Capítulo 2

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Vestido en multimedia.

Seguí corriendo como si la vida dependiera de ello, al parecer era más literal de lo que quería aceptar. No iba a mirarlo sabía que era uno de aquellos lobos pero no iba a enfrentarlo, eso solo traería mas problemas. Rogaba porque mi hermano no se enterara, iba a matarme si lo hacía. ¡ACABABA DE VIOLAR UN TRATADO!

Separé las rejas de aquel gran portón entrando, ni siquiera me importó cerrarlo de una manera correcta tal como Drack siempre exigía. Simplemente corrí.

Entré por la gran puerta de madera cerrandola rápidamente para correr hacia las escaleras, mi pie tocó el primer escalón para parar en seco.

—¿Qué hiciste?

La firme y fría voz de Drack me alertó, traté de calmar mis nervios y la expresión de terror que seguramente poseía antes de mirarlo.
Me di vuelta lentamente encontrándolo apoyado en el barandal de las escaleras a unos centímetros de mí, él arqueó una ceja levemente esperando mi respuesta.

—Solo corría –sonreí– trataba de matar el tiempo en alguna actividad, ya sabes, nada importante.

Ví su expresión seria analizando cada centímetro de mi cara buscando algo de duda en mis facciones, paró en mis ojos.

—Necesito que te hagas cargo de la reunión anual, será hoy. Como ya sabes no tengo tiempo ni ganas de estar soportando caprichos de un par de idiotas con aire de grandeza –su voz irradiaba tanto veneno– así que, irás tú.

Al terminar de hablar empezó a caminar hacia la puerta arreglando su corbata.

—Pero –hablé pero antes de que pudiera continuar el hizo un gesto haciendo que me callara–

Drack habló

—¿Lo que querías no era más participación? Te la estoy dando –su voz firme se daba paso– simplemente agradece.

El aire despectivo con el que me miraba y su voz tan llena de firmeza era horrible, asentí.

—¿Pero que debo hacer? Jamás he ido a una cosa de esas, Drack.

Él me miró.

—Limitate a no abrir mucho la boquita, Dan te acompañará –Drack empezó a colocar su saco– a las 9:00 PM en punto, ni un minuto más, ni un minuto menos. Odio los retrasos, representa correctamente a tu manada.

Dicho esto salió por la gran puerta solamente escuché el sonido de esta al cerrarse y luego silencio, nada más que tranquilidad y soledad, una mezcla mortal.

¿Ahora que iba a hacer? Si algo salía mal Drack iba a matarme frente a toda la manada ¿Por qué me castigaba de esta manera? Simplemente quería hacerme fallar.

Subí los escalones agradeciendo que Drack no sospechara de lo que había ocurrido, pero aún quedaba aquel chico, el podría hablar. Si eso ocurria mi cabeza estaría en juego y no tenía muchas posibilidades de ganar.

Cerré la puerta de mi habitación tras de mí para luego tirarme sobre la cama tapando mi cara ¡LO ARRUINARÍA!

—Podemos empezar por estas –dijo dejando un par de prendas sobre mi cara–

Me sobresalte al escucharla ¿Cuando había entrado? Ella me miró con una pequeña sonrisita burlona y habló

—Tus sentidos son terribles si fuera tú estaría contemplando seriamente la idea del suicidio.

—Creeme que lo estoy haciendo –respondí–¿Ya sabes lo de hoy?

Ella asintió

—Drack ha estado gritando todo el día sobre aquello, ya sabes que durante el día sus neuronas se van a un retiro espiritual.

Reí al escucharla, Alice era nuestra hermana más pequeña, papá la había adoptado al nacer ya que sus padres habían muerto gracias un arrebato de Drack, se los debía. Nadie quiso aceptar que sus "arrebatos" se transformarian en su forma de solucionar los problemas.

Habían pasado 13 años desde su primer "arrebato". Actualmente era su manera de solucionar la vida. Se volvió algo tan común.

—Ese me gusta –dije señalando el vestido de seda blanco, alice sonrió.–

—Tranquila, harás el ridículo pero luciendo fabulosa y eso nadie puede quitartelo –sonrió burlonamente–

Lancé una almohada en su cara mientras reía ¿Qué se creía aquella mocosa?

Las horas pasaron me encontraba sentada en la cama con el vestido puesto mientras Alice cepillaba mi cabello, tenía algunos sencillos accesorios, un pequeño colgante de corazón, unos lindos aretes y un anillo en el dedo anular de la mano derecha.

—¿Me veo patética? –pregunté–

Alice me miró analizandome.

—Más o menos –dijo al fin esbozando una sonrisa– te ves sumamente elegante y hermosa, toda una alpha.

Tenía un maquillaje suave y unos elegantes tacones negros no demasiados altos ¡ALELUYA!

Era la hora, lo confirmé mirando el reloj en la pared, escuché la puerta principal abrirse y una voz conocida y suave voz, era Dan.

—¡Ya estoy aquí! –gritó–

Dan era el beta de la manada, un hombre mayor el cual se había ganado cada gota de cariño, era una parte fundamental de la comunidad pero sobre todo de la familia o lo que quedaba de ella.

Alice bajó corriendo a saludarlo en cambio yo me aseguré de meter algunas cosas necesarias en el pequeño bolso, era negro igual que los tacones, respiré profundamente y salí de la habitación.

Bajé las escaleras tratando de no hacer un espectáculo antes de tiempo, acepté la mano de Dan al llegar a los últimos escalones.

—Te ves maravillosa, tan perfecta como tu madre.

—Debe estar retorciéndose por tu comentario –reí–

Dan se dirigió a la puerta abriéndola y habló mientras hacia una reverencia.

—Adelante señorita, la noche es nuestra.

                                  °°°

Ya había oscurecido, Dan conducía concentrado en el camino, faltaban 20 minutos para la reunión. Llegaríamos a tiempo.

La reunión anual de Alphas no era del agrado de Drack, la odiaba, lo detestaba. Siempre aconsejaba a papá no asistir. Drack odiaba que existieran lideres superiores a él, odiaba no tener el control de todas las manadas del país, detestaba no tener ese poder sobre el resto.

Dan estacionó frente a la gran casa de reuniones, me ayudó a salir y sonrió para calmar mis nervios

—Por favor –hablé– no me dejes caer

Él sonrió y me agarré de su brazo tratando de controlar mis nervios, de esto dependía mi cabeza.

Empezamos a caminar y nos acercamos a la puerta

—A la cuenta de tres –habló– ¡Uno!

Inhalé.

—¡Dos! –susurró–

Exhalé.

—¡TRES! –Dijo al momento que pateó la puerta haciendo que ambas se abrieran de golpe–

¡VAYA ENTRADA! –pensé–

Todo el mundo nos miraba, las cien personas ahí adentro tenían la miraba puesta en nosotros, recorrí cada uno de sus rostros hasta que llegué a aquellos potentes ojos azules analizandome.

«¿No te han enseñado a respetar los límites?»

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Chicas, adjunté el vestido en la multimedia, eso no significa que tengan que tener el cuerpo de esa tipa. NO. Adapten el vestido a sus curvas.
❣️

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