Capítulo 10.

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・゚:* LALISA MANOBAL *:・゚

Ya sentada con Jennie, en la sala de mi departamento, tomándonos una buena copa de vino y conversando sobre temas sin importancia, recordando un poco, y desbloqueando recuerdos.

De eso se trataba estar con Jennie, olvidarme de la empresa, de todo a mi alrededor y sonreí como si no hubiese un mañana; mientras la miro a los ojos, y me quedo idiotizada, admirando toda la belleza que tiene esa mujer.

Porque es una hermosa chica, la cual hasta el momento la veo y me sigue dejando igual de boba o peor que antes.

Porque es como el vino, mientras más añejo, mejor saber.

Y no negaré que miles de veces quise besarla, arrimarme a sus labios y probarlos, así como este buen vino, así como queria hacerlo ahora.

Antes de empezar a tomar supuse que no era buena idea dado que; Jennie y yo, solas en esta sala y tomadas, era una muy mala señal.

Tengo auto-control, el problema es que no sé hasta cuando soportaré, tenerla tan cerca y no poder besarla y tocar su cuerpo.

El cual desde que nos vimos, me torturaba todas las noches, con decir que no he podido ni siquiera tocar a Dahyun, y entiendo su fastidio, si mi chica estuviera así, sin tocarme o mirarme a la hora de dormir, no sé. Perdí todo el tacto con ella, como si Jennie hubiese llegado para tomarse toda la poca atención que le daba a Dahyun.

Ya que la mayor parte se la tomaba el trabajo.

—Es un idiota —hablé, refiriéndome a Taehyung—. Te quiere quitar a Noah para verte arruinada.

—Sí, lo sé, pero no le dejaré el camino libre, Lisa —tomó su vino para echarse más, era la sexta copa, y se lo tomaba como si de agua se tratase—. Joder, es que, es un hijo de puta.

Sonreí, —Y que tanto. Pero lo vas a lograr, prometo acompañarte para cuando estén frente al juez, y vas a obtener todo mi apoyo, Nini.

—No sé como pagarte todo lo que has hecho por mí, pero no sé si podré, mañana volveré al trabajo, y trataré de tener la cabeza donde debo —tomó una bocanada de aire—. Por mientras, iré recolectando pruebas, sé que Taehyung no me fue fiel.

—¿Y nunca se lo preguntaste?

Negó, —Jamás. Quise creer que era paranoia mía, que todo estaba en mi cabeza, pero al tal parecer, no es así.

Apreté la mandíbula. Imagínate serle infiel a Jennie Kim.

Tendrá cucarachas en la cabeza.

O no se, mierda quizás.

Es Jennie Kim, a esta mujer te nacen ganas de hacerle de todo y ser todo lo que ella pida, menos infiel.

—No logro entender —murmuré.

—A ver, ¿qué no logras entender, Manobal?

Medio sonreí, —Como pudo dejarte ir —me remojé los labios y bajé la mirada a los suyos, deseando besarla y acortar esta tensión.

—Ya de nada servía. Nuestra vida íntima era nula, Lisa. ¿Sabes hace cuanto no disfruto de un buen sexo?, y bueno, fuera de la cama tampoco es como que fuese perfecta; me engañaba a mí misma diciendo que sí, que todo estaba bien.

—¿Hace cuando no disfrutas de un buen sexo?

Pregunté de golpe, olvidándome de todo lo otro que salió por su boca.

—Hace años ya, me conformaba con lo mínimo. Aunque estoy en mis treintas, ya no se disfruta tanto como antes.

Me impulsé un poco en dirección a Jennie, con los labios entreabiertos.

—¿Estás segura de eso?

Jennie descifro mis intenciones pero no por eso se alejó, sino que se quedó ahí, mirándome fijamente a los ojos. El ambiente se tornó más pesado, más ansioso y sin duda, el calor corporal de ambas se elevó.

Elevé la mano e hice a un lado su cabello.

—¿Te puedo decir algo sin que te ofendas? —pregunté, titubeante.

—Lo que gustes.

—Te quiero besar.

—¿Es una invitación?

—¿La tomas?

Jennie terminó de besarme, gemí sobre sus labios y todo lo que siempre soñé hoy se me estaba cumpliendo, esto era la realidad, la pura realidad. Era besar el cielo sin haber tenido alas para subir.

Sus labios se acomplaban perfectamente a los míos, y no tardó en subirse a horcajadas, elevando nuestro beso el cual pasó de cálido a más agresivo, más exigente. Donde ella pedía más, y sus jadeos los cuales eran cubiertos con mis labios, se hacían mas resonante.

Estaba besando a Jennie Kim.

La misma chica por la cual me moría en un pasado; que sentia inalcanzable para mí, y a decir verdad, lo sigue siendo, porque Jennie es todo lo que está bien. Una mujer como ninguna otra que si me diera la oportunidad mando todo compromiso a la mierda y la hago mi mujer.

Le pondría el mundo a sus pies.

La tomé del rostro, sin ganas de detenerme, abrió sus labios dándome paso a su lengua, para que con la mía se unieran, el choque de nuestros labios y mordía ligeramente mi labio inferior; provocando que el fuego en mi interior se elevara. Deje todos los prejuicios de lado, y permití que aquel beso, fuera a más.

Tomé el vestido de Jennie y lo saque por sobre su cabeza.

Los besos de Jennie era todo lo que estaba bien en esta vida, como sus manos experimentadas pasaban por mis brazos y chocaban con mis pechos. Me separé de sus labios, tomándome un segundo para mirarla, para admirar el pedazo de mujer que era y que la edad es una mierda; se sigue mirando igual de buena que antes.

O quizá ahora un poco mejor.

Su lencería blanca iba encontraste con su perfecta anatomía, lo suave que era su pie y lo bien que me imaginaba sus zonas más sensibles. Pasé mis dedos por su cuello y el valle de sus pechos.

Nuestras pechos subían y bajaban. Y si no me detenía ahora, sabía que después aquí, no iba a ver marcha atrás.

Aunque con este beso, creo que no la hay.

—Jennie, te a...

—¡Lalisa! —ambas nos espantamos y miramos hacia atrás. El alma me cayó a los pies al ver de quien se trataba.

Jennie miró hacia otro lado, avergonzada.

—¿Dahyun?

You And Me. (Jenlisa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora