⟨No te lo pedí⟩

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Unos sonidos ahogados intervinieron en mi sueño.
Me moví con molestia, buscando seguir con mi sueño, no obstante, no lo conseguí.



Solté un suspiro y abrí mis ojos lentamente.
Una tenue luz se proyectó en mi rostro y los cerré de inmediato otra vez.
Todo fue peor cuando sentí un inmenso dolor en la cabeza. Nunca había sentido algo así.





Me llevé las manos a la cabeza y me quejé en voz baja mientras me enderezaba un poco.
Realmente quería dormir.

Segundos después, un peculiar olor llegó a mis fosas nasales.
Era el olor a pan recién tostado que tanto me gustaba.
Aún con los ojos cerrados, sonreí.
Sonreí, sí, hasta que me di cuenta de algo.



Abrí los ojos de golpe y puedo jurar que mi corazón se detuvo por un breve momento.
No estaba en mi habitación, ni en ningún otro lugar que conociera.







Empecé a entrar en pánico y entonces vagas imágenes del día anterior llegaron a mi mente.
Realmente era una estúpida.





Di una rápida mirada a la habitación buscando algo que me ayudara a saber donde me encontraba.
Las sábanas verdes eran un desastre conmigo, yo vestía aún la ropa que había llevado a la fiesta.
Eso me tranquilizó un poco. No debería haberme tranquilizado, pero lo hizo.






Las paredes blancas tenían algunos cuadros, unos estantes con libros y una guitarra en un rincón.
Al frente un escritorio con varias cosas que no me detuve a observar.






Presa del pánico y sin pensar muy bien mis acciones, salté de la cama. Me arrepentí cuando el dolor en mi cabeza se incrementó.
No tenía tiempo para eso, así que me coloqué tontamente la chaqueta que estaba en una silla al lado de la cama.
Sentí algo de alivio cuando metí la mano en el bolsillo de ésta y encontré mi celular.



Mis esperanzas no duraron mucho, pues el aparato estaba apagado. Supongo que la batería se había agotado.
Ahogué un grito de frustración.





Ya desesperada, caminé hacia la puerta de la habitación tratando de no hacer ninguna clase de ruido.
Giré el picaporte despacio y abrí la puerta.

Mis planes para huir del lugar al estilo ninja se vinieron abajo cuando un cuerpo se posó frente a mí en el momento que abrí la puerta.
No podía estar pasando.







Elevé la mirada de a poco, hasta toparme con ese rostro desconocido.
Era un chico de tez clara, el cabello negro caía por su frente de manera desordenada y sus ojos oscuros me veían con algo que supuse era molestia.
Quería realmente desaparecer.






-Al fin despertaste.






Su voz me golpeó y me llevó de vuelta a la realidad.
Sus manos sobre la cintura me ponían nerviosa.





-Yo...hmm...-busqué algo para decir.

-Eres realmente una tonta e irresponsable, ¿lo sabes?

-¿Qué?-solté repentinamente aturdida por sus palabras.

-¡Ahh!-gritó y se pasó las manos por el cabello, como gesto de frustración.

Yo lo continuaba viendo sin entender.






-Traté de ser una buena persona, solo por eso te ayudé, pero realmente eres una chica problemática. No debí haberte traído, borracha.



Sus palabras me hicieron abrir los ojos con sopresa.



-¿Qué estás diciendo?-pregunté tratando de canalizar la molestia que empezaba a apoderarse de mí.



Su risa sarcástica fue mi respuesta.
Lo observé con una ceja alzada.






-Debí suponerlo, ahora me saldrás con el que no recuerdas nada, ¿verdad?-volvió a reír.

-Enserio, bájale-solté observándolo fijamente. -Si me explicaras de que rayos hablas podría entenderte-bufé.







Otra de sus sarcásticas risas se escuchó.
Estaba empezando a fastidiarme.







-¿Enserio no recuerdas? Ayer en la dichosa fiesta a la que me arrepiento de haber ido, te encontré medio inconsciente en un rincón. Pensé que podrías estar muriendo o algo por el estilo, así que te saqué de allí. No habíamos caminado ni diez pasos cuando te lanzaste sobre mí con intenciones de besarme. Joder, casi tuve que amarrarte para que me dejaras en paz-rodó los ojos. -Pensé seriamente en dejarte abandonada e irme, pero con tu estado tan lamentable y con los niveles de alcohol elevadísimos seguramente ibas a amanecer en prisión.

Mi cara empezó a tomar un color rojizo.
Definitivamente había sido una completa tonta.




-Odio enserio tener un corazón tan generoso y bueno, porque no pude dejarte. Te subí a mi auto y te pedí que me dieras tu dirección para llevarte, pero lo único que hiciste fue reír como estúpida-habló realmente alterado. -¡Luego vomitaste y te dormiste!-casi lloró.




En ese punto yo estaba queriendo que la tierra se abriera y me tragara por completo.






-No supe que hacer, así que te traje a mi casa-soltó un suspiro. -Por causa tuya mi auto apesta a vómito, arruiné mi noche, tuve que dormir incómodamente en el sillón y perdí asuntos importantes que debía hacer. Eres una persona tan detestable, de verdad.





No sé si fue por el horrible dolor de cabeza que tenía, por el tonito que estaba usando el pelinegro o por su cara perfecta pero a la vez de idiota.
Mis niveles de paciencia estaban colapsando.








-Yo nunca te pedí que hicieras algo por mí, estúpido-solté entre dientes.






Ups.
Sus ojos café me estaban lanzando fuego.
Estúpido niño bonito, ese juego de ser antipáticos y odiosos yo también podía jugarlo.











💙💙💙




















¡𝚖 𝚊 𝚕 𝚍 𝚒 𝚝 𝚘  𝚢  𝚊 𝚍 𝚘 𝚛 𝚊 𝚋 𝚕 𝚎  𝚓 𝚒 𝚖 𝚒 𝚗 ! [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora