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UNA DECISIÓN

NANON

No pude ver a Ohm antes de que mis padres obtuviera el alta, tampoco a alguno de los chicos para explicarles lo que estaba pasando, esperé en la habitación a que Bright regresara y recorrí los pasillos con la mirada mientras mi madre empujaba la silla de ruedas hasta la salida, pero no encontré a nadie alrededor. Aunque de haberlo hecho no estaba seguro que podría haberles dicho.

No estaba seguro de que pudieran entender que esto era bueno para mí y para el cachorro, ahora que no podía trabajar, no llevaría dinero a la casa y alguien tendría que quedarse conmigo todo el tiempo porque no podía moverme demasiado, si Ohm tenía que hacerlo, no tendríamos un centavo para cuando al guisante llegara, al menos con mis padres no tendría que preocuparme por eso. Ellos pagarían las consultas, el parto y mi madre podría cuidarme todo el día.

Sabía que no eran las mejores personas, lo descubrí cuando me dejaron en la calle, pero eran mi familia, habían prometido cuidar de nosotros, estaría bien al menos por lo que durara el resto del embarazo. En especial ahora que el doctor había dicho que debía ir cada semana a revisión, tendrían que monitorear al guisante para asegurarse de que nada malo estuviera ocurriendo con él.

Se sintió extraño llegar de vuelta a mi casa, la última vez que entré creí que nunca regresaría, dejé mi llave antes de cerrar la puerta y correr detrás de Ohm aquella mañana, ahora estaba de nuevo frente a todo lo que creía haber dejado atrás, los retratos perfectos, la chimenea en donde el resto de las personas tenían una televisión, los muebles costosos hechos a medida.

Esta solía ser mi vida, crecí aquí, pase tan solo unos meses fuera y ahora se sentía como si no perteneciera del todo, era como llegar de visita a un hotel, bonito, perfectamente amueblado y decorado, pero en el fondo había cierta nostalgia por el regreso a casa, mi madre me pidió que me sentara en la sala mientras se encargaba de arreglar mi habitación y mi padre se fue sin siquiera bajar del auto.

Cada paso que daba espasmos me recorrían la espalda y escalofríos me erizaban la piel, pero mis padres no era buenos en empatizar con los dolores de otras personas, desde que era un niño me enviaban a la cama con una pastilla y un vaso de agua para cualquier malestar que tuviera, si me atrevía a quejarme de nuevo, se limitarían a llevarme a doctor pidiendo una inyección porque en sus palabras "habían intentado todo y nada parecía funcionar".

Quizás por eso había sido fácil encariñarme con los chicos, me protegían como si temieran que fuera a romperme, jamás me habían consentido de esa manera. Debía ser esa misma razón la que me hacía echar de menos a Ohm aun cuando solo habían pasado unas horas, él me habría cargado hasta la cama y se habría asegurado de que las almohadas estuvieran perfectas sin lastimarme en el proceso, habría dejado un beso en mi frente mientras bajaba a buscarme algo para cenar y me abrazaría hasta quedarme dormido...

Aquí no habría nada de eso.

Un hueco en el vientre hizo que mi cachorro se moviera como si de pronto él también tuviera dudas de porque habíamos vuelto aquí, iba a extrañarlos, pero era lo mejor para todos, Ohm podría seguir en el trabajo y un día volveríamos a estar juntos.

— Tenemos que quedarnos aquí hasta que nazcas, luego podemos volver con él ¿sí? — susurré sin estar seguro de que estuviera convenciendo al guisante o a mí, la doctora había dicho que mi omega iba a necesitar a Ohm mientras estuviera embarazado e iba a tomarme tiempo acostumbrarme a no tenerlo conmigo todo el tiempo, pero era por el bien de nuestro cachorro.

— La cama está lista, sube mientras preparo la cena — anunció mi madre sacándome de mis pensamientos, asentí parándome lentamente con un gesto en los labios, todavía me dolía el cuerpo, apenas pude subir el primer escalón cuando tuve que cerrar los ojos para evitar llorar por los espasmos, pero ella ni siquiera lo notó, fue directo a la cocina sin darme una mano y me tomó casi diez minutos llegar arriba.

Mío  || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora