Alguien toca la puerta. Ambos se miran como si fuese el fin del mundo. ¿Quién podía hacer acto de presencia tan tarde y justo en ese momento?
-¿Talita, estás bien?
La persona que estaba al otro lado de la puerta era Susan. Era normal que diese paseos por el castillo hasta tarde. Le gustaba ser la ultima en irse a dormir para comprobar que al tocar la cama todo estuviese en orden. Estaba por irse a dormir pero sentía que había dejado algo inconcluso y era la situación con Talita. Trató de evitarlo yendo enbusca de agua fresca pero oír ruidos que venían de su habitación le fue inevitable no acercarse a llamar a la puerta.
-¡Todo bien, Majestad! -respondió la princesa algo agitada.
-Ah, veo que estás despierta... ¿Puedo entrar a comentarte algo en breve?
"¿¡Por qué respondiste!?" susurró Edmund echándose las manos a la cara. "¡Tú fuiste el que se metió aquí ahora no me reclames!" recriminó Talita en el mismo tono. No sacaban mucho peleando en ese momento así que la unica alternativa que quedaba como escape Edmund se encerrara en el balcón y tal vez con buena flexibilidad, despliegue y suerte pudiese llegar a la azotea que estaba a un par de metros arriba de la habitación. Una vez que desapareció tras el ventanal, Talita corrió a abrir la puerta y dejó entrar a Susan quien aun vestía su elegante traje.
-¿Ha pasado algo? -preguntó la reina mirando hacia todos lados como sospechando que algo pasaba.
-¡Para nada, Majestad! -explicó la princesa casi riendo de los nervios- Solo suelo hablar mientras estoy dormida, es algo muy común. Mi hermana siempre me dijo que con...
-¿Estás afiebrada? -Insistió- Tus mejillas están muy rojas y veo que también estrujaste el paño en agua. Abriré el ventanal del balcón, tal vez el encierro te tiene algo...
-¡No, Majestad! -exclamó haciendo que Susan se detuviese- Si abre el ventanal, puede entrar mucho viento y soy un poco sensible de huesos... Solo me sentí algo sedienta. ¡Estar de paso en otro país es demasiado extraño! Bueno, basta de hablar de mí. ¿Qué es lo que quiere comentarme? Me siento muy curiosa de su presencia a esta hora.
Era difícil creerle pero Susan decidió omitir aquel extraño recibimiento y se sentó en la cama junto con Talit. Partió disculpándose por haber sido tan avasalladora durante la cena. Que tal vez tuvo que haber dejado la situación en manos de Peter. Quizá todo se trataba de una confusión a la larga y debería pedirle a Peter que retire el trabajo comunitario a una princesa que esta ad portas de ser Reina. Talita se negó a lo ultimo, pero agradeció que se haya acercado a ella a conversar. Volvió a reiterar sus disculpas por los problemas generados en su nación pero ella hubiera actuado igual en su lugar. "¡Me encantaría llegar a ser Reina con esa misma determinación y elegancia!" halago que de manera genuina, provocó risas en Susan en la manera que lo exageró extendiendo sus manos. La terrible Reina ahora se veía cómo alguien cercano y muy humano, ¡Casi como conversar con Lilian!. Charlaron hasta altas horas de la noche sobre Reinas, modales, sus respectivas hermanas, fiestas, bailes y muchachos. Sí, algo así como una noche de chicas. Tenían mucho en común. Y mientras eso sucedida, Edmund logró escapar trepando hacia la azotea sin hacer demasiado ruido.
Al día siguiente, y a pesar de haber madrugado, Talita se puso en pie antes del amanecer y fue sorprendida con la noticia de que su yegua fue encontrada deambulando por la playa. Fue encontrada en un buen estado y estaba bien alimentada por lo cual no pasó peligro alguno. Talita se ensilló en ella y echó riendas en dirección al bosque. No estaba lloviendo pero si corría un viento muy helado. A ella le parecía un frío común puesto que se país suele tener ese clima. Se adentró al interior del bosque y prestó ayuda a los aldeanos que parecían contentos con su presencia. Desde reconstruir hogares que fueron dañados por los fuertes vientos hasta contar cuentos para los infantes. Poco le importaba ensuciarse o hacer fuerza física. Ya a todos les había quedado claro que era una princesa bastante particular. En la tarde regresó a Cair Paravel y se unió a las clases de bordado donde Susan le había invitado a ser parte. En ese espacio habían varias doncellas; desde criaturas narnianas que cumplían un papel en el castillo, desde jóvenes extranjeras que estaban de paso igual que la princesa. Varias enviadas hasta Cair Paravel, exactamente con Susan, para que fuese instruidas como "señoritas ejemplares" con la mejor Reina. Por supuesto que Talita no iba al mismo ritmo que las demás, pero un poco torpe con las agujas pero imitaba el procedimiento de las demás. Las chicas ya habían terminado el dibujo de una flor cuando Talita aun llevaba solo un pétalo.
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La Propuesta (Edmund Pevensie Fanfic)
Fiksi Penggemar-¡𝘙𝘦𝘺, 𝘌𝘥𝘮𝘶𝘯𝘥! -𝘭𝘰 𝘴𝘢𝘤𝘰́ 𝘥𝘦𝘴𝘥𝘦 𝘭𝘰 𝘮𝘢́𝘴 𝘱𝘳𝘰𝘧𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘴𝘶𝘴 𝘱𝘶𝘭𝘮𝘰𝘯𝘦𝘴- ¡𝘌𝘴𝘵𝘰𝘺 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘭𝘦𝘵𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘯𝘢𝘮𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢 𝘥𝘦 𝘶𝘴𝘵𝘦𝘥! 𝘌𝘥𝘮𝘶𝘯𝘥 𝘭𝘢 𝘮𝘪𝘳𝘰́ 𝘴𝘰𝘳𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘪𝘥𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘰�...