Capítulo 06

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Dedicado a PsickMurdxr ❤️


Por favor,
No mires solo a un chico atrapado en sueños y fantasías.
Mírame a mí, buscando a alguien a quien no puedo ver.
Lost Stars, Adam Levine


Pacho

Desde mi camerino podía escuchar los gritos del público. Aunque ya habíamos tenido decenas de presentaciones, no dejaba de sentir nervios antes de un concierto.

Esa era la primera noche de la gira y abríamos en Guadalajara. Serían 22 días, 6 países, y 9 conciertos.

Parecía poco, pero las giras tenían la habilidad de jugar con el tiempo: mientras estabas en ellas, los días se hacían eternos debido a todas las actividades, pero cuando terminaban... Se sentían como 5 minutos transcurridos.

Tocaron mi puerta y sonreí cuando vi a Nani entrar. Esta emitió un silbido al ver mi atuendo y luego me guiñó un ojo.

—Qué guapo. Ya veo por qué estás quitándole el puesto a Santi como el favorito.

—No es una competencia. Aunque me gusta saber que, si lo fuera, estoy en camino a ganar.

Se sentó en el sofá y suspiró.

—No puedo creer que finalmente está sucediendo esta gira. Después de replanificar todo mil veces... 

Aquella gira tuvo que haber empezado medio año atrás. De hecho, cumplimos con tres shows en el Caribe, y el resto tuvimos que cancelarlos debido a que Santi contrajo laringitis crónica. Estuvo hospitalizado más de una semana y su reposo fue aún más extenso. Según los médicos, se había enfermado por tres motivos que, mezclados entre sí, fueron una bomba para su garganta: uso excesivo de la voz, mal hábito de fumar —muchas veces al día—, y consumo de alcohol en grandes cantidades.

Su tratamiento hizo que pasara meses con un humor de perros porque le prohibieron fumar (para siempre), limitaron su consumo de alcohol y café, y le cambiaron su dieta al 100% por un tema de vitaminas. Lo que más nos afectó como grupo fue que dejara de fumar, porque pasaba todos los días en modo cascarrabias, y eso que, de por sí, él ya era cascarrabias.

—¿Cómo ves a Santi? —le pregunté, mirándome al espejo y fingiendo que no me importaba.

—Nervioso, aunque lo disimula bastante. —Hizo una pausa y se acercó a mí con lentitud—. Deberías hablar con él, seguro se calma un poco.

—No creo que sea necesario, verás que a los dos segundos de estar en el escenario se le pasa.

—Pacho...

—¿Algo más?

Torció los labios y se resignó. Me conocía lo suficiente como para saber cuándo debía insistir y cuándo era un caso perdido.

—Sí. Tatiana está esperando afuera. Le dije que no podía entrar sin tu permiso, y me demoré a propósito para que se quedara en el pasillo perdiendo el tiempo. —Sonrió, orgullosa de su hazaña.

—¿Tatiana? —repetí, confundido—. Qué raro. Yo no la invité.

—Créeme que yo tampoco, pero tiene su pase hiper VIP y está anclada en tu puerta. ¿Será que le enviaste un mensaje diciéndole que querías volver con ella y no lo recuerdas?

—Es más probable que llame a mi padrastro para decirle que lo extraño, cosa que no hago, a que le escriba a Tatiana eso. Y no me lo tomes a mal, le tengo cariño, pero...

Resonantes © [Indie Gentes #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora