Confesión

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Lunes

La noche anterior fue como si nunca hubiera pasado los meses, tristemente se tenía que acabar. Y de regreso a mi casa Zac me trajo en su coche.

—¿Cuanto tiempo estarás aquí? —me atreví a preguntar.

—Dos semanas. Eso espero.

—¿Eso esperas? —lo mire Frunciendo el ceño.

—Bueno, depende de que pase —me lo dijo sin mirarme.

Sin duda algo estaba pasando y nadie me lo había dicho.

No le pregunte nada más, me dejó en la puerta de mi casa y el se marcho a la suya, cuando estuve en mi habitación, lo mire por al ventana.

Cuando vi que se metió pude meterme al baño y cambiarme la pijama.

A la mañana siguiente me desperté muy tarde, baje apresurada aún en pijama pero me pare cuando escuche un llanto, el de mi mamá.

—... la quimio no sirvió de nada —la mamá de Zac soltó, sollozando—. Los doctores dicen...

—¿La. Quimio? —mis ojos se llenaron de lágrimas —. ¿Como?

Sentí algo raro en mi estómago.

—Hija —mi mama murmuró.

Mire a la mamá de Zac tenía algo que tapaba su cabello, ella me miró soltando en llanto. Caí en cuenta.

Para eso Zac entró por la puerta, el me miró y nego con la cabeza.

—¿Desde cuando lo subieron?

—Unos días antes de Navidad —confesó Zac, agachando su mirada.

—¿Por qué? ¿Por que no me dijeron?

Mire a mi mamá y luego a la suya. Mis lágrimas corrían por mis mejillas, me aferre a no soltar en llanto.

—Estabas emocionada por la universidad y lo de la editorial, que no quise darte molestias —si mamá tomó de mis manos —. Pero estoy bien, enserio. No he sufrido tanto como parece.

No me pude contener me solté en llanto sobre su hombro, la quería como una mamá, ella estuvo también para mí en los peores momentos. Ella junto a mi mamá han sido un ejemplo a seguir.

¿Que iba a hacer sin ella?

Me separe luego de uno segundos, limpie sus mejillas que estaban llenas de lágrimas.

—Todo estará bien, tenemos todos días y haremos cosas antes de que me vaya, ¿verdad?

Asintieron todos.

Sonrei, Zac camino hacia a mi, y limpio cada lagrima que salía de mis ojos.

Luego de eso nos fuimos la cocina donde les ayudamos como en los viejos tiempos en el desayuno. Pusimos la mesa, unos minutos después empezamos a desayunar.

A pesar de que quería ser fuerte algo dolía dentro de mi. Ahora entendía muchas cosas.

Terminamos desayunar acomodamos lo sucio y a pesar de que queríamos ayudar a recoger mi mamá nos paro, nos dijo que si hacíamos algo hoy, lo cual no nos negamos.

Cuando teniamos diez años siempre o casi siempre íbamos al cine y de ahí por unas nieves. Pues siempre éramos los cuatro o los seis.

Me volví a sentir una chica pequeña. Aunque a pesar de ya no a ver sido unos niños siempre junto a nuestras mamas salíamos.

Ellas dos se habían conocido a los cinco años, no podía creer lo que mi mamá estaba sintiendo.
Y Como antes me estaba peleando con Zac para saber quien iba a eligir la película.

TENGO QUE IRMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora