Capítulo 38 - Parte 2

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Me encanta cuando comentan cada frase o párrafo que les gustó, si quieren hacerlo seré feliz leyéndolo.
                     

                                 •••

Mi respiración comenzó a acelerarse, mi pecho subía y bajaba aumentando delicadamente el ritmo haciendo cada vez más evidente las intensas sensaciones que recorrían con furia mi interior. Necesitaba tocarlo, mi cerebro rogaba por el suave contacto, me acerqué  subiendo por su brazo dejando que mi mano acariciara y disfrutará de  cada centímetro. Aquél hombre había logrado fascinar mis sentidos, erizar mi piel y provocar una fuerte ola de calor y deseo. No logré retener el impulso, intenté borrarlo de mi mente y olvidarlo pero necesitaba escucharlo salir de su boca, deseaba oírlo pronunciar aquello con su masculina voz ronca.

—¿Me deseas? –Mi susurro inseguro llegó rápidamente a sus oídos.

Él no tardó en responder, sabía perfectamente que una segura afirmación no sería suficiente, así que decidió proyectar sus emociones.

—¿Quieres comprobarlo? –Fue directo.

No me permitió responder, su mano tomó la mía y la posicionó perfectamente sobre su marcada erección.

—¿Qué crees, cielo?

No fui capaz de contener lo que aquello provocó en mi interior, el líbido pareció recorrer con fuerza cada centímetro de mi piel, exacerbado el deseo y arrasando con furia la estabilidad de mis naturales instintos. Deseaba obligarlo, fantaseaba con empujarlo, deshacerme de su ropa y forzarlo a meterse en mí una y otra vez. Su mano bajó y el suave movimiento me alejó de mis lascivos e impuros pensamientos. Él pareció leer mi mente ,comenzó a deshacerse del cinturón, lo dejó caer para luego bajar la cremallera y abrir el pantalón dejándome ver cómo la delgada tela se ajustaba perfectamente al grosor de su erección.

Había algo en él que me hacía enloquecer con facilidad, iba más allá de lo superficial, irradiaba no tan sólo seguridad y una increíble masculinidad sino que también fuerza, control y potestad, aquél hombre demostraba en cada uno de sus actos quién era sin la más mínima necesidad de mencionarlo y vaya que aquél íntimo momento no era la excepción. Harek volvió a tomar mi mano obligándome a tocarlo una vez más, dándome plena libertad para recorrer su duro miembro, mis instintos tomaron el control de cada movimiento haciéndome recorrer suavemente su rígida y marcada erección con el dedo índice.

—¿Qué tan dura la pusiste, Rysh? –El excitante sonido de su voz me hizo subir hasta sus ojos.

Él supo perfectamente como enloquecer y hacer explotar mis exacerbados instintos, aprovechó la conexión de nuestras miradas y mi breve descuido para tomar mi mano y obligarme a rodear su rígido miembro.
El movimiento fue rápido e inconsciente, retrocedí creando una barrera entre nosotros, respiré profundo e intenté calmar la hipnotizante y lasciva sensación que llenaba por completo mi interior, debía poner todas mis fuerzas en controlar el intenso deseo y el sofocante calor entre mis piernas. Me sentí extraña, jamás había sentido reaccionar de aquella forma a  mi cuerpo, el escaso control que poseía en aquel momento sobre mi mente y mis acciones me asustaba, la excitación parecía nublar mi capacidad de razonar enfocándose plenamente en obligarme a satisfacer mis instintos con aquél hombre. Iba a necesitar más que agua fría.

—Basta –lo detuve mientras daba un paso atrás, mi tono se volvió serio y contra mi voluntad me obligué a establecer límites– Es mejor que te detengas en este momento, Harek.

Estuve segura de lo que mi voz decía, jamás había sentido aquello y me asustaba el poder que tenía sobre mi cuerpo y mis instintos, el deseo exacerbado parecía quemar cada centímetro de mi piel y mi mente no dejaba de imaginarlo entre mis piernas separando mis pliegues y empujando una y otra vez. Lo vi sonreír al escuchar mi tono serio, comenzó a acercarse rompiendo por completo la débil barrera que acababa de generar.

HAREKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora