CAP 13

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Jisung prefirió no decir absolutamente nada mientras volaban y esperó hasta que aterrizaran en algún lugar.

Llegaron a la terraza de la habitación del castaño. Ahí pararon y el humo se había desvanecido.
La vista de Jisung se aclaró y podía ver todo ahora sin humo. Detrás de él estaba Minho, tranquilo pero preocupado.

— ¿estás bien? —tocó el hombro de Jisung.

Tardó en contestar en lo que regresaba de lo desconcertante que fue lo qué pasó.

— ¿como...fue p-posible? —volteó a ver a Minho con un semblante muy impresionado.

— luego te diré, por ahora ¿estás bien? —volvió a preguntar.

— s-si...muchas gracias. —miró con sinceridad a los ojos de Minho. Estos ya no se encontraban rojos.

— no tienes de que, me alegra que estes bien.
—se giró recargándose en el barandal de la terraza.

— me salvaste la vida, pero...¿como?

— solo lo hice, no preguntes como fue. —dijo serio.

Jisung solo suspiró y se dirigió a su recámara abriendo las puertas de cristal de esta.

Le parecía muy extraña la forma de actuar del pelinegro. Aveces era tan frío y con poco interés de hablar con las personas, pero la mayoría de las veces que ha hablado con él, no es así, a llegado hasta generar una sonrisa en su rostro mientras que con algunas otras personas no lo hacía.

Era muy raro Minho.

Dos golpes ligeros sonaron en la puerta de la habitación.

Los dos jovenes voltearon a esta e instantes después se miraron mutuamente con curiosidad.

Jisung se dirigió a la puerta y la abrió para encontrarse con una chica.

Minho reconoció la voz de su hermana, pero no se movió ni un centímetro y siguió mirando todo el pueblo desde arriba mientras los dos enamorados se hablaban.

— ¡Minho! ¿Qué haces aquí, hermano mío?

— Nada, hermanita. —volteó diciendo con un tono sarcástico lo último.

Giselle miró a Minho muy pálido, casi de tono blanco y sabía perfectamente que se había transformado en su sombra.

Lo disimuló y siguió hablando con Jisung.

— me preguntaba si querrías ir a leer conmigo mi libro favorito. —dijo tratando de sonar tierna. Minho simplemente volteó al otro lado dándoles la espalda.

Jisung se vió presionado y miraba a Minho a lo lejos tratando de tomar una decisión. En realidad no le gustaba leer libros, pero terminó aceptando.

Minho cuando escuchó que el castaño aceptó, alzó las dos cejas, cerrando sus ojos en un parpadeo un poco lento y apretando su mandíbula.

Y cuando escuchó que la puerta fue cerrada, simplemente se aventó y nuevamente se perdió en el aire.

[...]

Minho fue a visitar al rubio de rosas, era una buena compañía.

— hola, Hyunjin.

— hola, príncipe Minho.

Hyunjin estaba arreglando un ramo que le habían encargado, esa tarde había estado llena de trabajo.

— veo que ya casi se acaban tus flores ¿no es así? —dijo Minho mientras se acercaba más al puesto.

— está en lo correcto, majestad, hoy fue un día de arduo trabajo... pero es bueno, llevaré provisiones a mi casa.

— me alegra que te fue bien el día de hoy. Por cierto, traje fresas para ti, Hyunjin. —levantó una bolsa de tela con fresas.

Hyunjin se impresionó y no tenía ni idea de que decir.

— n-no tenía por qué, majestad.

— vamos, es un pequeño detalle de mi parte.

Para Hyunjin era muy caro comprar fresas, en esos momentos eran muy caras.
Pero aceptó el regalo agradeciéndole.

Los dos chicos se pusieron a platicar, Hyunjin terminaba de hacer su trabajo y Minho solo se sentó a escucharlo y seguirle la platica.

Pasaron las horas y tanto como Minho, Hyunjin ya se tenía que ir.

Ambos se despidieron y continuaron a sus caminos.

Minho llegó al castillo, recorrió todos los caminos hasta llegar a su habitación.
Justo una recámara antes de la suya, se encontraba la de su hermana, de ahí provenían risas ligeras y comentarios de amor.

Minho suspiró, trataba de reusarse pero le era imposible, sentía celos y muchos para ser Minho.

Jisung era extremadamente lindo y tenía encantos que lo volvían loco.

Se quería despegar de esos pensamientos pero no podía ser tan fácil, cada que lo veía todos sus esfuerzos caían.

Continuó su camino deseando estar ahí en vez de Giselle.
Llegó a su recámara y cerró la puerta, arrastrando la espalda en ella hasta llegar al piso.

Tocó su cabeza preguntándose qué era lo que le estaba pasando.

Pero no dejaba de pensar en Jisung.

Nuestro destino ♕︎ 𝚖𝚒𝚗𝚜𝚞𝚗𝚐 ♕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora