⟨Epílogo⟩

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Una luz molesta me pegó directo en los ojos y maldije en un murmullo.
Cerré los ojos con más fuerza y me di la vuelta para encontrar nuevamente una manera cómoda para dormir, lo cual no fue posible cuando sentí una respiración irrumpir en mi cuello y una mano sujetar mi cintura.

—Buenos días.

Hice un gesto de desagrado ante la interrupción de mis sueños nuevamente.
Ignoré la voz a mi lado y me acurruqué entre las sábanas.

—Hey, Sun, hoy es el gran día. Levántate.

Esas palabras trajeron un recuerdo importante a mi cabeza y abrí los ojos de golpe.
JiMin me observaba divertido.

—¿Lo olvidaste?—se burló.

—En mi defensa tengo mucho cansancio y sueño. ¿Quién piensa adecuadamente en esas condiciones?

Rió suave y sus labios buscaron los míos para besarlos suavemente.

—Arriba.

Se levantó de la cama y yo intenté imitarlo, sin embargo, cuando apenas me enderecé un terrible dolor de cabeza me atacó.

—¡Ah! ¡Maldición!

La sonora risa de JiMin me molestó más.

—Tú y tu maldita costumbre de emborracharme—casi grité mientras sostenía mi cabeza. —Voy a morir.

Él volvió a reír y se acercó para sentarse a mi lado.

—No exageres; nunca has muerto por una resaca. Y es tan tonto que incluso después de todo este tiempo no hayas aprendido a beber, cariño.

Lo observé de mala manera y él solo sonrió.
Era tan irritante.

—Sabes perfectamente que el alcohol y yo no nos llevamos bien pero por tu insistencia siempre acabo haciéndote caso. El único tonto acá eres tú. Conoces la terrible forma en que termino y las cosas vergonzosas que hago cuando tomo, ¿por qué me continúas haciendo esto? Sí algún día algo sucede tú tendrás toda la culpa, Park.

Rió otra vez.

—Nada va a pasar porque ahora yo estoy contigo. Probablemente antes era un peligro darte alcohol porque podías terminar pasando la noche en la casa de un desconocido, sin embargo, ahora yo estoy al pendiente de ti y te aseguro que nada te sucederá.

Mi molestia empezó a disiparse al escucharlo hablar de esa manera tan dulce.

—Te odio.

—Yo te amo.

Con otra sonrisa dejó un beso en mi cabeza y volvió a levantarse.

—Me tengo que ir a trabajar; el proyecto que tenemos con Yoongi tiene que estar listo para el viernes y estoy retrasado.

—¿No vendrás a verme entonces?—cuestioné alarmada.

—¿Cómo no iría?—sonrió mientras buscaba su ropa. —Mi preciosa esposa será ascendida hoy como la gerente del equipo de diseño. No me lo perdería por nada.

Sonreí.

—Recuerda que debes pasar por NanHee a la casa de mi mamá—murmuré intentando no prestar atención a las punzadas en mi cabeza.

—Claro, amor. Tengo trabajo hasta las doce, entonces en el almuerzo paso por la niña y a las tres estamos ya en tu trabajo. No te preocupes por eso.

Asentí ligeramente y cerré los ojos para volver a acostarme.
Las resacas siempre eran la peor cosa con la que no podía lidiar.

—Te haré la bebida para que te sientas mejor—escuché nuevamente la voz de JiMin desde algún lugar de la habitación. —No olvides tu cita en el salón a las once.

—Claro, gracias.

Pronto me volví a quedar dormida mientras intentaba ignorar lo terrible que me sentía, despertándome minutos después cuando sentí que alguien tocaba suavemente mi brazo.

—Te traje el medicamento, Sun—dijo JiMin observándome atentamente. —Tómalo y date un baño; seguro te sentirás mejor.

Asentí y me enderecé para verlo mejor.
Él seguía siendo tan guapo y yo era un desastre en ese momento.

—Ten un buen día, Minie.

—Tú también, cielo. Te veo después.

Dejó un beso en mis labios y se fue de la habitación.
Volví a acostarme tras tomarme la bebida que JiMin me había hecho y dirigí mis ojos a la ventana para ver la mañana.

Era aún increíble el tiempo que había pasado y como las cosas habían terminado hasta ahora.
JiMin y yo teníamos ya poco más de dos años de casados y había sido toda una aventura llegar hasta ese punto.
Tras salir alrededor de diez meses como novios oficiales, él me pidió matrimonio en una de las fiestas de SeokJin.
No había sido del todo romántico, pero sin duda había sido uno de los mejores de mi vida.

Tras casarnos después de mi graduación de la universidad, al año siguiente nos convertimos en padres.
JiMin había llorado y reído como idiota y desde el día que había nacido NanHee se había convertido en la adoración de su padre.

JungKook tras graduarse había montado una empresa al lado de algunos de sus amigos. Eran muy buenos en sistemas de cómputo y tecnología así que a pesar de estar empezando les iba bien.
Él aún era mi amigo y venía a visitarme de vez en cuando, aprovechando su soltería y mucha energía para jugar con mi hija.

HoSeok ahora era el director del equipo de diseño de una empresa de videojuegos y era asombrosamente rico, sin embargo, seguía siendo una persona totalmente linda y un gran amigo.

YoonGi y Wendy eran, probablemente, nuestros mejores amigos. YoonGi trabajaba con JiMin y hacían un gran equipo, mientras que Wendy siempre venía a las reuniones y me hacía sentir tan cómoda como el primer día, cuando nos habíamos conocido.

El arquitecto Park seguía siendo el mejor en su trabajo y era, sin duda, el mejor hombre, padre y esposo.
Me había apoyado a continuar cuando sentía que ya no tenía fuerzas y me había alentado tanto para cumplir mis sueños.
De alguna manera él había hecho posible que yo, Do SunSook, una simple diseñadora, llegara a convertirse en la gerente de diseño de una de las más grandes empresas de alimentos del país.
Estaba tan feliz y orgullosa, pero JiMin lo estaba más.

Nuestros años juntos habían tenido sus altibajos, sobre todo por cuestiones del trabajo y el tiempo que pasábamos juntos, pero éramos felices.
Juntos habíamos logrado mejorar individualmente y superar las dificultades.
Incluso podíamos divertirnos y olvidarnos un tanto de las preocupaciones, como cuando él me invitaba a una de las fiestas de sus amigos o solo ir a tomarnos algo por allí. Yo aún no era buena bebiendo, pero ya no me preocupaba porque, tal como había dicho, él siempre estaba conmigo y tras desmayarme en algún lugar siempre despertaba en nuestra preciada cama con sus suaves brazos rodeándome.

Park JiMin era aún odioso y tenía sus múltiples facetas que me volvían loca, sin embargo, cada día me convencía más de que era el hombre al que más amaba.
Ese maldito y adorable chico que había conocido a causa del caos por el alcohol había sido el único capaz de agitar mi corazón y voltear mi vida por completo.

Recordando el pasado no me arrepentía de nada porque en este preciso momento era completamente feliz.
Con ese desagradable chico que era tan lindo sabía que todo iba a estar bien y eso era todo lo que necesitaba tener.

💙💙💙

Ah, realmente no quedaron las cosas como quería pero bueno, espero que les haya gustado.
Gracias por su apoyo, lxs amo♥️




¡𝚖 𝚊 𝚕 𝚍 𝚒 𝚝 𝚘  𝚢  𝚊 𝚍 𝚘 𝚛 𝚊 𝚋 𝚕 𝚎  𝚓 𝚒 𝚖 𝚒 𝚗 ! [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora