Resonantes © [Indie Gentes #3]

Capítulo 13

Capítulo larguísimo (y 🌶️🥵) para compensar la espera.

Dedicado a AldanaSelhay ❤️

«¿Ya habías escuchado de mi narcisismo disfrazado de altruismo?
¿Como una especie de congresista?
Me despierto gritando, soñando
Que un día veré cómo te vas
Y la vida perderá todo su sentido»
—Anti-Hero, Taylor Swift

Miko

Me despertó el incesante dedo índice de mi hermana clavándose en mi hombro como si quisiera hacerme daño de verdad. Mi dolor de cabeza era tan profundo, que pensé que tendría que llamar a Emergencias.

Gruñí.

—Déjame en paz.

—Ya se va a terminar la hora del desayuno, y poco después tenemos que irnos con los chicos al lugar de su concierto. Párate, Miko.

Gruñí por segunda vez y me incorporé, arrepintiéndome de inmediato. Cuando abrí los ojos, me encontré con Juri sentada frente a mí con un vaso de agua en una mano y dos pastillas en la otra.

—¿Por qué sonríes? —le pregunté de mala gana mientras me tomaba los dos ibuprofenos.

—Siempre eres tú quien tiene que cuidarme cuando me siento mal, al fin te puedo devolver el favor.

—Me alegra que mis desdichas te causen alegría.

—La resaca te pone dramática. Por cierto, mamá y papá intentaron llamarte, pero yo les respondí. Todo bien con ellos. Te espero en el restaurante.

—Espera, ¿ya Hans te revisó?

Mi hermana asintió como si fuera lo más obvio del mundo.

—Mantuvimos una conversación todo el rato. Hasta te tomó el pulso porque le preocupó que no despertaras con nada. —Frunció los labios—. Deberías bañarte antes de bajar. Vomitaste en la madrugada y hueles horrible. Espero que cuando te sientas mejor, me cuentes por qué Pacho fue quien te acostó en la cama como un príncipe azul. Ah, y Nani pasó por aquí hace rato para dejarte tu celular, está en tu mesa de noche.

Mi hermana salió de la habitación y yo me eché de nuevo, cubriéndome el rostro con la almohada. Los recuerdos volvieron de a poco, aunque no todos. Los bailes, los tragos, el beso...

Yo había tomado la iniciativa de besar a Pacho anoche.

No me sorprendió que él me correspondiera, pero ¿en qué estaba pensando al besarlo?

Sentí cómo la temperatura empezó a subir en todo mi cuerpo al recordar el sabor de sus labios y lo suaves que eran, cómo su forma de besarme era serena, aunque experta, sabiendo dónde y cuándo morder, cuál era la dosis perfecta de lengua, cómo acercarme más a él para que quisiera más, su erección contra mi cuerpo. Dios, lo había sentido.

Después del beso intenté evitarlo, en especial porque sentía una terrible culpa por pensar en Ignacio y Pacho al mismo tiempo. No de forma simultánea. Pero si no estaba pensando en uno, pensaba en el otro.

No podía recordar lo que había conversado con Pacho después, no tenía idea de si había admitido algo demasiado embarazoso. Tampoco podía preguntarle sobre qué habíamos hablado porque, primero, probablemente no me contaría todo; segundo, no sabía si lo había avergonzado en el proceso.

Busqué mi celular en la mesa de noche y lo encendí. Al abrir WhatsApp me encontré con diez mensajes de Ignacio, además de los tres audios que me envió mientras estaba en la fiesta: