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LA FIESTA

OHM

La semana comenzó mejor que la anterior, pase la primera noche en días sin levantarme a vomitar todo lo que había comido en el día y Nanon pudo usar su ropa de vuelta, así que no había aromas de otros alfas en él, todo pintaba de maravilla, al menos hasta que empezaron a llegar clientes al local, deteniéndose a mirar de más al pelinegro en la caja.

Entendía que resaltaba en la habitación con los colores claros de su ropa, pero no había razón para que cada estúpido alfa que entraba tratara de entablar una conversación con él, estaba seguro que había perdido la mitad del día vigilando a cualquiera que se acercaba a hablar con él, le hacían preguntas sobre que tatuaje les iría bien o si tenían bocetos que claramente Nanon no tenía, la mayoría de ellos tenía tatuajes o perforaciones previas, era obvio que sabían cómo funcionaba, la persona en recepción solo les daba una cita, para elegir tatuajes debían hablar con nosotros.

— No lo sé, estoy buscando algo diferente a lo que ya me he puesto — murmuró un tipo con sonrisa estúpida y mirada insistente, llevaba los últimos veinte minutos buscando que Nanon le "diera ideas" para un nuevo tatuaje y mi chico que apenas si había elegido el suyo, señalaba dibujos en las carpetas sin tener idea de que era lo que tipo quería.

— Puedo preguntarles a los chicos si tienen otros tatuajes en sus carpetas — musitó mirándole con una sonrisa que ya no era tan sincera como al principio, lo estaba poniendo nervioso y podía permitir muchas cosas, pero que lo molestaran no era una de ellas. Nanon trató de salir de detrás del escritorio para ir a hablar con los chicos, pero el tipo le alcanzó a tomar del brazo tomándolo por sorpresa y la sangre me hirvió, el idiota debía estar de mala suerte porque mi último cliente acababa de irse y no tenía nada más que hacer, que ponerle una paliza por tocar lo que era mío.

— No, quiero que lo elijas tú, lindura — Nanon frunció el ceño mirando fijamente el agarre en su brazo y antes de que el tipo pudiera hacer otra cosa, salí de la parte trasera deteniéndome al costado del escritorio mirando de reojo el agarré que mantenía en el omega con una clara advertencia.

— Está prohibido tocar a los empleados — exclamé con una sonrisa sin gracia, el tipo levantó una ceja de manera burlona y le soltó lentamente mientras Nanon ponía distancia de inmediato — Es hora de comer, Porcelana — añadí mirando al pelinegro con un ligero movimiento de que debíamos irnos, el jefe todavía no sabía del embarazo de Nanon, pero se hacía una idea de que algo pasaba entre nosotros, así que nos permitía tomar la hora de comida juntos.

Nanon salió de detrás del escritorio acercándose rápidamente a mi lado, evitando cualquier acercamiento con el molesto cliente y le rodeé por la cintura apenas lo tuve conmigo, dejando bastante claro que mi bolita de algodón no estaba solo.

— No había terminado de programar mi cita — musitó el tipo mirándome con cara de pocos amigos.

— Lleva aquí casi una hora, le sugiero que regrese cuando sepa que es lo que quiere, porque no es el trabajo de nadie elegir por usted. Y si vuelve a abordar de esa manera a uno de los empleados, me encargaré de que el dueño le prohíba la entrada — murmuré con una sonrisa completamente profesional y sin llegar a levantar la voz, sentía la mirada de Nanon clavada sobre mí y su aroma se me clavo en todos los sentidos, dulce y envolvente — ¿Nos vamos? — musité volviendo a mirar a mi pelinegro con una sonrisa más sincera que correspondió al instante con un asentimiento.

Caminamos apenas lo suficiente para alejarnos de la tienda, cuando me detuvo de golpe colgándose de mi cuello para estrellar sus labios sobre los míos sin darme tiempo a pensar, ¿qué demonios le había pasado a mi inocente muñeco de porcelana?

Mío  || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora