dirige al patio trasero, considerando el plan de pasar toda la mañana sentado en la mesa en la terraza leyendo algún libro, tal vez podría prestar uno de la biblioteca de Yoongi, ya que había notado que aún conserva sus libros en su sótano. Pero primero tiene que avisarle a su ex novio, no quiere parecer muy abusivo al hacerlo. Ya se sentía lo suficiente mal por tomar su habitación y su cama.

Al llegar al patio Seokjin ve a Yoongi al otro extremo de este, cerca del muro lleno de enredaderas que limita los patios vecinos, usando un rastrillo de jardín para quitar la capa de hielo que el sol aún no ha derretido. Están al final del invierno, no hay nieve pero las temperaturas siguen siendo bajas, por lo que la humedad de la noche suele condensarse de esa manera sobre el pasto, que aún no ha recuperado su color verde vivo por el mismo motivo.

—Yoongi-ah —llama desde lo lejos, pero Yoongi no parece escucharlo. Sus cejas se arrugan mostrando su confusión, pues no está muy lejos de él como para que no lo haya escuchado—. Yoongi-ah, ¿qué estás haciendo? —Cuestiona, aunque es obvio que sabe lo que hace. La única respuesta que obtiene es un bufido de parte del menor cuando el rastrillo se enreda en una raíz.

My little quarantineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora