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SACARLO DE MI VIDA

OHM

Los primeros días caí en una espiral de donde no podía salir, no soportaba estar en mi maldita habitación porque todas sus cosas seguían ahí, pero no tenía el valor para armar sus maletas y enviarlas a casa de sus padres, temía que al hacerlo terminaría por quebrarme a la vista de todos los miembros de la casa y era lo último que necesitaba ahora mismo.

Ya tenía suficiente con el dolor que me carcomía desde adentro, no iba a soportar contarles sobre su jodido rechazo, prefería que pensaran que me había rendido, de todas maneras, ya tenía fama de hacerlo a menudo, estaba más acostumbrado a ver la decepción en los rostros de otras personas a que me miraran con lastima.

Así que levante la barrera de nuevo, necesitaba tiempo para reponerme por mi cuenta y mientras ellos hicieran preguntas eso iba a ser imposible. Empecé tomando turnos más largos en el local, llegando a un punto en que el jefe tenía que pedirme que fuera a dormir al menos, pero tan pronto salía de ahí iba directo a un bar o una fiesta de completos desconocidos, bebiendo hasta que dejaba de sentir esa abrumadora sensación en mi pecho que amenazaba con ahogarme mientras dormía.

Llegaba a casa para dormir dos horas, tomaba una ducha y volví a la rutina, evitando cruzarme con cualquiera en la casa, ignorando estoicamente los rumores sobre Nanon en las calles y por momentos creía que estaba funcionando, hasta que terminaba frente a su casa rogando que se asomara por la ventana o saliera a abrir la puerta para poder verlo al menos un minuto, sabía que era masoquista, pero mi alfa a veces perdía el control.

Había escuchado la nueva historia que sus padres crearon para el resto del mundo, sabía que todos consideraban a Wen el padre de mi cachorro y que Nanon le seguía felizmente por las calles como si nosotros jamás hubiéramos pasado. No volvieron a llamarme de la clínica, así que debían haber quitado mi nombre de ahí también, igual que me borraron de todo lo demás. Y dolía imaginar que mi guisante llamaría a alguien más papá, después de tantas fantasías en las que le sostenía en mis brazos, pero mientras los días corrían, me era más fácil creer en lo que Nanon creía, había fallado en demasiados roles a lo largo de mi vida, no fue un buen hijo, no era precisamente un buen amigo y tampoco había logrado mantener al único omega que amaba a mi lado, ¿qué confianza había en que fuera un buen padre?

Suspiré pesadamente sentándome contra los árboles que me ocultaban en la oscuridad detrás de su casa, terminándome la quinta cerveza de esa noche, sabía que debía soltarlo, que venir a su casa noche tras noche podría traerme problemas si llegaban a descubrirme y que dolería aún más si volvía a decirme a la cara que amaba a ese idiota, pero inevitablemente siempre terminaba aquí.

Era tan imbécil que me aferraba a aquellos que me echaban de sus vidas, después de todo no era la primera vez que hacía vigilancia frente a una casa de cual me echaron, ya una vez le había llorado a mis padres que me dejaran regresar.

Me quedé ahí hasta el amanecer, no pude verlo de nuevo, ni siquiera estaba seguro de cómo estaba el cachorro, pero pasar la noche en vela era más fácil que dormir en una cama que aún tenía su aroma impregnado.

Al regresar a la casa todos estaban en la cocina compartiendo el desayuno, Bright me llamó a unirme, pero negué sin siquiera detenerme a mirarlos, subí a mi habitación, tomé un cambio de ropa y después de una ducha me detuve a observar todo lo que quedó atrás cuando se fue, sus enormes sudaderas, su cepillo de dientes, las cremas de aromas dulces que se ponía al salir de la ducha, sus felpudas cobijas.

Si ese cuarto no tuviera tantas cosas, podría jurar que me había imaginado viviendo aquí y que todos esos meses habían sido producto de un golpe en la cabeza, inconscientemente mi mirada cayó sobre el tatuaje en mi brazo, otra jodida prueba de que existió fugazmente, cerré los ojos con fuerza y salí de la habitación un suspiró de frustración, iba a volverme loco si no lo sacaba de mi vida.

Mío  || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora