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CONFESIONES SECRETAS

OHM

Su cuerpo estaba tenso cuando llegamos al cuarto, tenía la piel erizada como si estuviera temblando y jugaba con las mangas de su suéter de forma nerviosa, odiaba verlo así, había ido con demasiado entusiasmo a la fiesta, quería divertirse como un adolescente normal y había terminado metido en una pelea que nunca debió pasar.

Le tomé de la mano girándolo para que me mirara a la cara, llevé mis dedos a su mejilla con cuidado, sus ojos se clavaron en los míos con esa cruel inocencia que me hacía sentir el culpable de todo lo malo que ocurría a su alrededor.

— ¿Estás bien? — murmuré sin saber que más decir, me sentía pequeño e impotente, si no lo hubiera dejado solo nada de esto hubiera pasado. Asintió tímidamente llevando sus dedos hasta mi rostro, tocando mis labios causándome la sensación de un pellizco que le hizo fruncí el ceño.

— Tienes sangre aquí — susurró consternado, después de la pelea me sorprendía tener solo un labio roto.

— Estoy bien, solo me importa que tú estés bien — musité restándole importancia y quitando sus dedos de la herida, no quería que se preocupara por esto ahora — ¿Qué fue lo que paso? ¿Por qué no estabas en la barra cuando volví? — añadí mirándole a los ojos, necesitaba comprobar que tan solo hubiera recibido un susto.

— Yo puedo curar la herida, cuando era salvavidas me enseñaron primeros auxilios — susurró sin prestar el mínimo de atención a mis preguntas, puse los ojos en blanco y él trato de soltarse de mi agarré — Necesito un botiquín nada más.

— Nanon — murmuré deteniendo sus intenciones de salir de la habitación, tomándole del brazo — No me interesa en lo más mínimo mi herida, necesito saber si te hicieron algo más, había un tipo bloqueándote el paso y te perdí de vista por demasiado tiempo entre un grupo de personas en las que no confío.

— No me hicieron nada — musitó con el ceño ligeramente fruncido — Solo querían obligarme a tomar de su vaso y dijiste que no debía aceptar nada de eso — explicó volviendo a jalar las mangas de su suéter con las puntas de sus dedos, sabía que había algo más, podía verlo en su nerviosismo y la forma en que evitaba mi mirada, pero estaba tan agobiado tratando de ocultarlo que se sentía incorrecto forzarlo a hacerlo — ¿Tienen botiquín? — asentí soltando su mano y señalé el baño, no era precisamente un botiquín, pero tenía alcohol y banditas, no creía necesitar algo más.

Me senté en la orilla de la cama mientras él se perdía en el baño, nunca tuve que lidiar con estas situaciones, nunca me sentí celoso de nadie más, no quería cuidar a ningún omega de la misma forma en que necesitaba proteger a Nanon, me hacía sentir impotente que no se sintiera cómodo contándome todo y mi alfa no entendía porque no podía escuchar sus pensamientos, como si no supiera porque aun no había una marca entre nosotros.

— Primero voy a limpiarlo ¿sí? — levanté la mirada hasta sus ojos de chocolate, preguntándome exactamente lo mismo que mi alfa. Teníamos un cachorro en camino, vivíamos juntos y hacíamos todas esas cosas que hacían las parejas, ¿Qué impedía que tuviéramos una marca? Asentí mientras comenzaba a limpiar la herida con un poco de agua en una toalla — Ahora necesito desinfectarla, puede doler poquito — susurró tomando un algodón con alcohol, ardió tan solo un instante o quizás solo estaba demasiado distraído para poner atención al dolor. Colocó una bandita con cuidado en la comisura de mis labios y sonrió satisfecho — Ya está.

La inocencia en sus caricias, sus ojitos que daban una ventana a la pureza de su interior, incluso la ingenuidad de su sonrisa, eran razones suficientes para no unirlo a alguien como yo, él lo había dicho antes, estaba buscando a alguien que llenara los espacios, de ser destinados lo habríamos sabido desde el principio, él lo habría sentido como cuando sintió que necesitaba esa constelación en su piel.

Mío  || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora