Capitulo 12

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La mayoría de las parejas deben de sufrir el síndrome DTCS, pero espero que ninguna pareja llegue tan lejos como nosotros tal vez lleguemos. No quiero separarme de el.
No va a pasar.
Esta es de las mejores etapas de mi vida, desde hace muchos años no me he sentido tan feliz. De nuevo le doy una oportunidad al amor y por primera vez no le he tenido miedo al terminar lastimada.
-Jo, ¿que piensas?-me pregunta Jake, acostado conmigo en mi habitación.
-Pienso en nosotros-digo.
Me acurruco en su pecho.
-Tu expresión de pienso-mucho-no-molestes no dice lo mismo.
Inclina su cabeza para verme y lo aparto con la mano.
Su telefono suena.
Se levanta y lo agarra.
-Te importa si contesto?-pregunta.
-No, contesta.
Sonríe y contesta.
-Hola, ¿como estas?-dice el.
-Hola, querido. Yo estoy bien ¿y tu?-dice una señora a través de la otra linea.
-Bien.
-¡Feliz cumpleaños, Jake! No pude llamarte ayer, pero te tengo algo mucho mejor.
-A ver, ¿qué?
-Un viaje todo incluido para dos personas por si quieres llevar a alguien con destino a Paris donde estamos ahora.
Pone una cara de felicidad y sorpresa hacia mi.
-¡¿Qué?!
-Si.
-Gracias mamá de verdad, te llamo después.
Cuelga.
Corre hacia mi, me abraza y me carga al mismo tiempo.
-¡Nos ganamos la loteria!-dice.
Me besa.
Sonrío.
Sonríe.
Me baja.
-¿Cuando es el viaje?-dije.
-No lo se, le preguntaré.
-Es el primer viaje que hago desde...-me interrumpo.
No puedo terminar la oración. No puedo hablar de ellos sin llorar, me culpo por ser tan cobarde para hablar de ellos.
No. Debo ser fuerte.
Pero las lágrimas ya se habían deslizado antes de que pudiera detenerlas.
Un sollozo sale de mi boca.
Jake me estrecha hacia si y me besa la cabeza.
-Ellos ya no están pero están viéndote desde arriba, desde la ventana, no están a tu lado pero están mucho mas cerca-me susurra.
Podía imaginarme a mis padres viéndome desde la ventana.
-Gracias-lo abrazomás fuerte.
Me estrecha más fuerte contra el.
-Si sientes que no sería conveniente ir al viaje podemos quedarnos.
-¿De verdad?
-Si, princesa por ti todo.
-No, vamos a Paris
-Bien-sonríe.
Me besa.
Suena mi celular.
-Hola-contesto.
-Hola, Jo-dice una mujer.
-¿Quién es?
-Soy tu tía, tu tía Leah.
Todo paró. Lo que de verdad escuche fue:"Hola soy tu tía Leah, la que nunca te busco cuando paso el accidente". ¿De verdad? Esto debe ser una broma, después de que los meses se volvieran años, me busca y cree que el que no me haya buscado cuando mas necesite de mi familia y ahora si, ¿la perdonare? No.
-Oh, hola-digo.
Le hago una seña a Jake para que me de un momento.
Asiente y salgo de la habitación.
-Jo, feliz cumpleaños.
-Gracias-digo seria.
-...
Ya esta es la gota que colmo el vaso.
-¡¿Por que?!
-¿Por qué, qué cariño?
-¿Por qué no nos buscaste a Amy y a mi cuando mas te necesitamos?
-Jo...
-No explicate, ¡por qué yo no lo entiendo!
-Cuando paso lo de tus padres, yo estaba esperando a tu prima Becca, llevaba un mes de embarazo. Y no podía viajar, después de que tuve a Becca, comencé a tener problemas respiratorios, estuve hay un año completo.
-Aja ¿y los muchos años que siguieron?
No respondió.
-Y de todas maneras podías decirle a quien sea que nos llevara a Atlanta.
-...
-Me decepcionaste, nos decepcionaste.
-Te tengo un regalo, que te mudes con Amy a Atlanta conmigo y Becca.
Dios.
-No lo voy a hacer, las etapas que te perdiste no vuelven y con que me mude para allá, eso no cambiará.
-Jo, puedes comenzar de cero lo podemos arreglar.
-Ya tengo mi propia vida y aunque hubieras tenido años buscándome, yo te deje de esperar hace mucho.
-No puedes reclamar que me vaya porque después de todo ya soy adulta contigo o sin ti.
-Quiero hablar con Amy
-¿Qué? Claro que no.
-Necesito hablar con ella.
-¿Sabes como hicimos para vivir Amy y yo?
-No me interesa.
Y después quiere buscarnos.
-Cuando paso la primera que fue al hospital fue Ashley, mi mejor amiga, su familia dijo que si no venia familia materna o paterna, nos mantendrían y así fue.
-Sabes que las amo a las dos.
-No, eso creia yo.
-No es verdad.
-Lo siento, estoy perdiendo tiempo en esto. Tengo cosas mejores que hacer.
Colgue.
Cuando comencé a subir las escaleras, el estaba saliendo.
-¿Quién era?
-Mi tia Leah.
-¿Y que paso?
-Jake, ahora no.
-No quiero asegurarme de que estas bien.
-No puedo.
Cerré la puerta de mi habitación con seguro.
Toco pero no abrí.
Necesito estar sola. Muchas emociones en un momento. El viaje a Paris es algo maravilloso, pero el que Leah tuviera que llamarme hoy, no me agrada.
El toqueteaba la puerta de vez en cuando, podía darme cuenta de que estaba sentado en el piso.
Me duele que tenga que estar ahí; pero quiero estar sola.
Me la pase así un rato largo, peleando conmigo misma por dejarlo entrar y mi necesidad por estar sola. La última gano. Y también por entender por que Leah no había mostrado ningún interés en la existencia de sus dos sobrinas, me dolía por dentro demasiado, como no podía explicarlo, entendí que simplemente no hay una razón.
Abrí la puerta.
Estaba sentado, viendo su celular hasta que me vio.
Se levanto y me miro fijamente.
-Lo siento-dije abrazándolo.
-No importa-dice.
-No, si importa. Me importas.

-Y tu me importas.

Lo mire.
-¿Hablaste con tu madre?
-Si, los boletos son para el miércoles. Nos vamos en dos días.
-Que bueno-sonreí.
-Lo se-sonrío.
-Deberíamos trabajar en estos días, para que tus padres no digan nada-lo invite a que pasara a mi habitación.
-De acuerdo.
Entramos.
Comenzare a trabajar en el bar oficialmente mañana, no es tan bueno el trabajo que tenia antes.
Saque del bolso un cigarrillo y lo prendi y le di una calada. Debería no fumar al frente de el porque estuvo en rehabilitación.
Quizá debería salir.
Estaba en camino a la puerta cuando Jake me detuvo:
-¿Qué haces?
-Voy a fumar en otro lugar.
-No, quedate.
-No, no esta bien. Estuviste en rehabilitación.
-No, esta bien.
-¿Seguro?
-Si, completamente.
Exhale el humo.
-¿Qué trabajabas antes?
-Cuidaba las pertenencias de los clientes.
-Oh.
-¿Qué? ¿Es malo?
Di otra calada.
Tosi.
-No, solo que creí que no trabajabas.
-Bueno tu estas motivándome a no trabajar.
Se levanto y me quitó el cigarrillo de la mano.
-Mira esto, cuando te de el cigarro, inhala el humo y no lo sueltes.
Inhalo el humo y me lo dio a mi.
Hice lo mismo.
Con sus dedos, conto 1, 2, 3.
¡Ya!
Abrí mi boca y el también, sentí el cosquilleo del humo en mi cara, reí al sentirlo.
Di otra calada.
Se lo volví a ofrecer.
-Jo, esto es lo más que puedo soportar, sino volveré al rincón de donde salí.
Bote el cigarro.
-Deberíamos comenzar a empacar-dije.
-Si, pero no tengo ropa acá.
-Ayudame, tonto.
-Bien, pero mañana quedémonos en mi casa así traigo un poco de ropa y empacamos en tu casa y en la mía.
-¿Quedarnos a dormir en tu casa?
-Si.
-Me parece interesante.

Forever Young ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora