Capítulo 11

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Lo miré confundida.

—¿Eso es posible? –pregunté–

Sus ojos azules analizaron cada centímetro de mi rostro y sonrió levemente.

—Puedes preguntárselo tú misma.

En aquel momento el sonido de unos tacones llamó mi atención, ví salir de la cocina aquella mujer tan imponente, con su perfecta cabellera rizada de color rojizo. Era una mujer muy alta casí tanto como Harek, su elegancia y fuerza brotaban de todos sus poros. Caminó a paso firme hacia nosotros sonriendo

¡INCLUSO SU SONRISA ERA PERFECTA!

No me dió tiempo de reaccionar cuando sentí sus brazos envolviendome, su repentino gesto de afecto me sorprendió, tardé unos segundos en responder. La cara de Harek solo mostraba una tierna sonrisa. Luego de unos segundos ella se separó de mí.

—Erin –se presentó– mi nombre es Erin. –sonrió– estoy muy feliz de que estés aquí, será un agrado recibirte.

Antes de que pudiera pronunciar alguna palabra o siquiera presentarme ella prosiguió.Miró a Harek y acompañada de su firme voz habló

—Vendré por la mañana, quiero estar presente en la reunión, es importante.

Él solo asintió.

—Que tengan buena noche –habló acompañada de una cálida sonrisa–

En breves segundos escuché la puerta cerrarse y volví a mirarlo. Harek caminó hacia la cocina y yo lo seguí.

—No es que no se pueda –habló mientras abría un gabinete sacando dos platos– es simplemente que no quieren. Les derrumba el ego que una mujer tenga el liderazgo. –su tono burlon apareció–

Sentí aquel olor a pasta recién hecha, pude escuchar como mis tripas gruñian y lo ví sonreír.

—Ve a la mesa, llevaré esto –miró los platos–

Asentí y salí de la cocina, caminé hacia donde estaba la mesa y subí aquellos dos escalones para llegar. estaba en un lugar más alto justo en el lugar indicado, en el techo habían unas lindas lámparas que hacían del ambiente algo más acogedor, todo aquella lo era. Al lado de la mesa había un gran ventanal que dejaba ver el bosque.

Observé los cubiertos tan perfectamente puestos, habían 6 sillas y una en el lugar central, supuse que era su sitio.

Recordé como hace unos días Drack había perdido el control con la chica de la limpieza cuando esta tocó demasiado su lugar sagrado, eran lugares demasiado significativos para él, demostraban su liderazgo, aquel que tanto había anhelado y que hoy poseía.

Si bien un puesto en el comedor no iba a darle nada, no era simplemente aquello. Él estaba dispuesto a hacernos entender que nadie tendría jamás su poder, que nadie era merecedor ni siquiera de desearlo, nos lo recordaba hasta en las cosas más mínimas.

Aquello era una tortura.

Me senté al lado del puesto principal y seguí observando todo, estaba tan hundida en mis pensamientos pero el sonido del plato tocar la mesa me sacó de ahí

—Espero que sea de tu agrado.

Harek.

Aquella voz que se había vuelto tan conocida, su voz tan profunda, tan...
¡DIABLOS!

—Odio esto –habló mientras cambiaba los cubiertos al lado del puesto principal, quedando en frente de mí–

Me sorprendió su acción, lo ví sentarse tan tranquilamente arreglando los cubiertos, él sintió mi mirada y sus ojos me encontraron.

HAREKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora