HAREK

Capítulo 39

Zayd = Padre / Zayk = Hijo.
Drash= Padre / Drack = Hijo.

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Jugué durante largos minutos con mis piernas luego de Harek se marchara. La suave brisa invernal que lograba colarse por la ventana acariciaba suavemente la piel de mis piernas, relajando uno a uno los centímetros de mi cuerpo, ayudándome a viajar una y otra vez hasta él. El fuerte agarre de sus manos, el calor de su piel y aquélla húmeda lengua. ¡Dios, iba a matarme! Suspiré profundamente hundiendo las manos en mi cabello y esta vez algo más llenó mi cuerpo, angustia. Sin duda el mensaje de Erin había sido lo suficientemente importante para obligarlo a marcharse aún en contra de su voluntad, debía admitir que no tan sólo lograba inquietarme, sino también preocuparme. No pretendía interrumpirlo ni entrometerme en lo que no debía, pero sabía que no se trataba de buenas noticias y deseaba con cada una de mis fuerzas que esta vez no fuese sobre mí. Harek tenía suficiente con los estragos que mi presencia habían causado ya.

Mis ojos se cerraron y un cansado suspiro se escapó de mi boca, era el momento. Me levanté intentando concentrarme en mi alrededor, en las cosas por hacer y por supuesto en eliminar el rastro de deseo que aún quedaba en mi cuerpo, pero mi mente se olvidó rápidamente de mis recientes propósitos mostrándome una y otra vez  aquél oscuro cabello negro y el profundo azul de sus ojos. Seducía cada parte de mí, comenzando con mi frágil naturaleza, acariciaba mi cuerpo, lamía mi piel e hipnotizaba uno a uno mis sentidos. Intenté repetidamente quitarlo de mi mente, pero apareció una y otra vez, mirándome de aquella forma, pronunciando las sucias palabras que tan bien sonaban en su boca y tomando mi cuerpo a la fuerza. ¿Cómo podría mirarlo luego de conocer su increíble habilidad con la lengua? No tenía la respuesta aún, pero el agua fría definitivamente serviría para solucionar algunos de mis problemas.

Abrí el armario utilizando ambas manos extendiendo las enormes puertas de madera, necesitaba acabar rápido, retrasarme no era una opción; ya había olvidado por suficiente tiempo mi compromiso con Zach gracias a los talentos ocultos de su primogénito. Dejé que la suave blusa recorriera mis brazos y antes de que pudiese acomodarse por sí misma subí el pantalón, estaba orgullosa de mi rapidez, sólo faltaban los botines. Bajé hasta la parte inferior del armario intentando divisarlos, pero hubo algo que llamó mucho más mi atención. Los recuerdos sobrevolaron de inmediato mi mente al verlo, ¡La carta de mamá! ¿Cómo había podido olvidar aquello? Había pasado mi adolescencia rogando por tenerla entre mis manos, y estaba allí sin ningún tipo de restricción. Rebusque desesperadamente en el bolso hasta encontrar el suave tacto del papel, comencé a abrirlo y no pude evitar pensar en cómo había marcado mi vida y mi curiosidad por largos años. Mi padre jamás hubiese permitido que alguien husmeara entre sus cosas y yo jamás me hubiese atrevido a hacerlo. Respiré profundo y estuve lista, al fin podría tener un trozo de ella aunque en el peor de los casos  significase sencillas palabras sin sentido.

Mis dedos recorrieron con emoción el papel intentando no dañar ninguna parte de la superficie, deslicé el contenido del sobre y pude distinguir el trazo, aquello que había anhelado leer por tanto tiempo estaba allí, listo para mí. Pero el inesperado sonido del teléfono me hizo sobresaltar, mi instinto me hizo esconder aquello como si estuviera haciendo algo indebidamente malo, seguramente hubiese sido mi natural reacción si se tratase de mi padre. Caminé hacia la fuente del sonido y busqué con la vista algún botón que pareciera confiable para responder, había visto a Harek hacer aquello un par de veces, no podía ser tan difícil. Lo acerqué a mi oído y escuché de inmediato a mi interlocutor.

Dejé el teléfono perfectamente posicionado, tal y como se encontraba antes de contestar y me lamenté profundamente  tener que volver a guardar cada parte de mi historia, pero sabía que necesitaría tranquilidad  para afrontar lo que fuese que aquella carta necesitara transmitirme, así que tomé los botines y bajé por las escaleras.