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MI SECRETO

OHM

Con el paso de los días la relación que mantenía con Nanon se mantuvo en un hilo de confusas emociones, las discusiones se habían reducido hasta ser completamente inexistentes, él finalmente dejo de querer hablar sobre el pasado y a mí me era más fácil estar a su alrededor de esa manera, sin embargo, la tensión no desapareció, tan solo dio un giro que nos dejó en otro extremo en nuestra situación.

Pasábamos tanto tiempo juntos que cada vez era más complicado marcar limites, desde el momento en que dijo que era mi omega las barreras empezaron a tambalear y cada que sus brillantes ojos me miraban mientras sostenía a nuestro cachorro, lo único que deseaba hacer era besarlo hasta que no pudiera pensar en otra cosa que no fuera yo.

Desde el primer momento me volví celoso de él, pero ahora esa emoción era abrumadora, le quería mío de todas las formas en que pudiera serlo, deseaba volver a besar su cuerpo entero mientras murmuraba mi nombre, enredar mi brazo en su cintura en cada jodida fiesta que este pueblo tuviera para ofrecer y presumir que ese precioso omega era mío, sentarlo en mi regazo mientras cenábamos con los chicos en la sala. Era exasperante vivir una relación puramente platónica cuando pasábamos meses enredados en el uno en el otro.

Sabía que era lo mejor por ahora, necesitábamos sanar y hablar antes de dar ese paso de nuevo, pero me estaba volviendo loco, temía que en cualquier momento sería incapaz de controlar mis celos con supresores y tomaría aquello que tanto deseaba, la peor parte era saber que Nanon me dejaría hacerlo sin siquiera meditarlo, podía verlo en sus ojos cada que estábamos solos, anhelaba mis labios tanto como yo lo hacía con los suyos.

Yun decía que, si de verdad eso era lo que quería, debería seguir a mi corazón y simplemente dejar el pasado atrás, Perth trataba de mantenerse al margen tanto como le era posible, Chimon se había vuelto buen amigo de Nanon y repetía que solo dábamos vueltas sin sentido, cuando ambos sabíamos que terminaríamos juntos, mientras que Win había dejado su punto de vista perfectamente claro días atrás. Necesitaba una persona que pudiera ser más neutral en el tema, pero Bright casi nunca estaba en la casa y cuando aparecía era como si su mente siguiera en otra parte, así que mis opciones se reducían a tenerlo todo o nada.

Esa mañana había sido tranquila en el local, no tenía muchas citas ya que era lunes y mi próximo turno sería hasta las dos de la tarde, así que decidí regresar a la casa para comer con Nanon y nuestro Guisante, desde la última vez había estado haciendo de comer para todos en la casa y así al menos sería el primero en probar lo que sea que hiciera para hoy.

Al llegar a la casa vi la estufa ocupada por un par de sartenes, pero él no estaba por ninguna parte, supuse que estaría en la habitación y subí a buscarlo, apenas crucé la puerta le dediqué una sonrisa sincera, estaba sentado en la cama con el Guisante recostado boca abajo tratando de moverse para llegar a Nanon, levantaba la cabeza con las manitas debajo de ésta en puños mirando fijamente su objetivo con el ceño fruncido como si llevara horas tratando.

— ¿No es pequeño para gatear? — murmuré con cierta diversión acercándome para tomar asiento al otro lado de la cama y el Guisante me miró casi sorprendido de que estuviera ahí.

— Eso creía, pero le gusta intentarlo — respondió Nanon mirándome con ese brillo dulce y encantador del que era completamente adicto — Se arrastra por la cama para llegar a mí y luego se ríe cuando lo regresó a donde estaba — sonreí regresando la mirada a nuestro cachorro que ahora estaba entretenido con la mano en la boca — No, Guisante — susurró estirándose para quitarle la mano con ternura y el cachorro le miró ofendido — Es tu culpa que se enoje conmigo.

Mío  || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora