Casa del lago

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Septiembre

Entre semana fue lo mismo que aquel lunes, Zac y yo ya no regresabamos juntos. Pero lo bueno de eso, el ya no regresaba mal.

Era viernes y ya era el penúltimo partido. Toda la preparatoria estaba ansiosa.

El partido era a las nueve, y por obvias razones me fui sola de nuevo a la preparatoria.

Estaba haciendo demasiado frío ese día. Me puse doble suéter. Acomode lo que me faltaba para el viaje y salí de la casa. Resultaba que Zac ya había pedido permiso desde días antes por mi.

Al Llegar a la preparatoria, fui directamente a las gradas. Pasé entre varios alumnos y alumnas, para llegar casi en la primera fila. De lado mio había dos hombres con traje, supongo que eran algo de la universidad.

Detrás míos habían varias parejas, supongo que moriré soltera y virgen.

Los equipos empezaban a salir. Y allí vi a Zac portaba un traje verde con blanco. Y el número cinco su favorito.

Las porras de ambos equipos empezaban. Las chicas era todo lo llamado perfecto.

Ya habia veinte minutos del partido e iban 1-0, ganando el equipo de Zac y...

—¡GOOOOOOOOOOOOOOL!

Todos gritamos a ver todo gol anotado y esta vez de Zac. El festejo junto a sus compañeros y por un momento cruzamos miradas, levante ambos pulgares para darle ánimos.

El partido estaba muy tenso para el segun tiempo. Necesitaban un gol más para ganar.

Zac me miró tenua que anotar una pedal, si era así ganaban. Le sonreí para darle ánimos. El sonrió dándole a la pelota.

Y...¡GOOOOOOOOOL!

El locutor soltó. Los de las gradas bricamos festejando: los profesores e incluso el director celebraron abrazándose. Quise bajar a felicitar a Zac pero Jade se adelanto, se lanzó sobre el. El la tomó de su cintura alegremente.

Apreté mis ladios para esperar sentada en las gradas. La mayoría bajo al campo para felicitar a los jugadores. Gire hacia detrás mío para ver si alguien más se había quedado, cuando vi que no. Me pare, yendo al campo.

Me puse bien mi mochila, y me abrace a mi misma con mis brazos.

Levanté mi mirada a ver a Zac delante mío.

—¿Estás lista? —me pregunto con una sonrisa de oreja a oreja.

—Si. ¡Felicidades! —lo abrace fuertemente. Apesaer de que el era muy alto, el me inclino para abrazarme.

—Vamos —nos despejamos —, nos están esperando en el estacionamiento.

No pregunte ni dije nada más.

Llegamos al estacionamiento donde estaba ya allí una camioneta que parecía un camión. El me miró y asentí. Al abrir la puerta me presento.

—Ella es Danae seguro ya la conocen.

—Hola.. —sonreí, tímidamente, subiendo. Me senté justo detrás el y de Jade.

—Soy Oscar —un chico que estaba de lado, dijo.
Era un chico muy atractivo, de cabello muy café casi rubio, y unos ojos muy azules. Vestía con un pants verde y de rayas blancas y una camisa blanca.

—¿No tienes frío? —vaya pregunta—. Bueno...

Oscar soltó una risa.

—La verdad es que no. Jugando se quita y aquí la verdad es que no llega mucho.

TENGO QUE IRMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora