Amor no correspondido (Omegaverse)

Epílogo: Amor correspondido

Ninguna noche había sido tan bella como esa, la hermosa playa veraniega daba el ambiente propicio para la paz, una muy necesaria, después del... Bueno, lo que ahora importaba era este momento, el que se espera... El encuentro de dos destinados que nunca estarían juntos.

— Creo que es bueno... — soltó el pelinegro apoyando sus manos en la arena, captando la mirada de su acompañante, siguió. — Estaba preocupado por ti, pensaba que siempre te quedarías en tu papel de "Soy el héroe de todos"

— Y yo pensaba que serías el típico hombre de mundo, pero mírate... casado de una mujer con carácter de sargento ¡Qué agallas! — Bromeó ganándose un suave golpe en su brazo. — ¡Oye! ¿Así tratas a un omega embarazado? — Cuestionó devolviendo el ataque.

— ¡Volvimos! — el gritar de un pequeño los sacó de su ensoñación.

Un pequeño con rasgos rennovianos y humanos se sentó al lado del omega con una sonrisa, este revolvió el pelo del pequeño con ternura siendo compensados con suaves ronroneos. Wen fue a sentarse al lado del pelinegro, quién la recibió con un beso.

— No tardaron nada. — dijo Ben al rey que llegaba con fundas de comida del Sr. Smothie.

— Te extrañaba, mami. — gritó el niño dando saltitos. — Y a ti también, pequeño hermano. — acarició la abultada barriga de su madre.

Rook se sentó a su lado entregando la comida. Ben la tomó con algo de ansiedad, pues su estómago no había dejado de molestar desde que llegaron de vacaciones. Su bebé no paraba de darle ganas de comer todo lo que hubiera de ese lugar de comida rápida, no había comido nada que no fuera de ahí desde que llegó. Rook sonrió al verlo comer, le pasó su abrigo al sentir como la temperatura bajaba.

— No es necesario, este clima es refrescante. — Ben se negaba a usar el abrigo, más solo faltó la mirada del rey para que Ben terminará aceptando.

— Un cambio de clima puede afectar al bebé, ya están acostumbrado al clima de nuestro hogar. —

— Ya lo oyó, joven alteza. — Bromeó Kevin. — No puede hacer nada que atente contra la vida de uno de los príncipes y sobrinos míos. — río a gran voz secundada por Wen y el pequeño Faddei.

Rook terminó uniéndose a las risas después de ver la cara de su reina ponerse roja del coraje, aún no toleraba que lo llamaran así por ningún motivo, ni siquiera sus "Damas de compañía o la princesa" podían llamarle así. El pueblo empezó a llamarlo "El héroe consorte", algo que el castaño terminó aceptando, más por presión social que por otra cosa.

Ben se volteó a su esposo sintiéndose traicionado, pero su mirada se relajó al verlo reírse con tanta soltura. En el palacio, muy pocas veces podía verlo en esta faceta, demostrando sus sentimientos. De cierta forma, era algo que disfrutaba. Ser el único, con sus hijos, de ver ese lado tierno, divertido o tranquilo de Rook. El pueblo siempre tenía la imagen de un rey frío y calculador, todo un guerrero, lleno de marcas en su cuerpo, en especial, una que le recorría el cuello hasta el pecho. La marca del día del último atentado contra Rennovah.

Nunca podría olvidar ese día, después de la explosión, encontraron sus cuerpos al borde de la muerte. Ben sentía como su alfa se aferraba a él con recelo. Ambos tuvieron que ser llevados a las naves de los plomeros para ser atendidos de gravedad, su vida colgaba de un hilo en el que casi se llegan a caer. En esa noche, casi todos los dan por muertos a ambos, el pueblo se juntó cerca de la nave donde eran atendidos y esperaron.

Al amanecer, los doctores dieron el comunicado de que estaban a salvo. El pueblo se regocijo de alegría, todos daban bendiciones por la fuerza de sus reyes. Sin embargo, tuvo que pasar unas semanas para que ambos despertarán. El primero fue Rook, que lo encontraron vagando por los pasillos buscando a su reina. Después de que pasaran su camilla al cuarto del omega, el rey se tranquilizó. Unos días después la reina despertó, lo primero que vio fue a Rook sosteniendo su mano, ambos estaban a salvo.