⟨El maldito JiMin⟩

123 12 0
                                    

Me sentía intimidada y molesta con la mirada del rubio que no se despegaba de mí. Parecía analizarme, aún con la sonrisita característica suya.

Me removí incómoda cuando lo ví acercarse a donde estaba sentada. Fruncí el ceño cuando dejó un vaso frente a mí.

—Tranquila, no es alcohol—se burló tomando asiento frente a mí. —Es solo agua, te veo muy pálida.

Resoplé, maldiciéndome una vez más por la manera en la que ese chico me hacía sentir. Mis piernas continuaban temblando y a cada segundo me convencía más que esta reunión era una terrible idea.
Me llevé el vaso a la boca y tragué el agua con impaciencia.

—¿Y bien? ¿En qué puede ayudarte, SunSook?—sus ojos continuaban fijos en mí.

Mi mente se bloqueó. ¿Cómo empezar?
Sin darle muchas vueltas solté lo primero que llegó a mi cabeza.

—Hay algo que me está causando curiosidad y quería preguntártelo.

—¿Qué es?—alzó una de sus cejas.

—Sobre...sobre la vez que te disculpaste conmigo...¿Por qué lo hiciste?

Pareció sorprenderse con mi pregunta, pero al segundo siguiente volvió a sonreír.

—¿Por qué sería? Me dí cuenta de que estaba siendo muy mala persona. No es algo de caballeros tratar a una chica así, además de que entendí que no era tampoco muy educado de mi parte. Tenías razón, había que dejar ir el asunto. Lo siento, no debí comportarme así.

Parpadeé conmocionada.

—¿Por educación? ¿Para sentirte mejor contigo?—repetí sin creerlo.

—Sí—asintió con obviedad. —¿Qué otra razón habría?

Sentí como si un balde de agua fría cayera sobre mí. La vergüenza me invadió de inmediato y me sentí patética por las cosas que había imaginado.
Tonta, tonta Do SunSook.

—Ah, genial—reí torpemente. —Sí, eso...eso está bien.

—¿Sucede algo?—frunció el ceño. —Parece que no te sientes bien.

—No, nada—le sonreí débilmente. —Creo...creo que ya debo irme.

—¿Veniste hasta acá solo para preguntar eso?

No, no era así, pero tras escuchar sus motivos era estúpido siquiera pensar decirle mis sentimientos.
Él no estaba actuando por nada cercano a lo que HoSeok había supuesto y no iba a hacer las cosas mucho más extrañas.

—Sí, seguro tienes mucho trabajo que hacer también. No te quitaré más tiempo, gracias por atenderme.

Me puse de pie apresuradamente dispuesta a irme, mas todo mi cuerpo se congeló cuando estaba a punto de abrir la puerta y sentí una mano en mi muñeca que me hizo detenerme.
Me encontré con los ojos de JiMin viéndome de una manera que me fue imposible descifrar.

—No estás convencida, ¿verdad?—habló pausadamente. —¿Qué querías escuchar?

Las palabras se atoraron en mi garganta, demasiado nerviosa por la cercanía que el rubio tenía conmigo.

—Yo...no–

Mis ojos se abrieron con sorpresa y mi corazón latió con pánico cuando él me acorraló contra la pared. Sus ojos continuaban fijos en mi cara y sus manos se posicionaron en mi cintura, sujetándome con cierta fuerza.

—JiMin...¿qué... qué haces?—apenas pude pronunciar.

—¿Qué es lo que querías escuchar, SunSook? Dímelo—susurró acercándose mucho más y quise gritar cuando ya no pude retroceder más y su rostro quedó a escasos centímetros del mío.

Mi mente no podía enfocarse en formular una respuesta pues estaba demasiado ocupada viendo la tentadora boca del rubio.
Mi respiración se agitó y repentinamente desee probar esos rojizos y bonitos labios.

—¿Qué es?—volvió a preguntar pero yo ya no podía escuchar con claridad.

Sus labios rozaron los míos y sentí mi corazón detenerse. Maldición, quería besar a Park JiMin desesperadamente, como nunca había deseado nada en la vida.
Creí que lo conseguiría porque él no retrocedió, porque veía en sus ojos que quería hacerlo, sin embargo, la desilusión llegó cuando él dió dos pasos atrás y me dejó con las ansias y la desesperación brotando por mis poros.
Yo estaba conmocionada y no pude hacer nada, solo me quedé en mi lugar mientras lo ví sonreírme una vez más.

—Está bien entonces si no quieres nada más, SunSook. Ten un buen día.

Estaba tan desconcertada. ¿Cómo podía hacerme algo así?
Sin decirle nada más, salí azotando la puerta, demasiado furiosa, frustrada y humillada por lo que acababa de pasar.
Él estaba jugando conmigo y yo no pude evitar caer por ese estúpido rubio.

—¡Maldito, maldito JiMin!—exclamé en mi camino a la salida y algunos voltearon a verme.

Salí del edificio lo más rápido que pude mientras intentaba calmar la oleada de emociones dentro de mí.
En mi cerebro se agolpaban las imágenes del rubio estando tan cerca de mí y quise golpearme porque fue demasiado evidente que yo estaba totalmente muerta por él.
Me gustaba, me gustaba tanto que no fui consciente de nada y caí en una frustración enorme por no poder besarlo más que por la manera en que se había portado él conmigo.

Estaba esperando un taxi para irme de ese lugar pronto cuando sentí mi teléfono sonar. Lo saqué de mi bolso y no pude evitar fruncir el ceño con desconcierto al ver que era JiMin quien llamaba.
Respondí.

—¿Qué?—dije molesta.

¿Aún no te has ido, verdad? Dame dos minutos, no te muevas, ahora voy.

—¿Qué? No–

Antes de que pudiera responder, el muy tonto me colgó.
¿Qué rayos pasaba con él?

Tal como dijo, apenas un minuto después, salió corriendo del edificio para acercarse a mí.
Le di una mirada confundida.

—¿Qué pasa?—pregunté en cuanto se detuvo.

—Me arrepentí.

Alcé una ceja sin entender lo que me decía.

—Es...es decir, no debí haber tratado así a la chica que me gusta.

El aire volvió a abandonarme.

—¿Qué...qué estás diciendo?

Soltó una risa suave y sus ojos, apenas visibles, me veían con cierta gentileza y me desconcerté muchísimo más al ver la increíble capacidad que tenía para cambiar su actitud tan rápido.

—Deberíamos salir, simplemente tú y yo, dejando nuestro penoso encuentro atrás. Tengo trabajo ahora así que te llamaré más tarde para ponernos de acuerdo. Ve con cuidado, bonita.

Parpadeé conmocionada y lo ví entrar nuevamente al edificio, tan tranquilo y sonriente mientras mi corazón latía desbocado.
¡¿Qué demonios pasaba con ese hombre?!

—¡Maldito y estúpido, JiMin!

💙💙💙

¡𝚖 𝚊 𝚕 𝚍 𝚒 𝚝 𝚘  𝚢  𝚊 𝚍 𝚘 𝚛 𝚊 𝚋 𝚕 𝚎  𝚓 𝚒 𝚖 𝚒 𝚗 ! [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora