Capitulo 24

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Él me miró y acarició con lentitud mi mejilla.

—Estaba volviendo a casa y lo sentí. –nuestras miradas se encontraron– sentí aquel lazo que nos une mucho más fuerte y supe entonces que al fin lo habías hecho. Enloquecí, nena.–su dedo acarició lentamente mis labios– ni siquiera traté de controlarme solamente necesitaba tenerte cerca.

Su brazo bajó hasta mi cintura y la rodeó.

—No recuerdo un mejor día en mi vida, había esperado una eternidad por ello. Una eternidad para poder tenerte cerca, para poder verte. Lo había deseado por años y de algo estuve completamente seguro. Debía sacarte de ahí –habló con desicion– como fuera, acababas de darme el poder para hacerlo. –sonrió–

Lo miré atentamente mientras su boca se movía, sus ojos azules me miraban con determinación mientras sus marcados músculos se coludían para quitar mi vista de sus perfectas facciones.

Aquello era jodidamente sexy, verlo de aquella manera hacía explotar mis hormonas.

Prosiguió.

—No pretendía ir a la reunión –esbozó una sonrisa– no queria hacerlo. Quería poner toda mi concentracion  en pensar en cómo demonios sacarte de ahí. Lo haría quisieras o no. –soltó una risa burlona y yo también reí–Pero debía hacerlo, cielo. Debía ir.
Cuando te ví –sonrió y su mano volvió a acariciar lentamente mi mejilla– todo aquella angustia por no tenerte conmigo durante esos largos años se esfumó. Acababas de cumplir los 20 y eras y eres la mujer más hermosa que mis ojos han visto. No podía dejar de verte ni tampoco quería hacerlo.

Sonreí al escucharlo mientras él seguía acariciándome con lentitud. Adoraba aquello, amaba sus caricias.

Su rostro se tensó y su voz firme apareció mientras recordaba.

—Pero noté tus brazos y las marcas en tu piel y decidí no esperar más. Iba a sacarte de ahí, estaba furioso. Era momento de actuar.

Entonces recordé aquellas marcas que inundaban mi cuerpo cada día con Drack. Era algo tan común en mi vida estando a su lado, en cambio junto a Harek no tenía más que una gran sensación de seguridad y plenitud.

—Cuando llegué pude sentirte, pude sentir el miedo y la angustia que el idiota ese te causaba. Logré sentirte por completo, sabía que te estaba dañando y no intenté controlarme de ninguna manera. Estaba dispuesto a matarlo.–su voz cambió a una evidentemente molesta– Cuando entré no pude soportarlo, deseaba hacerlo; deseaba acabar con él de la peor manera. Disfrutaría matándolo.

Respiró profundamente

—Pero –continuó– supe que si lo hacía, iba a perderte para siempre y ello no era una opción. Luché contra mí mismo para no hacerlo estuve a punto de perder la razón pero se trataba de ti y debía controlarme. –habló con desicion–

Estaba atenta a sus perfectas facciones, a aquellos profundos ojos azules. Nuestras miradas estaban completamente conectadas. jaló de mí haciéndome quedar sobre él nuevamente y sus labios volvieron a succionarme. Volví a cerrar los ojos al suave contacto de sus labios contra mi piel.

—No permitiré que vuelva a dañarte, Cielo. Aunque deba perderlo todo, aunque todo el mundo esté en mi contra. Tu felicidad y bienestar es todo lo que necesito, nena.

Me separé unos centímetros, era momento de hablar.

—Si crucé el límite, fue por ti. –susurré– pude sentir siempre aquel dulce olor.–lo miré– Pero jamás supe de donde provenía hasta que lo sentí más cerca y me atreví a ir tras él.

Él analizó cada centímetro de mi rostro buscando algo de duda, pero no la había. Esbozó una sonrisa seductora y su profunda y sensual voz apareció.

HAREKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora